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"Lo que entre nosotros no pudimos ser, lo seremos con otros, el amor nos lo debe."

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—Por que él confía en usted y esta vez los dos sabemos que no está equivocado en hacerlo.

Las palabras de Lan Qiren seguían sonando en la cabeza de Jiang Cheng.

—¿Por qué? —se preguntó en voz alta mientras caminaba por los pasillo observó a dos ancianos susurrar.

—Nuestro Líder parece no tener remedio —bufo el anciano.

—Creo que deberíamos cambiar de Líder, ZeWu-Jun ha demostrado que no es apto para este puesto —negó con la cabeza.

—Debemos hablar con los demás para nombrar a un nuevo Líder, no podemos seguir así —molestia se notaba en su voz—. Es una vergüenza que siguiera los mismos pasos que su padre.

—Es una pena —negó con la cabeza y siguió caminando.

Jiang Cheng se había aguantado las ganas de ir y reclamarle a los ancianos, sabía que Lan XiChen había descuidado sus deberes de Líder de secta, pero no esperaba que en su misma secta fueran tan groseros y simplemente lo vetarán.

—Bastardos —camino molesto—. ¿No tienen corazón? Hipócritas —camino sin notar que alguien estaba siguiéndolo.

—¿Deberíamos hacerlo ahora? —susurró Jin Ling.

—Jin Ling no creo que sea buena idea —ZiZhen lo intento jalar de brazo.

—Tal vez sea una mala idea —JingYi miro a SiZhui—. ¿Deberíamos hacerlo después?

—Tal vez nunca —ZiZhen río nervioso—. No quiero que el Líder Jiang nos rompa las piernas.

—Mi JiuJiu nunca haría eso —miro hacia donde se dirigía su JiuJiu—. Vamos, debemos seguirlo.

—¡A-Ling! —SiZhui grito.

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Jiang Cheng no estaba pensando conscientemente y solo camino de nuevo hacia donde Lan WangJi lo había guiado cuando llegó.

—Nunca pensé que haría esto A-Jue —bufo—. Pero no es correcto que los bastardos de los ancianos quieran quitarle su puesto, es un gran cultivador —camino hacia la puerta—. Gran cultivador —volvió a pensar antes de tocar la puerta.

Lan XiChen arregló sus túnicas y caminó hacia la puerta para abrirla, pensó que sería su tío ya que este había solicitado hablar con él, su sorpresa fue ver a Jiang WanYin parado frente de él con el ceño fruncido.

—¿WanYin? —preguntó en un tono tranquilo y con un pizca de felicidad—. ¿Qué hace aquí?

—¿Está bien? —preguntó antes de entrar.

Lan XiChen se hizo a un lado dejándolo pasar.

—Ahora lo estoy —sonrió.

—Ya veo... —se sentó—. Lamentó pasar sin ningún permiso, pero desde que lo sostuve en mis brazos me imagino que no necesitamos ningún tipo de cortesía.

—Lamentó lo que sucedió nuevamente —sintió ansiedad, cerró la puerta y caminó hasta sentarse frente del menor, estaba nervioso y podía sentir su corazón latir rápidamente—. ¿A que debo nuevamente su visita? —estaba preocupado por la visita del menor, ¿que pasaba si le decía que se había arrepentido de verlo? Y esta era la última vez que lo vería.

Enredos del corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora