Las consecuencias de tus actos

239 12 15
                                    


Dio un enorme bostezo y estiró sus brazos hacia al techo para después levantarse de su asiento. Salió de su habitación y fue directo a la cocina para merendar algo mientras era seguido por Zed quien había estado durmiendo en su cama. Devlin se había pasado la mayor parte del día en su habitación, pasó una pequeña parte haciendo las tareas de su colegio y luego se puso a jugar a sus videojuegos. Tras eso, cansado y hambriento fue a buscar algo que llevarse a la boca.

Era fin de semana y había pasado algo más de una semana desde aquel incidente en el que junto con Ken tomó parte en la lucha cuando aparecieron las brechas del Null void. Tras aquello, sus padres tuvieron un par de caóticos días ayudando a su tío Ben a organizar las reconstrucciones de algunas zonas, ayudar a los heridos y a comprobar que de nuevo la seguridad estaba en perfectas opciones. Después de todo ese trabajo ambos, tanto Gwen como Kevin, se tomaron un par de días libres para descansar y recuperar fuerzas.

Debía decir que le encantaba tener en casa a sus dos progenitores. Muchas veces estaban en peligrosas y/o largas misiones y a veces debía quedarse con su bisabuelo Max. Pero en esa ocasión se sentía un tanto nervioso.

Su madre le había asegurado que sus actos, tendrían consecuencias. Lo que significaba que le iba a castigar, pero aun, tras todo ese tiempo, la pelirroja no se había pronunciado con la sentencia.

Conforme pasaron los días, ingenuamente pensó que quizás se le había olvidado. Pero rápidamente desechó esa idea. Conociendo a su madre estaría adecuando y pensando en un castigo para él.

Al llegar a la cocina, empezó a buscar en las estanterías algo dulce para comer. Algunas galletas, chocolate o algo con azúcar que saciase su hambre infantil. Vio unas galletas con chocolate que le parecieron una buena opción, pero antes de agarrar su objetivo, el sonido del timbre le llamó la atención. Dejó las galletas sobre la mesa y fue junto a su fiel mascota a abrir la puerta. Los ojos casi se le salen de las cuencas al ver a su invitado.

-Hola, Devlin.

Con una sonrisa nerviosa dio un par de pasos hacia atrás mientras le hacía un gesto con la mano en forma de saludo. Se escabulló de allí rápidamente cuando su padre hizo aparición para saber quién había llegado. Corrió por los pasillos y abrió la puerta de su objetivo de golpe para entrar en la habitación como un huracán.

-¡¿Me vais a mandar a un jodido internado?!- su voz resonó con fuerza por toda la estancia.

Gwendolyn, quien en ese momento estaba rodeada de montañas de libros al estar ordenando su biblioteca, no respondió de inmediato. No entendía qué era lo que quería decir. Kevin en algunas ocasiones por sus travesuras le había dicho que terminaría mandándolo a algún internado, pero más que todo lo decía como método disuasorio. Colocó uno de los libros que tenía en su mano para después inspirar con fuerza y responder con una sorprendente calma.

-Si sigues usando ese vocabulario, no nos dejarás otra opción.

El pequeño no supo que le dio más temor, si el tono tan tranquilo o la mirada seria de su madre. Aun en la puerta de la biblioteca, empezó a farfullar mientras señalaba detrás de él con nerviosismo. La pelirroja tras eso sí que cambió su gesto, levantando una de sus cejas, sin llegar a entender la reacción de su hijo.

Tras de él, apareció con paso tranquilo Kevin, quien tampoco tenía una expresión muy alegre.

-Cariño, ha venido tu abuela.- dijo mientras señalaba con su pulgar detrás de él.

Cerró los ojos y suspiró. Ahora sí que entendía la actitud de Devlin. Dejó la pila de libros que tenía en sus brazos sobre una de las mesas del lugar y, junto a su esposo e hijo, salió de su biblioteca para saludar a su pariente. La encontró en la sala de estar, sentada cómodamente en uno de sus sofás con su aspecto humano.

"I'll follow you anywhere"- GwevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora