Sentimientos

516 50 29
                                    

Habían pasado tres meses desde que MC salvó a Hannah. Ya había dejado atrás todo aquello. No quería recordarlo.
No Duskwood, no Hannah... No Jake.
Quería olvidarlos a todos, se había mudado de ciudad, cambiado de número de teléfono, todo lo necesario para desaparecer ella también. Quizás le dolía haber dejado atrás al grupo, pero si seguía siendo su amiga, seguiría acordándose en todas esas mentiras que Jake le contó. Qué no le amaba. Que no era el hacker que había sido perseguido. Le había ayudado a despistar a los que seguía con su hermana ¿Acaso no había importado? ¿Todo lo que se habían dicho era mentira? Es por eso que, mejor olvidarlo. No estaba huyendo, solo quería empezar de nuevo a querer una vida normal.

Su turno de mañana había terminado en la tienda de ropa y ya regresaba a casa. Tenía ganas de descansar ese viernes. El sábado tenía una cita con un hombre maravilloso al que había conocido por una de sus nuevas amigas y tocaba sesión de belleza.
Escuchó un leve llanto cerca del parque. Miró a todos los lados, confusa.
Se acercó al tobogán y miró dentro. Una niña, de cabellos negros estaba llorando.
   —Hola —saludó MC de manera amigable— ¿Te has perdido?
    La niña negó con la cabeza, haciendo agitar sus dos coletas.
   — ¿Y tu mama o tú papá? —Miró a alrededor, buscando por todas partes— ¿Estás sola?
   —Quería ir a ver a papi a su trabajo—dijo entre lágrima la pequeña—, me separé de mamá porque quería ir a buscarle...
   <<Habla mejor que yo para una ser una niña pequeña...>>
    MC continuó mirando a todas partes ¿Qué iba a hacer? No podía dejarla sola.
Le extendió la mano, con una sonrisa. Esperaba que no se asustara.
   — ¿Por qué no vamos a comisaría y avisamos a los policías para que llamen a tu madre? —la niña miró con duda. Obviamente no iba a hacer caso a un desconocido, pero dejarla sola sería mucho peor— Y de camino te compro un helado ¿Qué te parece?
    Pensaba que quizás así le haría más caso, aunque fuera un truco rastrero, pero era lo único que se le ocurría.
La pequeña asintió, comenzando a salir del tobogán.
MC se apartó para dejarla salir y le tendió la mano.
   —Vamos, no te separes de mí ¿De acuerdo?
   — ¡Sí! —la niña extendió su mano, con una sonrisa.
   — ¿Y cómo te llamas?
   — ¡Rose! ¿Y tú?
   —Yo me llamo MC.
   — ¿MC? —Se puso a pensar, para luego, reír— ¡Me gusta tu nombre!
   —Gracias Rose, tú también tienes un bonito nombre.
   —Papá me lo puso.
   —Vaya, pues te escogió un nombre precioso —MC sonrió a la pequeña.
    Su manera de hablar era muy graciosa, como si intentase parecer una adulta, pero aún hablaba como una niña. Sospechó que quizás era porque intentaba imitar a sus padres, para sentirse segura.

Le compró el helado y fueron a comisaría. La policía se sorprendió ver a la niña.
   —Ya es la segunda vez esta semana, pequeña —dijo uno de los policías, agachándose a su altura.
   —Yo sólo quiero ver a mi papi... —contestó la pequeña, agarrándose a la pierna de MC.
   —Lo sabemos —el policía se incorporó con una sonrisa, mirando esta vez a MC—. Nosotros nos encargamos de ella, llamaré a su madre para que venga a recogerla.
   —De acuerdo —MC se colocó a la altura de la pequeña, sacando un pañuelo para limpiarle la cara de chocolate—. Bueno Rose, un placer conocerte, pero me tengo que ir-
   — ¡No! ¡No quiero! —La abrazó y miró al policía— ¿Puede quedarse ella también en el cuarto de los niños?
   —Rose, a lo mejor la señorita tiene que hacer cosas-
   —Claro que sí, estoy ocupada —separó a la niña con cuidado, arreglándola las coletas también. Quería que cuando su madre regresara, no la viera echa un desastre—. Lo siento, Rose, pero tengo que irme.
   —Pero no quiero, porfi...—puso la mejor mirada convincente.
    La joven MC suspiró. Suponía que por un poco más de tiempo, no pasaba nada.
   —Supongo que puedo quedarme hasta que venga tu madre —contestó al final.
   — ¡Bien! ¡MC se queda! —la niña se abalanzó a ella, abrazándola.
   — ¿Está usted segura? —le preguntó el policía.
    MC se encogió de hombros. No podía decirle que no a la pequeña Rose.
Además de que, la niña parecía feliz estando con ella.

Detrás de las mentiras /DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora