CAPITULO 4

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Marcus, un chico pelucón que era un año mayor que Viviana, pudo notar un lunar con una forma extraña en la pierna derecha de Vivi y quiso comentarlo, pero la veía muy concentrada resolviendo los ejercicios matemáticos así que aguardó hasta que ella culminara para poder hablar.

MARCUS: Veo que ya te están saliendo los ejercicios.

VIVI: Sí, gracias a ti – dijo alegre –. Estaba estresada, pensaba que no entendería este tema.

M: Descuida, aprendiste rápido.

V: Gracias.

M: Uhmmm no pude dejar de notar que tienes un lunar en tu pierna –mientras dirigía fijamente su mirada hacia la pierna derecha de Vivi –

V: Sí, pero ¿qué haces mirando mi pierna?

M: Me fijé sin querer – mintió –. Además, yo también tengo un lunar, pero está aquí – señalando debajo de su trasero –

V: A ver – dijo la curiosa –

M: Tendría que bajar mi short y no creo que quieras ver ese espectáculo – mientras sonreía con un poco de timidez –

V: Jaja ni que fuera una niña, solo quiero verificar que no me estás mintiendo.

M: Pero no sería justo porque verás mi ropa interior y yo no veré la tuya.

V: En realidad no es justo que tú hayas visto mi lunar y yo no pueda ver el tuyo.

M: ¡Rayos! Pero si te muestro mi lunar también habrás visto mi ropa interior y ya estaríamos en desventaja.

V: ¿O sea me estás diciendo que quieres ver mi ropa interior?

M: Si hablamos de algo justo, sí.

V: Jaja ok, pero primero muéstrame tu lunar.

Marcus aceptó sabiendo que esa acción podría tomar un giro inesperado a la tarde que estaban pasando, – ¡Que sea lo que Dios quiera! – pensó.

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