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"Learned my lesson way too long ago
to be talkin' to you, belladonna,
shoulda taken a break, not an
oxford comma, take what I want when
I wanna and I want ya."

Hace ya varios minutos que estoy sentado en esta cafetería

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Hace ya varios minutos que estoy sentado en esta cafetería. Son las cuatro de la tarde. Me pedí un café, la taza yace en la mesa frente mío hace un rato pero yo no puedo tocarla, tengo el estómago revuelto, por lo que la bebida se enfría con el pasar del tiempo. Odio admitirlo, pero estoy nervioso.

Creí que con Martina me sería fácil mantener esta fachada del chico que no le importa nada, pero también creí que ella sería más difícil de convencer. No estoy seguro de si va o no a venir, pero el mero hecho de que me haya dicho que sí anoche es suficiente para que yo esté acá, ahogándome en mi propia ansiedad.

Me es fácil leerla como un libro. Me odia, me quiere lejos, pero no se puede resistir. Yo la hice mierda, eso sé, pero la foto que subió es suficiente para decirme que extraña como la hacía sentir. También me alcanza para darme cuenta que ese Alex obviamente no la está complaciendo como debe. Y tengo el presentimiento de que no es solo a un nivel físico.

Eso me da un poco de bronca. Que un pibe como él tenga a semejante mujer al lado y la esté desperdiciando es un dolor de huevos. Y no me refiero solo al cuerpo de Martina; todo su ser es fenomenal, su personalidad, su forma de ser, sus manerismos... absolutamente todo sobre ella es impresionante.

Claro que tengo que admitir que yo también fui ese pibito pelotudo que la desperdició a ella en un pasado. Todavía me siento culpable, sobre todo sabiendo que mis acciones aún repercuten en su día a día.

Escucho la campana sobre la puerta tintineando y alzo la cabeza con la velocidad de un rayo. Tengo esperanza, pero a la vez no, porque las últimas veces que escuché ese ruido terminé decepcionado. Pero esta vez no es así, porque ahí está Martina, recorriendo la cafetería con la mirada, buscándome.

Está hermosa: lleva puesto un vestido negro con rosas de escote bajo que termina en su medio muslo y le acentúa las curvas, ese cuerpazo en forma de reloj de arena que tanto me llama la atención. Tiene el pelo peinado a medias, hecho a un lado sobre su hombro, con todo el costado de su cuello expuesto. Me encanta.

Una pequeña sonrisa se posa sobre mis labios. Alzo la mano para llamar su atención y al verme, noto como Martina aprieta un poco los puños. No sonríe, pero se me acerca igual.

—Hola —dice suavemente una vez que está lo suficientemente cerca, sentándose en el asiento frente a mí con los nervios visibles en el temblor de sus manos.

No lleva puesto maquillaje, sus ojos verdes resaltan contra su piel pálida y puedo ver como se muerde muy levemente la comisura del labio inferior, eso que hace cuando está ansiosa. Hundo los dientes en el interior de mi cachete porque tenerla en frente es suficiente para ponerme nervioso.

FREEFALL | lisandro martínezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora