;; 𝕸𝖎𝖗𝖆𝖉𝖆𝖘 - 𝕵𝖔𝖘𝖚𝕳𝖆𝖓 🍂

𝕹𝖎𝖓𝖊

Kishibe llegó apenas a su residencia, estaba cansado, muy cansado, y no podía quitar de su cabeza el hecho de lo que había pasado ahí fue real, totalmente real pero se sintió como estar en un mundo onírico, de esos en donde uno nunca quiere despedirse, esos que uno nunca quiere abandonar por miedo a la realidad.

No podía sacar de su cabeza aquella escena, deseaba tanto que volviese a pasar, pero quizás en un ambiente no tan apresurado y en un lugar más íntimo. Anhelaba el tacto de los labios de su amado con los suyos, si de él dependiera ni siquiera se le hubiese ocurrido separarse de sus labios.
Suspiró mientras que introducía la llave en su puerta, acto seguido abriéndola para entrar en ella, nuevamente cerró esta.

Encendió las luces, iluminando el lugar, todo seguía en orden, tal y como había quedado antes de salir, se quitó sus zapatos y los dejó en la entrada, avanzó directamente hacia su habitación, mientras subía las escaleras aún pensaba en aquella erótica escena, pensaba que nunca iria a sentirse así, siempre veía a las parejitas de su secundaria besarse y aquello le acusaba mucho disgusto....

¿O era envidia?

Sea lo que haya sido, se sentía feliz de haberlo experimentado, se preguntaba cómo estaría su querido Josuke.

Pues, si él supiera que ahora mismo en este instante está recostado en su cama abrazando una almohada dando vueltas y vueltas de emoción por tener la valentía de besarlo de esa manera. Por supuesto que también estaba feliz de que su madre había aceptado su relación, pero la emoción que sentía por haber besado a su amado con tan poca vergüenza era mucho más grande, ni siquiera le importaba si su cabello estaba todo desordenado, estaba más que feliz, no podía esperar a contarle a... Oh, de hecho, no sabía si era una buena idea contarle a Okuyasu, de todas formas lo haría, no era algo tan complicado de entender y además aprovecharía de andar de presumido.

Josuke no podía aguantar las ganas de que fuera otro nuevo día, a pesar de tenía que ir a la secundaria, ni siquiera eso le molestaba o borraba su boba sonrisa de sus labios, estaba enamorado, profundamente enamorado y nunca pensó que algo así podría pasar, en eso tuvo una idea, se levantaría más temprano de lo normal para pasar donde su querido peliverde, siquiera a saludarle, se hundió un buen rato en sus pensamientos hasta que sin darse cuenta cayó dormido.

Nuevamente amaneció, el sol se encargaba de motivar a las personas a levantarse de la cama, Kishibe había caído dormido con la misma ropa que traía puesta ayer, solo que sin pantalones por temas de comodidad. Se levantó bostezando, era bastante temprano aún, por lo cual aprovecharía el día, se dirigió hacia el baño aún con algo de pereza, al llegar lavó su cara, sus dientes y aprovechó de arreglar un poco su cabello, en eso notó que su clásico cintillo no estaba puesto, tampoco recordaba habérselo sacado antes de caer dormido, suspiró, si bien tenía más, no le gustaba perder sus pertenencias.
Al estar ya listo, volvió a su cuarto, se cambió sus prendas; usando ahora una camisa rosa de buenísimo material (seda) y unos largos pantalones blancos holgados, agregó algunos accesorios, un reloj de muñeca, sus típicos aretes junto con un cintillo que combinaba con el conjunto, un cinturón para dejar sus pantalones como si fuesen de tiro alto, amaba el hecho que su cintura se resaltaba, y su figura en general.

Fué a su estudio, en donde tenía todas sus cosas laborales y alguna que otra cosa valiosa para él, como los discos de vinilo, que era donde se dirigía ahora, se acercó al estante y dió una miradita, en eso al ver la portada de un disco de Sade lo pensó bien hasta que se decidió por aquel.

Bajó las escaleras con el vinilo en sus manos, avanzó hacia la cocina pero antes de preparar el desayuno, reguló bien su tocadiscos y cuidadosamente posicionó su valioso disco de vinilo ahí, la melodía tardó pocos segundos en empezar, tarareaba la melodía del instrumental, luego empezó a preparar su desayuno.