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-Bien, este es mi cuarto- dijo Ángel, entrando a su cuarto. Belén se sorprendio al ver todo lo que había.  Pero le encantaba, recordaba aquella naturaleza dibujada en las paredes.

-¿Te gustaría jugar al apocalipsis?- 

-Eh si, yo soy un demonio- dijo inmediatamente la pelinegra. 

-Esta bien yo sere un angel-

-¿Que te parece si eres el anticristo?- dijo y ángel la miró confundida. 

-No conozco a ese personaje. Uriel y Michael dicen que es malo, incluso Hastur estuvo de acuerdo con ellas- dijo la niña. Beelzebub sabía sobre los "amigos imaginarios" de su amiga.

-No es malo, es solo el que debe comenzar el apocalipsis. El reinará cuando todo eso acabe- dijo.

-Bueno entonces seré el anticristo que debo hacer- dijo mientras buscaba una capa y se la colocaba.

-Llamar a tus amigos- 

-Ten no eres un demonio sin esto- dijo entregando unos cuernitos, un tridente y una pequeña capa roja.

-Los demonios no usan eso- dijo algo molesta. 

-Oh perdón, elige tu por favor- dijo ángel con pena. A Belen no le pareció mala idea usar un tridente así que lo tomó, luego se acercó al armario de la niña descubriendo muchos vestidos de todos los colores y estampados. 

-Por satanás, cuantos colores- 

-Ya se mejor juguemos a la princesas- dijo la chica 

-Podemos jugar a ambas- declaró Belen

-Siii- dijo sacando los disfraces de un cajón. 

El "mundo" nunca se vio mejor o por lo menos la menor tenía una idea de apocalipsis. El piso, según ambas, era tierra caliente que solo los demonios podían pisar, el cielo tenía que ser claro debido a que las puertas del cielo fueron abiertas. 

-Princesa demonio ¿le gustaría más té?- 

-Oh claro- 

Un extraño juego ocurría en la habitación de la menor y claro que había un integrante en la esquina, nadie lo podía ver pero siempre estaba ahí desde el inicio de los tiempos para ser precisos.



-Iré por las niñas, podrías terminar de preparar todo- Aziraphale salió de la cocina y su demonio comenzó a mover las cosas hacia la sala. 

A cada pasó que daba el peliblanco escuchaba las risas más y más fuertes, oia cómo imponen la voz para intentar sonar sofisticadas; era algo muy gracioso. 

-Hambre debes dejarnos un poco de comida- 

-Polución, vieja amiga ¿cómo has estado?- 

Lo que el ángel oyó le helo la sangre, se asomo un poco para lograr ver dentro pero no estaban los jinetes simplemente las niñas sentadas en la pequeña mesa de té jugando con varios peluches, muy bien disfrazados. 

-Guerra pero que cosas dices-

Las pequeñas carcajearon al imaginar las conversaciones aristócratas o "conversaciones elegantes" cómo decían ella. 

-Bel ¿de que nos disfrazaremos mañana en la noche?

-Eh qué te parece de ángel y demonio-

-Oh de brujas- dijo con emoción la pelirroja. Ambas rieron pues la idea de vestirse cómo brujas cuando ya lo eran era algo que les divertían.

-Disculpen señoritas- dijo Aziraphale entrando en la habitación. -La cena esta lista- dijo con un tono cordial; cómo mayordomo.

-Oh gracias señor-

Un nuevo plan inefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora