15 - Emma

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Enero 2021


―El portero me dijo que había un paquete, pero esto no es UN paquete ―comentó Alan cuando me vio llegar con media docena de cajas de distintos tamaños.

―¿Sos de los que se emocionan abriendo paquetes? Porque yo sí ―exclamé con alegría mientras me dirigía al salón―. Vení, te dejaré abrir alguno.

Me dejé caer en la mullida alfombra y dejé que las cajas me rodearan.

―¿Qué es todo esto?

―Colaboraciones con marcas ―contesté, mientras revisaba el exterior de las cajas, intentando adivinar qué eran―. ¿Hiciste colaboraciones, sponsoreo o publicidad o como le digan los futbolistas? Ah, ¿me pasás un cutter del cajón?

―Sí, algunas, pero suelen pagarse con dinero ―respondió Alan mientras se giraba a la mesita del televisor y buscaba lo que le pedí del cajón desastre―. Aunque creo que una marca de productos para el pelo me regaló un pack de cosas para los rulos. Eran buenos.

―Gracias. Bueno. Creo que Gustavo te dijo que soy "influencer" ―dije, marcando las comillas pues esa palabra aún me daba un poco de cringe y me puse a cortar las cintas de embalaje con cuidado―. No es tan así, soy creadora de contenido. Es decir que hago videos y fotos sobre una temática en específico. Dedico mis redes sociales a eso. Así que, si ganás cierta notoriedad, marcas relacionadas a tu contenido te ofrecen hacer colaboraciones. A veces sí te dan dinero, pero la mayoría de las veces te envían productos para que los muestres y reseñes.

―¿Y de qué es tu contenido? ―preguntó curioso―. Porque con tanto misterio hasta estoy pensando que tenés un OnlyFans.

―¡Degenerado de mierda! Aunque podría vender fotos de patas.

―¡Emma!

―Bien, bien. Es que igual me da un poco de vergüenza.

―¿Más que fotos de patas?

―¡Alan!

―Ok. ¿Qué contenido hacés, Emmita? ―volvió a preguntar, esta vez con un tono casi paternal.

Entonces, sin más palabras, saqué con cuidado lo que había en la caja más grande: era una miniatura de una cocinita. El suelo y las paredes decoradas junto con todas sus piezas que venían cada una en una bolsita. En las cajas más pequeñas había materiales artísticos: acrílicos, porcelana fría, papeles de colores, muestras de tela y más cositas.

―Este es mi contenido ―dije al fin, con un poco de timidez―. Hago casitas de muñecas, miniaturas para estas y manualidades en general.

Alan se quedó mirando las cosas atónito. Entonces tomó una pequeña sillita amarilla entre sus enormes dedos. Y un momento después soltó una carcajada.

El rubor subió por mi cara y estaba a punto de erupcionar de vergüenza e indignación cuando él dijo, también con las mejillas sonrojadas:

―Es adorable ―dijo.

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Alan x Emma (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora