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Matthew fue abriendo sus ojos lentamente para encontrarse con un lugar que no era su cama. Se sintió desorientado por unos segundos, pero después cayó en cuenta de que estaba en la sala de su compañero.

— ¿Ya despertó el bello durmiente?—Javier apareció con una taza de café en cada mano.— Espero que no tengas dolor de cuerpo.

— ¿Por qué tendría el cuerpo adolorido?

— Ah, ¿No recuerdas lo que hicimos anoche?—Se sentó.

Un leve sonrojo se colocó en las mejillas de Matt.

— Es joda, lo digo porque dormiste sentado y suele ser incomodo.—Le extendió una taza.

El menor se quitó la cobija que tenía encima, cobija que Javier le había puesto para que no pasara frío, y aceptó la taza de café.

— Me debiste de haber despertado para que me fuera.—Dio un sorbo.

— No había prisa, además no me molesta.

— No pasará de nuevo.

— Yo espero que sí.—Dijo Javi en un tono que Matt no pudo descifrar bien.— Pero me temo que ahora sí tienes que irte, debes ducharte o lo que sea que haces antes de ir al trabajo porque Suárez llamó y tiene a los que buscamos.

— Bien.—Se levantó del sillón y dejó la taza en la mesa.— Me daré prisa para que salgamos lo antes posible.

Peña observó a García hasta perderlo al salir por la puerta, llevó su mirada a la taza que había dejado percatándose que el chico no había terminado el contenido, luego sonrió de lado.

Una media hora más tarde los agentes ya se encontraban viendo como Suárez interrogaba a los hombres del aeropuerto. Resultó que sí habían mandado la copia del pasaporte de Matthew a un tal Poison, hombre que trabajaba con Pablo y que casualmente iba a ir a Bogotá esa misma tarde.

Las horas pasaron y ahora Javier y Matthew se encontraban junto con el coronel Carrillo en la carretera que tomaría Poison.

— Disculpe, pero esto no se parece a una barricada, ¿No?—Dijo Matt a Carrillo.

— Si la barricada es muy obvia, algún policía o civil podría avisar a Pablo.—Explicó el coronel.

— ¿Nadie en este país puede guardar un secreto?—Preguntó Matt.

— Tengo un vigía a cuatro kilómetros de aquí. Nos avisará cuando pase Poison.—Dijo Carrillo evadiendo la pregunta.

— Los interrogará, ¿Verdad? Porque necesitamos...

Carrillo no dejó terminar a Peña.

— Posion ya mató a tres de mis hombres. Si lo atrapo vivo, ustedes podrán interrogarlo aquí. Luego deberán irse.—Y se fue.

Con lo que ellos no contaban era que Suárez había avisado a Pablo sobre el plan de la DEA y este último había hecho volver a Poison, por lo que la operación falló.

Mientras tanto, Pablo se encontraba ganándose a Colombia por medio de promesas y mucho dinero, la gente ya lo amaba y su campaña parecía que lo iba a llevar a la victoria.

— No podemos permitir que Colombia se convierta en un estado de narcos.—Dijo la embajadora mientras servía alcohol en un vaso de vidrio.— Debemos demostrar que este tipo es un narcotraficante.

— Nadie lo dirá públicamente.—Habló Peña que estaba sentado al lado de García.

La embajadora ofreció la bebida a Matthew, pero este la negó, así que Javier la tomó.

Dust and Bullets - Javier Peña Donde viven las historias. Descúbrelo ahora