MONTERO 《sookai》

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En los años de adolescente que llevaba Soobin sólo había visto porno 2 veces, una porque sus compañeros de secundaria se lo mostraron en sus segundo año, eran dos personas extranjeras, hombre y mujer, el vídeo duraba por lo menos tres minutos, le pareció bastante desagradable. La segunda vez fue por su cuenta hace dos años, cuando Yeonjun le prestó su laptop porque la suya estaba en reparación. Su amigo había salido esa vez, y al parecer había olvidado cerrar el buscador, donde se encontraba abierta una página, lo que sorprendió al chico, porque era Twitter, y la publicación era pornográfica. Soobin hubiera cerrado sin más si no fuera por el peculiar título y portada del vídeo.

'Trío Bi' era lo que más resaltaba del título, y en la imagen se veía a dos hombres besándose y en medio de ellos una mujer, siendo penetrada por ambos. Sintiendo su pulso latiendole en la garganta, dió a reproducir y fueron los diez minutos más excitantes que tuvo hasta ese momento, luego simplemente fue al baño a ducharse y quitarse de encima la excitación, para poder hacer su tarea en paz.

Luego de eso él simplemente nunca más tuvo la necesidad de consumir ese contenido, pero no negaría (ni contaría) que fue su experiencia sexual más excitante. Evidentemente ese fue su pensamiento previo a la noche que pasó en casa de Kai, y ahora se veía aún más superado por el momento que estaba pasando en ese instante, con Kai de nuevo en su regazo, guiando su mano la cual tenía 3 de sus dedos sumergidos en el culo del más jóven, quién no dejaba de soltar sonidos que ya no podía contener al sentir los dedos del mayor  entrando y saliendo de él, con su otra mano apretando su nalga derecha. Ni siquiera notó cuando la mano de Soobin dejó de necesitar su guía, pero los brazos del más chico se encontraban ahora rodeando el cuello del mayor mientras se acercaba a su oído.

"Hyung... ¿Me deja besarlo?"

Fue la pregunta que bastó para que Soobin comprendiera que ya no había vuelta atrás realmente, ya no quería volver a los días en los que Kai no estaba a su alrededor porque sería no tener al ser más dulce y considerado del mundo cerca suyo. Por Dios, el chico tenía tres de sus dedos penetrándole y su otra mano masajeandole el trasero, y le estaba pidiendo un beso tan tímidamente, una timidez que realmente no era actuada como otras veces.

Soobin decidió tomarlo de los costados y recortarlo en el largo y ancho sofá, para aún entre sus piernas, observar el desastre que Kai era, su imagen completamente excitada, algo sudorosa, su piel con zonas más rojas que desearía poder notar más pero no podía debido a la iluminación del cuarto. Los ojos llorosos y brillosos del chico, su boca, su respiración agitada, era realmente un ángel.
Inclinándose sobre él, dejó una lamida y un beso en su pene, sintiéndolo estremecer en sus manos que sujetaban sus caderas. Subió por su vientre dejando entre besos, chupones y mordidas débiles, hasta pasar por sus costillas y pecho, donde jugó con sus pezones en su lengua, disfrutando en todo el momento de los gemidos de Kai y de sus dedos enterrados en su cabello. Al llegar al rostro del más joven, presionando un poco su mejillas para abultar sus labios y entreabrir su boca, vió los ojos iluminados de Kai, pasó su lengua por los labios abultados y luego metió por completo la misma entre ellos, iniciando un beso lento y pesado, intenso, recorriendo la boca del muchacho con hambre y siendo correspondido con las mismas ganas, ambos sintiendo como si hubiera sido una necesidad, sus estómagos hormigueando felices, era su primer beso juntos y superó completamente sus expectativas.
Soobin estiró un poco su brazo sobre la cabeza de Kai y casi sin esfuerzo encontró uno de los condones, se separó quedando en sus rodillas como originalmente estaba, viendo ahora como Kai lo miraba con esa sonrisa traviesa, mordiendo su labio levemente. Soobin le correspondió la sonrisa cuando las manos del extranjero tocaron sus costillas y fueron bajando lentamente hacia su zona V, para luego tomar el condón de su mano y abrirlo con las suyas. El mayor lo miraba con sus manos apoyadas en las rodillas del pequeño, viendo entonces como este llevaba una de sus manos a masturbarlo durante unos segundos para luego empezar a colocarle el preservativo.