Capítulo 2

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Cristian estaba frustrado por millonésima vez. Otra vez se había ido expulsado de la cancha. No entendía por qué el árbitro había tomado esa decisión, si la patada no había sido tan fuerte, a lo sumo le iba a quedar un moretoncito. No es como si le hubiera quebrado un hueso o algo así. Lo único bueno de ese día era que al atardecer partiría hacia su país a reencontrarse con sus hermanos de la selección para jugar un amistoso.

Extrañaba muchísimo a esos locos y sus ocurrencias. Aunque había visto a varios de ellos en estos meses en la competencia, e incluso hecho videollamadas, sus apretadas agendas no les permitían pasar mucho tiempo juntos. Sus amigos más cercanos, Licha y Moli, con quienes más se comunicaba, le habían advertido sobre el cambio en su actitud. Ambos estaban muy preocupados por su futuro si su juego seguía siendo tan violento.

-Cuti, baja un cambio hermano. Te vas a hacer echar y después no te van a querer comprar ni por dos pesos. Deberías poner aceite esencial de lavanda todas las noches, capaz que así te relajás un poco-. Esas habían sido las palabras de Licha luego de que casi terminó lesionado después de un fuerte cruce con un contrario. Si alguien apodado "el carnicero" le hacía esa observación, debería prestarle mucha atención al consejo.

Al llegar a su casa, lo esperaba su mujer, quien estaba empacando para su pronta salida hacia el aeropuerto. Luego de besar a su hijo, que jugaba con unos peluches, fue a saludarla y notó que no se encontraba de buen humor. No podía culparla, la noche anterior había pasado otra vez. Ella había intentado seducirlo, y al principio lo había conseguido, hasta que las cosas fueron escalando y un pensamiento intrusivo apareció y lo dejó un poco aturdido. Él utilizó la excusa de que estaba preocupado por el próximo partido, porque era muy decisivo. En un principio, ella aparentó entenderlo, pero él sabía que bajo la superficie su esposa se sentía profundamente lastimada porque no era la primera vez que veía esa conducta en su marido.

-Mi amor, ¿ya estás lista? En media hora tenemos que estar allá.- dijo Cristian un poco tenso.

-Cristian, decime la verdad. Ya no aguanto más- expresó sorpresivamente su mujer, dejándolo atónito. Ambos sabían que su relación se estaba descarrilando, es por eso que habían hecho un esfuerzo por compartir más momentos juntos. Quizás en el fondo lo que estaban intentando era tratar de recuperar los sentimientos que se habían desvanecido, fingiendo que todo estaba fantástico para el afuera.

-¿Hay otra mujer?, ¿es eso? Prefiero enterarme por tu boca antes de que se esparzan los rumores- exclamó con lágrimas a punto de salir de sus ojos. Es verdad que él estaba confundido, pero no podía creer que ella, después de tantos años a su lado, lo conociera tan poco como para desconfiar de él de esa forma.

-¿Qué estás diciendo? ¿Cómo podés acusarme de algo así? Por lo visto ni siquiera me conocés realmente- respondió dolido.

-¿Sabés qué? Tenés razón. Ahora te desconozco. Desde que volvimos de Argentina sos otra persona. Uno no cambia porque sí. Si no hay otra mujer no se entiende por qué ahora evitás estar conmigo, cada vez más seguido. La verdad es que no puedo creerte- declaró ella con visible angustia.

- ¿Cómo podés hacerme estos planteos cuando tenemos que viajar en media hora? Vos sabés lo importante que es este viaje para mí- manifestó Cuti indignado, sintiendo el enojo de su reciente expulsión resurgir.

-¡Para vos! Siempre todo gira en torno a vos. Y ¿yo qué? ¿Quién se preocupa por mí? No pienso acompañarte esta vez, mejor me quedo acá con nuestro hijo hasta que te dignes a aclarar lo que pasa, de una vez por todas. Va a ser mejor que nos tomemos un tiempo- dijo ella suspirando resignada.

-Tenés razón, aunque no puedo entender lo que me estás reprochando. Cuando nos casamos, sabías desde el primer momento todo lo que implicaba mi carrera. Mejor nos tomemos un tiempo. Sólo te pido que me dejes ver a mi bebé todos los días. Te voy a llamar para que me lo pongas en la cámara. Él necesita de su papá y yo no puedo vivir sin él- le pidió sintiendo un nudo en la garganta.

-Claro, eso no se discute. Nunca haría algo que pudiera afectar a mi hijo- respondió ella con su enojo disminuyendo.




Nota:

Y para festejar la victoria de hoy, acá está otro capítulo. 🥳

¿Qué opinan de esta parte? ¿Quién tiene la razón? Yo creo que él está diciendo la verdad, porque en teoría nunca hizo nada con el susodicho (no por falta de ganas 😂), pero ella también está en lo cierto, porque su intuición le dice que el corazón de su marido ya no le pertenece (re dramática estoy hoy 🙊).

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