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"Temo que algún día mis recuerdos desaparezcan y con ello el sonido de su voz, su sonrisa, su mirada y todos los momentos que pasamos juntos."

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—ZeWu-Jun volvió a recaer —comentó mientras bebía su té.

—¿Mm? —alzó la vista para poder verlo—. No es algo que me interese HuaiSang.

—Ya veo... —bajo su té—. El tenía curiosidad de saber lo que había ocurrido entre Da-Ge y tú —abrió su abanico.

—No es de su incumbencia lo que haya ocurrido entre nosotros, ¿terminaste la semana de chismes? —frunció el ceño—. Vete a tu secta y déjame en paz.

—¿No crees que quiera respuestas?

—No, no necesita ninguna respuesta —alzó la voz un poco—. Cuando A-Jue le dijo sobre lo que él maldito Jin GuangYao tramaba, ¿le creyó? —soltó una risa—. Prefirió creerle a alguien que había conocido hace poco que a él.

Nie HuaiSang notaba que las palabras de Jiang Cheng estaba llenas de dolor y enojo, él también había tenido la misma reacción al enterarse de lo que había ocurrido entre los hermanos jurados.

—ZeWu-Jun es un poco ingenuo... —pensó en aquella vez en la que el mayor había clavado su espada en él de túnicas amarillas.

—No es mi asunto lo que pase con él, no tengo nada que hacer en los recesos de las nubes —bufo.

—Visitar a Lan Qiren —sonrió—. Sabes que el maestro Lan te aprecia demasiado.

Jiang Cheng no respondió ya que no era mentira de que él se llevaba bien con el maestro Lan.

—¿Por qué estás haciendo esto? —lo miro fijamente.

—Por nada ChengCheng, solo digo que deberías ayudar o aunque sea resolverle sus dudas —alzó los hombros—. Sabes el aprecio que Da-Ge le tenia a ZeWu-Jun.

Él lo sabía, sabía que su A-Jue quería demasiado a Lan XiChen como el segundo hermano que no había tenido, siempre hablaba de anécdotas divertidas al lado de Lan.

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—¿Entonces tú hiciste que Lan XiChen probara el alcohol? —se sorprendió por la información.

—Si no lo hacía yo, ¿quien mas lo haría? —soltó una risa—. Fue su primer castigo, el maestro Lan nos dio quince latigazos a cada uno —negó con la cabeza.

—Idiotas... —negó con la cabeza—. Recuerdo la vez en que Wei WuXian trajo alcohol y nos emborrachamos —frunció el ceño—. Por su culpa recibimos cinco latigazos.

—¿Zidian?

—Claro que no, probablemente hubiera muerto si mi madre nos hubiera golpeado con Zidian.

—Se apiado de usted pobres almas —rio mientras besaba la frente del menor—. Si mis hijos quisieran beber alcohol yo mismo se los daría.

—Que buen padre A-Jue —lo golpeó en el hombro—. Cómo explicarías que aunque HuaiSang sea mayor no lo dejas beber.

—¡Porque es un irresponsable! —bufo—. Ese mocoso siempre está con sus pinturas y abanicos.

—No le interesa la guerra, las peleas —lo miró—. Deberías apoyar a tu hermano con lo que a él le gusta A-Jue —acarició su mejilla—. Él lo agradecerá en un futuro.

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