Capítulo diez

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Pese a que algunos minutos habían pasado, parecía una eternidad.

Ernesto salió, y se encontró en la sala de espera con su familia: Valeria, Mateo, Elena, Hilario y Carmita.

Caminaba lento, con las lágrimas rodando por sus mejillas, y con el corazón hecho pedazos.

Valeria se acercó a él, aún llorando, preocupada.

-¿Qué pasó papá? ¿Cómo está mi mamá? ¿Cómo están los bebés?-puso su mano en la mejilla del mayor.

Ernesto negó con la cabeza y comenzó a llorar. Valeria aumentó la intensidad de su llanto y lo abrazó.

Los demás, aún estando lejos, comprendieron las señales, y el sentimiento de tristeza los envolvió. Elena y Carmita comenzaron a llorar, Hilario y Mateo se abrazaron.

Padre e hija se acercaron a ellos. Él se sentó.

-Ernesto-habló Mateo-¿qué pasó?-se puso de cuclillas frente a él.

-Mi niña no aguantó-puso sus manos sobre su nuca-la perdimos-se cubrió la cara.

Mateo lo abrazó. Valeria abrazó a Elena, y Carmita se unió.

-Lo siento mucho patrón-dijo Elena, comenzando a llorar.

Carmita e Hilario también dieron sus condolencias. Ernesto agradecía en silencio, asintiendo con la cabeza.

-¿Cómo está Daniela?-preguntó Carmita, mientras limpiaba sus lágrimas.

-Mal, se puso muy mal cuando la doctora noa dio la noticia-secó sus lágrimas-le van a hacer un legrado para retirar los restos de...-su voz se cortó.

Hilario le dio un par de palmadas en el hombro, en señal de apoyo.

-De mi hija-sollozó-y para que no haya ningún riesgo ni para ella ni para el bebé, como una infección o algo-explicó.

Ya no dijeron más ni hicieron otras preguntas. No querían aturdir a Ernesto. Siguieron consolándolo durante el par de horas que Daniela estuvo en intervención.

La tarde llegó. Hilario y Carmita se habían retirado, no sin antes dar una última palabra de aliento al desconsolado padre.

Ernesto permanecía en su lugar, abrazando a Valeria por el costado. Isabel se acercó a ellos con sigilo.

-Disculpen... Daniela ya está en un cuarto-dijo cuando tuvo la atención de los presentes.

Valeria se puso de pie, Ernesto imitó la acción.

-¿Podemos pasar a verla?-habló la chica.

-Sí, claro. Ahora más que nunca necesita de todo su apoyo y su amor para poder salir adelante-afirmó-vengan conmigo.

La doctora dio algunos pasos. Todos la siguieron. Llegaron al cuarto y cuando Isabel abrió la puerta, el mundo para Ernesto y Valeria se derrumbó.

Daniela estaba acostada en la cama. Su rostro estaba lleno de tristeza y desconsuelo. No había parado de llorar.

Ellos entraron. Valeria fue directamente a abrazar a su madre.

-Mi amor-comenzó a llorar intensamente-la perdí, perdí a mi niña-se aferró a los brazos de su hija.

-Lo siento muchísimo mamá-le dio un beso en la cabeza y comenzó a llorar en silencio.

Ernesto se acercó del lado opuesto a donde estaba Valeria, y puso la mano sobre el hombro de su esposa.

Ella puso su mano sobre la de él y lo miró de reojo. Mateo permanecía apartado, abrazando a Elena.

-Lo lamento tanto Ernesto, yo no quería que nuestra bebé...-volvió a llorar-perdóname, por favor, es mi culpa-se señaló.

Mi Secreto Danesto's Version Donde viven las historias. Descúbrelo ahora