III

250 27 2
                                    

Al día siguiente ambos agentes ya se encontraban estacionándose en la escuela de Carlos Holguín en Medellín, la base de operaciones del coronel Carrillo. Javier bajó del auto seguido de Matt.

— Buenos días, Mayor.

— La inteligencia que me diste estaba en su punto. Se van a reunir en las margaritas.—Dijo Carillo mientras estrechaba la mano de Peña.

— Le presento a nuestro nuevo agente, Matthew García.—Dijo Peña al ver a Matthew que se iba acercando a donde estaban.

— Carne fresca.

Después de ese comentario, fueron al hotel donde se reunirían los narcos y, conforme iban llegando, Matthew tomaba fotos de ellos que servirían para reconocerlos durante meses. Los tres hombres supieron que la reunión se había terminado cuando vieron entrar a las prostitutas; al verlas entrar, salieron del hotel y comenzaron a esperar a aquella chica que le daría información a Peña sobre la reunión que habían tenido los narcos.

— ¿Tus informantes suelen ser prostitutas?—Preguntó Matt mientras se acercaba a Peña.

— Ya te dije, todos trabajan para alguien.—Contestó sin interés.

— ¿Y te acuestas con ellas?

Javier miró a Matthew, pero no dijo nada. Matthew tomó eso como un sí y ya no volvió a decir nada. Algunas horas pasaron, el sol ya estaba metiéndose y la informante aun no aparecía. Peña miraba a todos lados en busca de alguna señal de la chica, pero esta no se veía por ningún lado.

— Ya debería estar aquí.—Dijo Javier.

— Habrá cometido algún error.—Soltó Matt quien estaba recargado en la patrulla.

— No es tonta.

— Se estará poniendo bonita para ti.—Bromeó Carrillo.

A Javier no le hizo gracia, simplemente volvió su mirada a la calle. Así pasó un poco más de tiempo hasta que por fin había caído la noche.

— Dicen que se fue hace rato.—Carrillo hizo una pausa.— Ya debe estar muerta.

— No la habrán matado en el hotel. La habrán matado en otro lado.—El rostro de Javier denotaba preocupación.

— Ella conocía los riesgos.—Siguió Carrillo.

— Necesito que la encuentres.—Peña se acercó al coronel.

— Conozco un sicario, si te interesa, ¿Quieres?

— Voy contigo.

— ¿Qué hacemos con carne fresca?—Dijo refiriéndose a Matthew.

— Quédate aquí por si aparece.—Javier señaló a Matt.

— ¿Y a dónde van ustedes?—Preguntó Matt.

— ¡A buscarla!—Gritó Peña mientras se alejaba con Carrillo.

Y así fue. Matthew se quedó apoyado en la patrulla junto con otros dos militares mientras que los otros dos hallaban y rescataban a la chica que se encontraba siendo abusada por algunos hombres después de que Gacha hubiera sospechado que era una informante a causa de una pregunta que le hizo.

— Lo oigo mayor.—Dijo uno de los militares en el interior de la patrulla.— Muchachos, vamos.

El otro militar y Matthew subieron a la patrulla y condujeron hasta llegar a donde estaba Peña junto con Carrillo. Al llegar al lugar, Matt fue directamente a donde estaba su compañero junto con el Mayor.

— ¿Cómo está?—Cuestionó Matt mientras le daba una calada a su cigarrillo.

— Sedada.—Contestó Peña y también le dio una calada a su cigarrillo.

— ¿Se pondrá bien?

— Físicamente sí.—Soltó el humo.— Mentalmente, no tengo ni puta idea.

— Te fuiste sin mí a propósito.—Matt tenía su mirada en el suelo.

— Mira

Peña comenzó a hablar, pero fue interrumpido.

— Si vamos a ser compañeros, no te puedes ir sin mí.—Matthew había subido su mirada para mirar a Peña y se acercó un poco más.— No vine aquí para quedarme mirando.—Se notaba el enojo en su voz.

Javier se le quedó mirando, ciertamente le había sorprendido la forma en la que le había hablado su compañero, nunca nadie había tenido tanto valor para mirarlo directamente a los ojos y decirle algo así.

— Pase lo que pase, iré a fondo. ¿Entendido?

Peña dio otra calada al cigarro.

— Entendido.—Soltó el humo. Tomó una cerveza de la mesa y se la dio a Matt.— Espero que sepas lo que significa.—Lo miró fijamente.

García no dijo nada más, simplemente le dio un trago a la cerveza.

Ya de vuelta en sus respectivos pisos, ambos agentes se encontraban deshaciéndose de su ropa para ponerse algo más cómodo para poder dormir. Matthew optaba por una camisa negra lisa y unos shorts que le llegaban un poco más debajo de las rodillas, Javier por su lado no le importaba que vestir a la hora de dormir, podía llevar desde jeans de mezclilla hasta soló su bóxer, pero la mayor parte de las noches prefería llevar descubierta la parte de arriba dejando ver así todo su torso.

García le dio de comer a su gato y después se acostó en su cama. Su cabeza trajo nuevamente los recuerdos de ese día, le había molestado demasiado el hecho de que su compañero lo hubiera dejado fuera de la acción, es decir, no había volado desde su tierra hasta donde estaba ahora solamente para no hacer nada. Dejando eso de lado, le empezaba a agradar Javier, la forma en la que se tomaba las cosas y lo serio que llegaba a ser cuando se trataba de su trabajo era algo de admirar por lo menos para Matthew pues él solía ser distraído en varias ocasiones.

En el piso de abajo Peña también ya se había acostado, pero él estaba repasando cada palabra que García le había dicho. No importaba cuantas veces repitiera las palabras en su cabeza, la sorpresa seguía ahí al final de la oración y eso de alguna forma le hacía formar una leve sonrisa. Bajo su mirada, Matthew parecía un hombre hasta cierto punto indefenso, era un poco más bajo que él, más joven y, aunque no era un debilucho, su cuerpo no estaba tan formado como el de otros hombres. Sin duda le parecía alguien muy interesante.

Matthew había despertado la curiosidad de Javier, y Javier era ese tipo de persona a la que no le gustaba quedarse con la curiosidad.

Dust and Bullets - Javier Peña Donde viven las historias. Descúbrelo ahora