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A la hora del almuerzo, Singto salió de su despacho muy molesto pues la conversación que había tenido con su hermano lo había dejado tan nervioso que apenas había podido adelantar algo de trabajo.

Estaba demasiado cansado para ir a comer a casa, así que entró en el coche y condujo hasta el restaurante cerca del Instituto, donde algunas veces, Arthit y él había comido.

...-Maldita sea, joder maldita sea... no puedo culpar a mi hermano por hacer eso, él también tiene derecho a ser feliz con quién ama, sin embargo, la pobre May y los niños...el tiene razón, oh joder si la abandona ¿Qué será de ella?-Maldijo recordando las últimas palabras de este.

Tras unos minutos, el empresario aparcó y entró en el local, donde algunos profesores y alumnos estaban ya sentados, esperando su comida.

Este tan solo reconoció un par de caras, aunque quizás podría ser que los conociera a todos, aunque no se acordaba pues había pasado más de un año y cuando estaba ahí, solía enfocarse en su esposo.

-Oh señor Prachaya, cuanto tiempo sin verle...lamento mucho su pérdida-habló el dueño del lugar acercándose tras verlo sentarse.

-Si, gracias.

-Hoy tenemos lasaña, se la recomiendo, mi esposa la borda.

-Si, gracias tomare eso...ah y una cerveza, por favor.

El maduro alfa asintió y acto seguido se fue a la cocina, mientras este se quedó en la mesa, sintiendo la mirada de todos.

Se sentía bastante incómodo pero no se fue, sacó su móvil del bolsillo y se entretuvo mirando las noticias, hasta que vino su comida.

La lasaña llegó poco después y también su cerveza, la cual casi se bebió de un solo trago, por lo que a mitad de haberse comido la comida, se pidió otra.

Finalmente, se tomó un café y de nuevo se puso a mirar su móvil, mientras que por el rabillo del ojo, vio que tanto profesores como los alumnos se levantaban de las mesas para volver al Instituto.

-¿Singto?, Eres Singto Prachaya ¿verdad?, el esposo de Arthit

El alfa levantó su cara, encontrándose con una omega en silla de ruedas.

-Si soy yo, ¿Me conoce?

Esta asintió.

-Yo solía compartir el coche con su esposo y los demás.

-Oh, usted es una de los docentes que iba en la parte de atrás, de los que se salvó.

-Si. Lamento que Arthit finalmente falleciera, parecía no ser tan grave lo suyo.

Él empresario la miró con confusión.

-Está usted equivocada. Mi esposo murió en el acto junto al conductor...ellos se llevaron el mayor golpe.

La omega lo miró dudosa.

-Señor, Arthit nunca iba delante.

El alfa negó.

-Lo siento pero usted debe tener lagunas mentales o se confunde...mi esposo murió en el acto porque iba delante, tengo el informe policial y el del forense.

Esta se rascó la cabeza con confusión.

-No lo sé, puede pero yo juraría que Arthit solo tenía una pierna rota y un pequeño golpe en la cabeza. De hecho antes de perder el conocimiento nos dijimos que nos dolía.

Singto se levantó de la silla muy molesto.

-Mire, no sé que pretende con esto pero no me quedaré a averiguarlo... mi esposo está muerto, murió en el acto. Él estaba desfigurado y mi hermano lo identificó en el depósito...me está costando mucho superarlo, así que le agradecería que se guarde sus alucinaciones y me deje tranquilo, buenas tardes.

4. Paraíso de omegas y gammas - SingtoKrist -  Omegaverse  Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora