Capitulo 5

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"Cada quien elige los labios que quiere besar, los ojos que quiere mirar, el corazón que quiere cuidar y a la persona que quiere alegrar"

–¿No creéis que debes decirle que...?

–No –calle en seco su reproche. Me auto-nominarían egoísta o hasta miedoso pero es todo lo contrario, la razón va mas allá de mi, la razón es él y por más que desee estar presente en su memoria, lo último que quiero es obligarle a que me recuerde.

–Sí que eres cabezota –expreso, contemplando a través del cristal al chico del que tanto hablábamos.

–No puedo...–murmuré con dificultad, desviando mis ojos al suelo.

–Sí que puedes...

–No, no puedo...–solté con seguridad, sujetándolo con fuerza para así alejarlo de la vista del menor que permanecía entretenido conversando con Lana en la habitación del Hospital. –...No puedo llegar como un completo desconocido que soy para él, a decirle: Oye amigo, la verdad es que somos gays y no amigos. Venga respóndame ¿Qué harías tu si de un día a otro te llega un chico que te dice que eres gay? No sé tú, pero por mi parte además de llevarse una patada en toda la cara, no lo quisiera volver a ver en lo que reste de mi vida.

–Quizás con un poco menos de sutileza...–agregó.

–Luzu, joder...–le reprendí.

–Que tío, yo solo, bueno...  sabes que tengo razón, le debes de decir aunque quizás no ahora, pero llegara el momento y sin importar la situación ni la forma en la que sea, el tiene el derecho de saber que son...

–Si...solo –calle revolviendo mi cabello con la mano sumamente fastidiado y agotado.

–Vete, descansa nosotros nos quedaremos a cuidarle lo que reste del día hasta que sus padres regresen –lo mire con agradecimiento, despidiéndome de su lado con un abrazo. Agarre la mochila y volví al departamento solo.

Ese lugar que solíamos compartir, se volvió tan vacío, tan ajeno. Como si el hogar que formamos en él hubiera desaparecido sin su presencia. Camine por el pasillo y me detuve justo enfrente de la puerta que daba a su habitación, me adentre en ella y encendí la luz, cuando cada rincón se iluminó pude divisar todo exactamente igual sus cuadros aun sin colgar, la cama aun sin des tender, el ordenador en la misma esquina, nada había cambiado pero él sí. Di un par de pasos empacando varias cosas que seguramente podría necesitar, sobretodo su ropa.

Cuando estaba a punto de retirarme, mi vista se enfoco en la fotografía enmarcada que estaba situada al costado sobre su escritorio, suspire y la sostuve. En ella se mostraba nuestras sonrisas, sujetados de la mano, uno al lado al otro felices. No la volvería a colocar en su lugar, ese sería el último recuerdo de nosotros a la vista.

~Pero la persona que eres esta noche es la misma de la que estaba enamorado ayer, la misma de la que estaré enamorado mañana~

-Dímelo-rogué.

-¿Pero qué dices?-preguntó confundido.

-Por favor...-insistí caminando detrás de él.

-Vegetta...-contestó borde reprendiendo mi actitud.

-Ven...-lo sujete de su muñeca atrayéndolo a mí -anda, dónde ibas...

-Sabes es una linda noche no la arruines-murmuro soltándose de mi agarre, para continuar avanzando a través del pier.

-Tú Willy, eso no era lo que me decías la otra noche. ¿Lo recuerdas?-sonreí orgulloso cuando logre que se detuviera.     

Siempre a mi lado | WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora