𝕱𝖎𝖛𝖊

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(Porfavor, leer el final)

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El gran día habia por fin llegado, el clima era ideal debido al agradable sol que se asomaba por el cielo, eran aproximadamente las 10 de la mañana y Kishibe ya se encontraba en pie, digamos que era una persona organizada cuando se trataba de avanzar en su mangaka, la noche anterior le costó mucho dormir, razón por la que sus ojos dolían, ahora mismo se encontraba en su estudio, sentado pensando en ideas para su ilustración, pero lamentablemente había algo que lo tenía inquieto y que le impedía pensar con razón, Josuke.. Ah, incluso un suspiro escapó de sus labios, no podía esperar hasta la tarde, pero ya habían quedado de esa hora. Jamás pensó que algún día estaría en estas circunstancias, solo pensar en esos brillantes diamantes que Higashikata tenía por ojos lo distraían.

Mientras tanto, Josuke aún dormía plácidamente en su habitación, bien cómodo y soñando con nadie más ni menos que el mangaka, abrazaba su almohada hablando dormido sin modular bien, sólo el se entendía, si bien era sábado, su madre aún así debia ir a trabajar, así que obviamente ya estaba de pie a esa hora, así que aprovechó para despertar a Josuke.

— ¡Josukeeee! ¡Levántate o mi sandalia te levantará! — Gritó su madre desde el inicio de las escaleras hasta el segundo piso, al no obtener respuesta inmediata subió frustrada mientras que se quitaba una sandalia y la sostenía en mano.

Enfadada, abrió la puerta de golpe y a la vez lanzando aquella sandalia hacia el joven, dándole un golpe puro en su pecho, haciendo que este de inmediato reaccionara asustado por el golpe, emitiendo a su vez un grito (muy masculino por cierto).

— ¡¿AHORA QUE HICE!? — Gritó confundido mientras que su madre mirándola enfadada tomaba su sandalia para nuevamente colocarsela.

— ¡No dejaré que duermas hasta las 12 del día, no he criado un perezoso!.. Tu desayuno está listo. — Mencionó ya más calmada al ver que había despertado su pequeño.

— Oh, ehh.. Gracias, me arreglaré el cabello después entonces..— Su mamá asintió con una sonrisa dibujada en sus labios, para luego bajar las escaleras nuevamente para tomar sus cosas y partir a su trabajo. Mientras tanto Josuke se levantó en pijamas, una remera sin mangas color amarilla y ropa interior, de todas formas estaba solo en casa, nadie iba verlo así.


El día transcurrió bastante normal, Josuke estuvo 1 hora tratando de arreglar su cabello con ese peinado tan peculiar que sabía que incomodaba levemente al mangaka, pero en parte era.. Adorable, verlo irritado por su forma de lucir, ya era casi hora así que se preparó para salir al destino acordado. Mientras tanto, en la residencia Kishibe, el peliverde se encontraba cerrando la puerta con llave, estaba listo para su cita, por más cursi que sonaba para él lo aceptaba, solo por ese joven que provocaba que sus latidos fuesen más acelerados siempre que lo veía o siempre que le dirigía la palabra. Caminó a un paso levemente apresurado hacia el centro de Morioh, que, después de todo no estaba tan lejos de donde vivía, al menos para él.

Llegó a su destino; Café Maigot, antes de elegir una mesa para tomar asiento volteó a mirar a los alrededores buscando con la mirada a su.. ¿Casi algo? No estaba seguro ya que era apresurado y tampoco sabia si era algo tan formal. Al rendirse de buscar ese peculiar y reconocible peinado, optó por elegir una de las mesitas de afuera, en eso se percató de que el joven Hirose también estaba en una cita con su novia, Yukako. Le daba algo se vergüenza por lo cual solo pasó por el lado de él sin decir nada, aprovechando que estaba distraído.

Volviendo con el joven Higashikata, se encontraba avanzando bastante apresurado, estaba consciente de su atraso e internamente sentía vergüenza por hacer esperar a su amado. Sus pómulos de inmediato fueron invadidos por un leve rubor, se detuvo de un instante a repetir en su mente lo que había dicho. — ¿Mi.. Amado? — No podía estar más avergonzado de sí mismo, nunca se hubiese imaginado el hecho de ser visto así nisiquiera en sus sueños. Finalmente de tanta prisa llegó a su destino y, a lo no tan lejos, logró divisar esa característica cabellera peliverde; se veía muy bien, como siempre, pero aún así le gustaba apreciar eso; Estaba usando un suéter púrpura con una camisa blanca por debajo, que la verdad lo hacia lucir bastante bien gracias a lo ajustado que era el sueter, y en la parte inferior usaba un característico pantalón de tela holgado color blanco, junto a unos zapatos color café neutral. Al acercarse lo suficiente como para que el contrario lo escuchase.

— ¡Rohan-sensei! Lamento mucho la..— tomó aire. —Tardanza..

Kishibe volteó la mirada hacia el reloj del Café, luego volteó nuevamente su mirada hacia el chico para luego hablar.

— Son sólo 6 minutos, no es para tanto.— Mencionó mientras que con su mano le señaló que tomase asiento en frente de él, a lo cuál el contrario acató de inmediato, la verdad se veía sorprendentemente formal.— ¿Estás usando camisa? — Dijo, al ver su camisa abotonada y muy bien planchada.

— Uhm, sí.. De hecho, es una de mis mejores camisas y mi mami me la planchó. — Dijo orgulloso.

— Ow.— Kishibe soltó unas risitas pero no eran de burla, sino que se le hacía algo tierno, Josuke de igual forma soltó unas pequeñas risitas.

— Y.. ¿Ya pediste algo? — Preguntó él.

— No, de hecho preferí esperarte antes de ordenar algo, así podemos hacerlo.. Juntos, si no es problema.— Los pálidos pómulos del peliverde fueron teñidos de un suave rubor debido a la actitud que había tenido, Higashikata de igual forma algo halagado sonrió levemente sonrojado.

Koichi estaba totalmente distraído en su novia, realmente disfrutaba estar con ella, sus ojos celestes brillaban al verla sonreír, quién diría que podía verse tan bonita, en eso, Yukako habló.

— Koichi.. ¿Ese es Rohan? — Dijo ella mientras que el enano volteó a ver y asintió algo sorprendido.— Y está con Josuke, pensé que esos dos se llevaban mal.

Entonces Koichi recordó que el mangaka le había llamado a su casa para hablar sobre un asunto importante; que estaba enamorado. Pero algo no encajaba bien, Kishibe nunca mencionó de quién se trataba, no quería deducir de una sola vez que eso era una cita, pero al verlos a ambos tan sonrientes y ruborizados.. Era difícil pensar que eso no era una cita, conociendo a Rohan lo mejor era no interrumpir en eso, Yukako volteó a verle soltando risitas.

Volviendo con la pareja, ambos ya habían ordenado, Josuke pidió un jugo de piña mientras que el peliverde solo pidió un latte vainilla, algo simple. Hablaron sobre muchas cosas, pero especialmente hablaban sobre anécdotas de su infancia, Josuke amaba verlo hablar, aquellos diamantes que tenía por ojos brillaban más que nunca por solo verle hablar de la más mínima cosa, Kishibe obviamente notó esto, provocando que nuevamente se ruborizara. Ambos hicieron contacto visual un buen rato, el uno y el otro sentían como sus corazones aumentaban la velocidad de sus latidos gracias al ambiente cálido que había en el momento.

— ¿Puedo... Besarte? — Preguntó Higashikata mirándole fijamente, avergonzado pero seguro de su petición.

— ¿Eh? — soltó el mangaka de sus labios sorprendido por aquello, ¿debería aceptar? La verdad no veía el por qué no pero, el único inconveniente era que no estaba acostumbrado al 100 de demostrar cariño físicamente y en público, sin contar que Koichi también estaba ahí.


















Holi, les hablo yo, el escritor :3
Principalmente quiero disculparme por haber desaparecido tanto tiempo de aquí, la verdad es que hasta ayer me había olvidado completamente de que había escrito aquí jiji
Quizá empiece a actualizar un poco más seguido que antes, sin nada más que decirles, gracias por la espera y estén atentos a la próxima actualización <3 (probablemente hoy o mañana )

;; 𝕸𝖎𝖗𝖆𝖉𝖆𝖘 - 𝕵𝖔𝖘𝖚𝕳𝖆𝖓 🍂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora