Familia

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Se habían ido a dormir hace tan solo unas horas. Estúpido Dark Star y sus estúpidos planes. El sol ya había salido, pero aprovecharon que era fin de semana y que Gwen no tenía clases y Kevin no tenía que trabajar para dormir hasta tarde.

O ese era el plan inicial, porque apenas eran las 8:00 de la mañana cuando uno de sus teléfonos móviles empezó a sonar. Gwen abrió sus ojos y frunció el ceño evidentemente molesta por el inoportuno sonido mientras que Kevin agarró una de las almohadas y se la puso sobre la cabeza para amortiguar el sonido y dormir un poco más. La pelirroja suspiró y alargó su mano para tomar el motivo de su despertar para ver quien estaba llamando tan temprano.

-Apaga ese condenado sonido, por favor. ­–se escuchó la voz de Kevin siendo opacada por la almohada.

Al tener el móvil en su mano, pudo ver quien era la responsable de la llamada.

-Es mi madre.- dijo la chica mientras miraba a Kevin quien había mostrado un poco su cara al escucharla.

-Deberías responder la llamada, ¿no?

-Te está llamando a ti. - le ofreció su aparato al osmosiano quien la miraba confuso.

-¿A mí? ¿No debería llamarte a ti?

-Quizás quiera hablar contigo sobre algo.

-¿Puede que haya llegado el momento en el que tus padres me pidan que rompa contigo?- bromeó para intentar reducir sus nervios mientras le sonreía para después recibir un codazo de su novia.

Kevin suspiró y se preparó mentalmente para hablar con Natalie, la madre de Gwen. No era que tuviera una mala relación con los padres de su novia, pero aun así se le hacía bastante incómodo. En ningún caso se habían interpuesto en su relación y sabía perfectamente que no era porque tuviese su aprobación, sino porque confiaban en las decisiones de Gwen.

De todos modos, sabía que ningunos padres querrían a un ex-convicto como el novio de su hija menor.

Puede que la incomodidad que sentía fuese creada por él mismo, porque su mente le decía que los padres de Gwen pensaban que él no era suficiente para ella. Aún tenía muchas inseguridades de su pasado, sus poderes y demás cosas, inseguridades que eran sedadas y contrarrestadas justo por la chica que se las creaba. Gwen en su cabeza era quien le daba paz y caos.

Amaba a su novia sobre todas las cosas, incluso sobre su coche. Se sentía profundamente amado por Gwen y a ella no le daba miedo ni vergüenza decirle abiertamente lo que sentía por él, cosa la cual él estaba aprendiendo hacer también en un intento de ser menos reservado con sus sentimientos. El problema es que veía a la estudiante universitaria inalcanzable para él. Era inteligente, amable, deportista, divertida, poseía poderes, luchaba contra el mal y era preciosa. Podría definir como perfecta a su novia. Mientras que la imagen que tenía de él mismo distaba mucho de eso, intentaba ocultar sus inseguridades con su actitud arrogante. La única que sabía de sus demonios internos era Gwen.

Aunque no se hubiesen mostrado hostiles, hablar con los padres de su novia, seguía sin ser agradable.

Tras un largo suspiro, atendió la llamada y se puso el teléfono en su oreja.

-¿Hola?

-Buenos días, Kevin, ¿te he despertado?- se escuchó la voz de Natalie desde el otro lado del teléfono.

-Ehhh... No, llevaba despierto un rato.- murmuró intentando que su voz no sonase adormilada.

-Mentiroso.- susurró la pelirroja con una sonrisa divertida mientras se colocaba más cerca de su novio para escuchar mejor la voz de su madre, Kevin en respuesta puso su mano libre sobre su boca para callarla.

"I'll follow you anywhere"- GwevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora