Siegfried Niuvel era un hombre que cumplia cabalmente con sus deberes como Duque de Arzasul y jefe de la orden de caballeros del escudo y la espada.nunca lo había atormentado la necesidad por una mujer ni siquiera aquella mujer que tuvo su corazón,él que siempre se dio el lujo de rechazar la mano de grandes damas nobles incluyendo a las hijas de alguno que otro rey,
Mirando hacia el fuego se paso la mano por el rostro,estaba frustrado como era posible que la pequeña dama que hasta hace unas horas se había convertido en su esposa no había caído en sus "encantos". El pensaba que ella se entregaría sin objeción, pero no fue así y eso lo hizo enojar más cuando el llevaba tiempo deseandola, por eso cuando el bastardo que ahora era su cuñado le ofreció su mano en matrimonio el acepto prácticamente de inmediato.
La había buscado desesperadamente desde el día en qué la vio por primera vez hace ya dos años atras, despertando el deseo, la necesidad y el anhelo, la esperanza de sanar la herida de su corazón que le propinó la mujer a la que un día amo; el no sabía que ella era hija del Gran Duque de Beloronia, para el era solo otra novicia de la Gran Abadía, una virgen de la Iglesia. Muchas veces pensó en ir a hablar con la Priora o incluso con el mismo Papa, para que le concedieran el permiso de visitarla, pero siempre surgió una nueva batalla o un nuevo accedió por lo cual retrasaba sus planes.
Cuando acudió al banquete del Gran Duque, se sorprendió al verla entrar, sus ojos la recorrieron de arriba a abajo, secando su garganta llevaba un delicado vestido blanco atado con un cinturón dorado marcando su esbelta cintura y resaltando su amplio busto, el escote era mínimo pero deja a la vista su delicado cuello, su cabello castallo estaba atado en un modesta trenza su cabeza estaba adornada con una pequeña tiara que sujetaba un velo semitransparente. El solo podía pensar en ella de una forma no muy santa sentía su entrepierna arder, le faltaba el aire mientra la.veia caminar y sonreír a algunos conocidos; no podía soportar más así que se dispuso a salir del salón, pero una voz lo interrumpió---- Lord Niuvel, era la jactanciosa voz del Gran Duque; de verdad odia a ese hombre y a su hijo los dos eran un par de cobardes que se escondían en su posición para no ir a la guerra, al grado que siempre le ofreció a una de sus hijas ( tres en total) aunque fuera como concubinas. Siegfried se giro lentamente para saludarlo tragandose su desprecio por aquel hombre --Su Excelencia- hizo una pequeña reverencia, pero se quedó congelado cuando la Dama llegó al lado de aquel odioso hombre quien sonrió y procedió a presentarla -- Me gustaría presentarle a mi hija más amada la joya de mi corona Adhara Beloronia la chica miró a su padre con sus inocentes ojos cafés, después a él ofreciendo su mano como lo dictaba el protocolo. Siegfried nunca se sintió tan ansioso cuando tomó su pequeña y delicada mano entre la enorme y áspera mano suya, deposito un casto beso en su dorso saboreando así la suavidad de su piel.
Después de eso la pequeña dama se retiro con su padre quien la paseaba delante de todo el mundo, lo que lo hizo enojar ya que las miradas de deseo de otros hombres no pasaron desapercibidas para el. Estaba rodeado de mujeres como siempre pero su atención estába en ella.Su cabeza está en disputa por una parte quería evitarla pues de ninguna manera se permitiría quedar atado al cobarde de su padre, pero por otra parte sus labios aún picaban con la suavidad de la delicada piel de ella, sin poder soportar más salio del banquete esta vez solo, no quería compañía.
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Seis meses despues de aquel banquete estaban los hombres y magos de la alianza reunidos en el gran templo de la Capital de Mikara; fueron convocados para hablar sobre el cuartel que habrían de establecer frente a la frontera de lo que era el antiguo Imperio de Suymer la tierra de los demonios, donde habitaba Atsagu, el último Rey demonio quien era el responsable de esta guerra.
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Después de la Victoria
Historical Fictionun matrimonio arreglado por la codicia de un padre soberbio, una mujer despojada de sí misma, un hombre que sólo quiere al amor de su vida. como puede el amor ser aceptado cuando la brutalidad y la codicia están presentes.