Capítulo 25

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La princesa daba vueltas en su habitación esperando información de una de sus más leales doncellas. La cabeza le iba a mil por horas. Había presenciado toda la escena desde la distancia para evitar ser reconocida y se había marchado justo detrás de Marcos. Necesitaba hablar urgentemente con el hijo menor del duque y saber con exactitud qué había pasado pero sobre todo, asegurarse de que no podían relacionarla con nada de aquello. Ese estúpido podía arruinarlo todo.

Oyó un par de golpes suaves en la puerta y apresurada abrió para dejar entrar a su doncella.

-¿Te ha visto alguien?

-No majestad. Con la fiesta la mayor parte de los sirvientes aún no han comenzado sus labores y sus invitados aún duermen. No hay nadie por los pasillos de palacio.

-Bien. ¿Y el hijo del duque?

-Lo he dejado en la habitación del ala norte que nos indicó señorita. Lo hemos lavado como pidió y nos hemos deshecho de sus ropas pero no ha querido terminarse la infusión.

-¿Ha dicho algo?

La doncella frunció un poco el ceño preocupada.

-Sólo palabras sueltas majestad, la mayoría sin sentido. Parece muy afectado.

La princesa se llevó las manos a la sien y cerró los ojos. Tener que pensar en ocuparse de aquel desastre le estaba dando dolor de cabeza.

-Bien. Yo me encargo. Quédate cerca de su antigua habitación, estoy segura de que su hermano aparecerá por allí tarde o temprano. Si pregunta por él dile que estaba muy nervioso y que lo está atendiendo un médico. Que tratarás de averiguar discretamente en qué aposentos está para que esto no se convierta en un escándalo. No le digas nada más y procura que te crea. ¿Me has entendido?

-Sí excelencia.

-Ahora retírate.

La doncella hizo una leve reverencia y salió del dormitorio de la princesa en dirección al ala sur donde se encontraban las habitaciones de los invitados.

👑👑👑


Cuando la princesa entró en la habitación y lo vió sentado en el suelo con los ojos hinchados de llorar le pareció un cachorrito herido. Por un momento sintió lástima de aquel pobre infeliz al que había manipulado hasta el límite de su moral. Sin embargo no se arrepentía. Ella tenía claro cuál era su objetivo y no le importaba a cuánta gente tuviera que destruir por el camino. El hijo mayor del duque sería suyo costase lo que costase. Cerró la puerta tras de sí procurando no hacer ruido y se acercó al joven, arrodillándose frente a él, preparada para seguir actuando.

Marcos no hizo ningún gesto cuando la joven tomó su rostro con fingida ternura y comenzó a acariciarlo. Era como si aquel cuerpo estuviera inerte y su pensamiento ya no se encontrase allí. La princesa se acercó un poco más, con su rostro a escasos centímetros del joven buscando su mirada. Los ojos de Marcos se cruzaron con los de ella una fracción de segundo y volvieron a llenarse de lágrimas. Intentó apartar el rostro pero la princesa lo retuvo besándolo en los labios mientras le hablaba entre susurros.

-Tranquilo amor.- le decía.- Estoy aquí. Todo está bien.

-Yo... ella...

-Sh, ya pasó.- la princesa volvió a silenciarlo besándolo apasionadamente. -Ha sido un malentendido.

Marcos negaba lentamente. La imagen de aquella joven tirada en el suelo lo atormetaba.

-Dime qué ha ocurrido.- susurró la princesa acariciándole el cabello mientras dejaba que el joven apoyase su cabeza en su pecho.

El beso de la doncella [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora