Consejos

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No estaban siendo los mejores días para Kevin Ethan Levin, no señor.

Se había metido debajo de su coche, para cambiarle algunas piezas, más que por arreglar el vehículo era un intento de distraerse con algo y que su mente dejase de darle vueltas al asunto que le traía de cabeza.

Llevaba algo más de tres semanas casi sin ver a su novia, quien estaba demasiado ocupada con su estudio pues le faltaba sólo un examen para acabar sus estudios universitarios. Durante esos días, solo había coincidido con ella un par de veces para cenar juntos y ella estaba siempre leyendo alguno de sus apuntes. Apenas respondía sus mensajes y pasaba olímpicamente de sus llamadas. Lo entendía, de verdad que lo hacía, pero eso no le hacía sentir mejor.

Se sentía una molestia y un estorbo para su novia.

Además, una cosa con la que no había caído hasta ahora y a lo que le estaba dando bastantes vueltas, era que se estaba volviendo bastante dependiente de Gwen.

Su vida había cambiado demasiado. Si le hubiesen dicho hace unos años que su mayor preocupación sería la prima de Ben Tennyson, se hubiese echado a reír. ¿Dónde estaba aquel chico que desaparecía de la nada y que no tenía que darle explicaciones a nadie? Pues echando de menos a su novia, ni más ni menos. Antes eran tan independiente que ni se molestaba en avisar a nadie de sus movimientos, hacía lo qué quería cuándo quería.

-Yo antes no me preocupaba por nadie y ahora sólo estoy pendiente de que esta mujer se digne a mandarme un condenado mensaje...- susurró de manera un tanto agresiva mientras apretaba una tuerca.

Al terminar, salió de debajo de su coche y suspiró mientras se sentaba en el suelo apoyando su espalda en la puerta del copiloto. Sus ojos se pasearon por todo el garaje para detenerse en su teléfono móvil, el cual estaba tirado en el suelo junto algunas herramientas. Alargó su mano para agarrarlo y ver si tenía algún mensaje, y nada, no tenía ninguna señal, por lo menos de Gwen.

Volvió a suspirar, haciendo que Zed quien estaba tumbada mirándole se levantase y se acercarse hasta a él. Puso su mano en su cabeza y la acarició.

No estaba enfadado con ella, ni mucho menos. Solo... Solo se había sentido un poco apartado y solo esos días y se había dado cuenta de lo mucho que necesitaba a la anodita en su vida. Se había acostumbrado demasiado pasar tiempo con ella, a recogerla con el coche y llevarla donde quisiera, a comer juntos, a escucharla quejarse de lo difícil que eran sus clases, de los conjuros que estaba estudiando...

Ahora llegaba a su piso y todo estaba tan silencioso que le hacía sentirse hasta mal. Había conseguido alquilar un pequeño sitio cerca del campus y del taller donde empezó a trabajar antes de que le echasen. No era demasiado grande, pero pensó que para vivir él solo era más que suficiente. Gwen no tardó mucho en ir seguido allí, incluso cuando no estaba él. A veces llegaba de hacer algún trabajillo para los fontaneros/plomeros y se encontraba alguna nota de ella o algún rastro de que había estado allí. Pero sin ninguna duda, lo que más le gustaba era llegar y verla usando alguna de sus camisetas para ir cómoda por el piso mientras le saludaba y le decía que ese día se quedaría allí a dormir con él.

-Solo un par de días más, chica, y volveremos a tener a Gwen de vuelta.- dijo con una sonrisa mientras le acariciaba la cabeza. Zed le respondió con un ladrido.

Volvió a agarrar su móvil y le empezó a escribir un mensaje a su novia, deseándole suerte para su último examen y asegurándole de que sacaría la mejor nota.

Volvió a meterse debajo de su coche sabiendo que solo eran unos días más, que podría soportarlo.

Escuchó como Zed se levantaba y ladraba por haber sentido a alguien y él se incorporó para encarar al recién llegado.

"I'll follow you anywhere"- GwevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora