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#Terror #Miedo #Pánico

#Terror #Miedo #Pánico

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Y corrió. Corrió tras esa estrella.

No dudó ni un segundo en correr tras lo que deseaba alcanzar.

Sus sueños. Aquellos que en su niñez fueron forjados entre abrazos y cosquillas. Ahora en su adultez, entre dichas y penas, se animaba a correr...

¿Irás tras tus sueños tú también?

— Ugh... ¿Yo escribí esto? Es que me da pena mi yo de ese año... — expresó con desagrado tras terminar de releer aquel trabajo anterior.

— No seas tan crítico contigo mismo. Tenías 17 cuando escribiste "Envision", y fue un best seller. ¿Qué más quieres de tu pobre libro? — recriminó jocosamente Dongmyeong, ayudaba a Jin en calidad de asistente y secretario, ese pequeño empleo le permitía seguir sus clases de la Universidad.

Su amigo, como jefe, era sumamente considerado y sería una vil mentira por parte de Son, decir lo contrario. Muchas de las cosas que, en teoría, le correspondían a él hacer, Yoonghoon las terminaba haciendo para darle un tiempo más para que acabara sus tareas incluso.

Sin embargo, tal vez le faltaba un poco como escritor. Y no en talento, porque tenía un don increíble con las letras. Jamás se podría poner en duda la habilidad que el joven escritor poseía.

A Jin Yonghoon le habían robado la humanidad.

Y con ella, se habían llevado su corazón.

Dongmyeong lo vio todo. Fue el testigo en primera fila de la caída de un bello y amable ángel cuyo único delito, fue amar sinceramente.

Pero eso no era lo que más pesaba en este escenario. Pues la carencia humana en Jin, se había volcado a aquellos escritos que un día significaron un mundo para él, y se lanzó con furia hacia aquellos que amaban con sincerad su trabajo.

— Muy best seller y los "entendidos críticos de la literatura moderna" lo destrozaron cuanto quisieron — rodó sus ojos al oírlo.

"Envision" por mucho tiempo fue su mayor orgullo. Fue todo lo que su juvenil e inexperta mente deseó plasmar.

Honró noblemente aquellas ideas, aquellos sentimientos que su corazón. Aquella persecución de sueños que retrató en el inocente y tierno YoungJae. Su personaje no había sido más que su reflejo en ese entonces.

Tal y como cada personaje que había pisado aquellas fantasiosas tierras de papel y tinta.

— ¡Oye no! — exclamó el rubio con angustia al verlo tirar un lote de hojas a la trituradora.

— No sirve, Myeong, no sirve... — suspiró antes de dejarse caer pesadamente en su sillón, alcanzando aquella taza que, té, no era exactamente lo que contenía.

— Pero pudiste guardarlo como borradores, es lo que siempre dices. Y no andes tomando tan temprano. Te recuerdo que tenemos un compromiso — reprochó arranchándole esa taza, mojándolo con el etílico contenido y haciéndolo refunfuñar.

— ¿Compromiso? ¿De qué hablas? — inquirió con desagrado.

— Harin, nuestro amigo, se casa. Y hoy es su fiesta de compromiso con GoEun. ¿Soy el único que está atento a lo que sucede? — preguntó con indignación, viendo al mayor reírse levemente mientras lo observaba.

— Bueno, ¿la verdad o la mentira? — una sonora carcajada del castaño fue lo que siguió a su comentario, causando una pequeña risa en el menor, quien solo atinó a negar mientras dejaba la taza en la cocina.

— Ve a alistarte mejor, que estás en pijama desde que despertaste, ¿te has bañado siquiera? — el chico esquivó el cojín volador que le fue arrojado, siendo ahora él quien reía.

— Claro que me he duchado... — mentira. Se había descuidado un poco a decir verdad.

— Solo anda — y Yonghoon se levantó de mala gana para dirigirse a alistarse, mientras Dongmyeong recogía aquel desorden que su mayor, y empleador, dejó, viendo con tristeza aquellas tiritas de papel que habían tenido una bonita historia impregnada.

Y Yonghoon en su alcoba, solo podía mirar con repudio ese reflejo de un pobre muerto en vida que ya no sabía por qué seguía intentándolo.

Era patético.

Jin Yonghoon empezó a escribir casi por un reto.

Cuando aquella maestra de literatura lo puso frente al salón a leer un pequeño fragmento de un cuento que él había escrito.

Y si, era ridículo y hasta penoso, pero no tenía más de 14 años, era un muchacho que a partir de su gusto por la lectura, intentaba dar pasitos pequeños en el mundo de la escritura.

Pasitos para él, no para el resto.

Pero la humillación y las palabras escuchadas ese día, le habían dejado un fuerte anhelo de cerrar esas bocas. "Envision" solo fue la consecuencia de las palabras: "usted jamás será un escritor, porque no tiene la capacidad".

Y fue a partir de entonces que su carrera despegó.

Empezó con relatos simples, libros pequeños y sencillos que eran más recopilaciones de historias cortas y que formaban un concepto entero, para luego avanzar con relatos mucho más elaborados y ambiciosos.

La constancia al publicar, la pasión que cada libro evidenciaba, y el amor que Yonghoon sentía en cada párrafo daban por resultado obras maestras que encantaban al público...

Pero no al crítico promedio.

— ¡Jin apúrate que tenemos que pasar comprando un regalo! — el grito lo devolvió a la realidad, por lo que rápidamente terminó de prepararse, bajando en silencio el graderío y saliendo junto a aquel amigo que no lo dejaba todavía.

— ¡Jin apúrate que tenemos que pasar comprando un regalo! — el grito lo devolvió a la realidad, por lo que rápidamente terminó de prepararse, bajando en silencio el graderío y saliendo junto a aquel amigo que no lo dejaba todavía

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/respira hondo

Bueno, he aquí el otro lado. Y no amigos, no todo es color de rosa, y la pasión, de no ser alimentada, se extingue más fácil de lo que uno pensaría.

Lector es Yonghoon. Es cómo ve él el mundo, cómo ve él todo lo que pasa en esta historia.

Nos leemos pronto 📚💕

Lector (YongGu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora