III

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Todo a mi alrededor se movía. El dolor de cabeza punzante no me dejaba ni abrir los ojos.
Como pude intente levantarme pero fracase rotundamente cayendo al suelo.

Escuché unos pasos rápidos hacía mi. Unas manos me sujetaron con mucha suavidad y me ayudaron a levantarme

—¿Estás bien? Bueno, obviamente no estás bien. Acabas de perder una vida, pero a la segunda ya no sufris tanto. Te lo digo por experiencia.— Cuando abrí los ojos me encontré con un chico con la mirada más dulce que jamás vi. Tenía el pelo hasta los hombros y de un color castaño .

Cuando pude pararme por mi cuenta asenti y le hice una seña a mi cuello. Rogando de que entendiera que si no le contestaba, no era porque no quisiera, no podía.

—¿No puedes hablar? ¿Por qué? Claro, como si me pudieras contestar. Disculpame soy medio tonto aveces.— Su sonrisa era hermosa e irradiaba buenas vibras a morir. Nada que ver con ninguno de mi grupo.

Abrí la sección de mensajes que tenía incorporada y envíe que me busquen. Ya había anochecido, no tenía más armas que una espada de madera y una manzana.

—Disculpame, no me presenté. Soy Missa, del grupo quince. Por lo que vi en tu muñeca sos del grupo cinco. Si no me equivoco, del Team de Auron. Los chicos hablan mucho de tu grupo.— Se me helo la sangre. Había escuchado muchas veces que en el grupo quince estaban los más peligrosos de este mundo: Spreen, Shadoune, Rubius, Quackity y, según decían el más débil, Missa.

Me aleje un poco de él. Si lo venían a buscar y me encontraban estaba muerta. Más si tenían visto a mi grupo.
Mi Team no me contestaba, ya empezaba a dudar de que siquiera me vengan a buscar.

—Hey, tranquila. Se que tenemos mala fama pero no somos malas personas. No molestamos a menos que ellos lo hagan antes.— Si por molestar hablaba de quitarle dos vidas a una misma persona, y a varios una vida. Pues si, si que molestan fuerte.

Un mensaje de mi grupo. Lo abrí desesperada con una pequeña esperanza que fue apagada al instante.
En el mensaje ponían las coordenadas de la casa y un "buena suerte viniendo".

No me iban a buscar, estaba sola. Si salía me iba a matar algún mob, y si me quedaba moriría de hambre. Era mi fín sin dudas.

—¿Qué sucede? ¿Algo con tu grupo?— Daba miedo, parecía que podía leer la mente. Tape las coordenadas y le mostré el mensaje. Su cara se puso rara, parecía enojado pero era demasiado bueno como para parecerlo del todo.

—¿Qué clase de grupo deja solo a un integrante? No se puede ser tan mala persona.— Sonreí y le puse una mano en el hombro, dando a entender que estaba bien, aunque obviamente no lo estaba.

Afuera se escucharon pasos y me puse en alerta. Missa se asustó y se puso atrás mío. Tratéde cubrirlo lo más posible y me puse en posición de pelea.
Eran dos personas, uno era alto completamente negro con una cara como de palitos roja; y el otro era más pequeño y también llevaba una máscara.

Sentía miedo, no sabía quienes eran e imponían respeto. Yo con mi espada de madera estaba muerta con que solamente mi miraran.

—¿Missa? ¿Dónde esta...?— Frenaron en seco cuando me vieron. Inmediatamente sacaron sus armas y las apuntaron hacia mi. Finalmente sería mi fin.

—¡No! Chicos, es buena. No le hagan nada.— Missa salió corriendo de atrás mío y se abrazo con ambos. Éstos bajaron sus espadas y lo abrazaron de vuelta, parecían reconfortados.

—Chico, por dios. No puedo creer que murieras así. Perdón, no llegue a tiempo para protegerte.— Un nudo se me formó en la garganta. ¿Acaso así era un grupo unido? ¿Por qué mi grupo los llamaban "animales" cuando eran mucho más humanos que ellos?

—Hey, tú. Baja ese palo, si quisieramos matarte ya lo hubiésemos hecho.— El de la máscara estaba a mi lado. Pegue un salto y me fui hacia una esquina. ¿En qué momento se había acercado tanto?

—Chicos, ella es mi nueva amiga. No se como se llama porque no habla. Pero me hizo conpañia mientra estábamos aquí. Perdió una vida y está sola, su grupo no quiere venir a buscarla.— ¿Amiga? ¿Acaso me había llamado amiga? Los chicos me miraron como analizandome, sobre todo el alto. Su presencia me daba miedo, no sabía si era el traje o su altura.

—Amiga, ellos son Shadoune y Quackity. Son mis compañeros de grupo. No te dejes intimidar. Son muy buenas personas.— La verdad dudaba demasiado eso, pero buenos entre ellos si lo eran.

—Pobrecita, no es querida ni en su propio grupo. Eso debe doler.— No sabía si lo decía de forma ofensiva o verdaderamente se compadecia de mi.

Me aleje un poco más y tape mis muñecas. Si veían el número estaba jodida de verdad. Pero al parecer fui muy obvia y ellos lo notaron.

—¿De que grupo sos niña? ¿Y porque lo escondes?— Ahora si sería mi fin, volví a sacar la espada e hice señas para que se alejen. Lo que hizo que Quackity se acercara aún más, demostraba que no lo intimidaba en absoluto.

—Chicos, dejenla en paz. Es del grupo cinco, el de Auron. Pero no es como ellos, ella...— No alcanzó a terminar que Shadoune lo puso detrás de él, sacando su espada.
Me acababa de condenar.

—Pero miren a quien tenemos. Una del grupo de mierdas humanas. No entiendo igual, nunca te vi con ellos y siempre son cinco.— Cada vez tenía más cerca al pelinegro, mi respiración comenzaba a ser interrumpida por el miedo y la ansiedad.

—¡No, dejenla! No es mala, no es como ellos. Saben que no soy bueno en la pelea y me pudo haber matado cuando estábamos solos.— Missa salió de atrás de Shadoune y se puso delante de mi y Quackity. —No le hagan daño por favor. Esta sola y ustedes son dos con armadura de diamante y espadas encantadas. Sería realmente cobarde de su parte.—

—¿Acaso la defiendes? ¿No te das cuenta que uno de su grupo fue el que te quito tu primera vida?— ¿Cómo? ¿Uno del Team lo había matado? No lo podía creer. Nunca salía con ellos de excursión ya que me quedaba en haciendo quehaceres, y la primera vez que salí pasó lo que pasó.

El chico estaba por protestar pero puse una mano en su hombro y negué con la cabeza. Si mi grupo lo había matado, con más razón iban a estar enojados. Yo también lo estaba, ¿que tan mierda había que ser para matar a un chico tan inocente?

Tiré la espada y la manzana y los mire fijamente. Estaba muerta de todas formas, al menos saldaria una cuenta de mi grupo.

—Basta, ella no tiene culpa de nada.— Una nueva voz resono por el lugar. Un chico con orejas de oso y cabello rubio llegó de la absoluta nada.

—¡Rubius! Detenlos por favor. No pueden hacerle daño, ella es buena. — Podía notarle la desesperación en la voz.

El chico se acercó y le quitó la espada al más alto y se la guardó él. Finalmente vino hacia mi y me dio unas cosas.

—Estaba observando en el bosque cuando moriste. Se que no eres como ellos, yo te voy a ayudar.— Una espada de diamante y armadura de hierro con protección tres. No entendía nada, medio grupo me quería matar y la otra mitad me ayudaba.

—Y ahora, vamos a casa. Ustedes, compórtense y denle la armadura a Missa. Ella irá con nosotros a nuestra base.— Espera, ¿qué?

—Rubius, ¿acaso enloqueciste? ¿Cómo vas a llevar al enemigo a nuestra base que supuestamente nadie tiene que saber donde está?— Ellos discutían mientras Missa saltaba de felicidad al lado mio y cantaba victoria. La verdad era todo surrealista.

—Ella va con nosotros y punto. Lo hablaremos en casa una vez que ellos estén en un lugar seguro.— Tomó del brazo a Missa y a mi, comenzando a avanzar.

—¿Spreen sabe de esto?— Rubius frenó en seco. —Si no lo sabe no va a dudar en quitarte la última vida que te queda.—

—Yo me encargo de hablarlo con él. Ahora vamos.—

Estaba asustada, pero en una parte de mi se sentía bien. Dos personas en el mismo día habían sido amables conmigo.

Minecraft Extremo - Team Vacío LegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora