Era normal pensar en ella, tal cual, era.
Hubiese sido más sencillo que desde aquella noche no la mirase más a los ojos. Esos malditos color café que no hacían más que marchitar mis atardeceres frente al mar. Un otoño infinito que aquella mirada lanzaba hacía mi, siempre sin brillo, lúgubre muriendo en un amor que nunca existió.Mis memorias me engañaban, me hacían rebuscar en recuerdos del futuro sin lograr encontrar nada. Oscuridad, no habría de haber nada más en ese sendero.
Sin embargo el corazón y la mente seguían, corrían y tropezaban, para nuevamente levantarse.¿Acaso podemos diferenciar entre el amor romántico y la desgraciada obsesión?
Es mi entrega incondicional que para ti fue exagerada, falsa e inoportuna.
Tú, tú... ¡¡maldita sea!! tu ideal del amor nunca fuí yo. Aún así, heme aquí siendo la primera flor de primavera con el pecho abierto en dos, mostrando mi corazón, este líquido rojo que brota de mi ser, corre entre mis dedos huyendo así como tú lo hiciste de mi para nunca más respirar a mi lado, llevando tu aroma, tu piel y los besos que nunca fueron míos.Es normal pensar en ti, tal cual eres.
Siendo la ideal... no, siendo una idea.