Capítulo 6

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El momento de la verdad había llegado, era hoy o nunca. Al terminar de entrenar, se armó de valor e invitó a su Sonny a pasar un rato en su nuevo departamento de soltero. Le había propuesto que jugaran unos partidos a la play, mientras comían alguna cosa rica. Sonny había aceptado, con la condición de que se animara a probar el Kimchi, una comida típica de su país. Cuti, quien nunca había visto con buena cara el platillo, se sacrificó y cedió a los deseos del coreano.

Cuando salió de las duchas, se miró al espejo. A pesar de que seguía siendo el mismo físicamente, notó que su semblante había dado un giro de 180 grados. Lejos había quedado el Cristian que reaccionaba con violencia ante cualquier provocación. La imagen que le devolvía su reflejo era la de una persona segura de sí misma.

Espero al asiático afuera del predio, subido en su auto. Cuando llegó, se sentó en el asiento del copiloto y le dedicó una sonrisa. - Let's go. I'm ready (Vamos. Estoy listo)- afirmó Heung Min. Cristian arrancó el auto y condujo hasta su casa.

Durante todo el viaje, conversaron sobre el entrenamiento y el futuro del equipo. Ambos parecían tener un acuerdo tácito de no hablar acerca de lo que sabían que iba a ocurrir hasta llegar al departamento y ponerse cómodos. Después de todo, su relación había progresado bastante en el último tiempo. Cuti continuamente intentaba empujar un poco más los límites de Sonny para testearlo. Sus avances siempre habían sido bien recibidos, ya fueran besos en la mejilla que duraban un par de segundos de más o pequeños masajes en la espalda.

El coreano se había sorprendido por la mejoría en la actitud del argentino. Había representado un alivio para todos, especialmente para él, quien había sufrido todo el tiempo en que se habían distanciado. Pero aquello era cosa del pasado, porque después de que Cuti volvió de su estancia con su selección la grieta entre ambos se fue cerrando de a poco. En el último tiempo, su cercanía y su química habían incluso superado a las que tenían antes. Ahora las pequeñas caricias o los besos en la frente eran algo de todos los días. No era extraño verlos caminar de la mano o con los brazos alrededor de los hombros o la cintura del otro.

Al llegar a destino, Cuti comenzó a sentirse un tanto ansioso, pero intentó calmarse, recordándose que su acompañante era simplemente Sonny. Con él podía bajar la guardia. No había preparado nada demasiado elaborado, solamente había comprado algunas cosas y limpiado el lugar. Sentía que en esta ocasión debían relajarse y ser ellos mismos. Además le preocupaba ir demasiado rápido y asustarlo. Si todo salía bien, habría tiempo para compartir muchas más experiencias juntos.

Los dos hombres se dispusieron a comer primero. La larga jornada de entrenamiento los había dejado exhaustos y hambrientos. Cristian calentó lo que había comprado, mientras Sonny sacó un recipiente con el platillo que había preparado. Cuti trató, sin éxito, de disimular su expresión de desagrado al ver el Kimchi.

-Come on! You're not allowed to pull a face. You promised to give it a try-. (¡Vamos! No tenés permitido hacer caras. Prometiste que ibas a probar). Cuti se resignó y se acercó a regañadientes, sentándose a su lado. Sonny le ofreció los palillos y él trató de tomar un pedazo con ellos, fallando terriblemente, por supuesto. Al ver sus intentos frustrados, el coreano tomó los utensilios con sus propias manos y le acercó un poco de Kimchi a la boca, haciendo una mueca para que la abriera. El argentino le siguió la corriente y se aproximó un poco más, recibiendo la comida. El hecho de estar tan cerca generó un clima distinto y ambos se miraron intensamente a los ojos. Cristian percibió un fuerte sabor en su boca, que no estaba tan mal como había pensado. -Is it good? (¿Está bueno?)- cuestionó Sonny con la voz un tanto más grave de lo normal. -Yes, it's very good. (Sí, está muy bueno)- contestó Cristian, sin saber realmente de qué estaba hablando. En ese preciso momento, el sonido del timbre sobresaltó a ambos futbolistas. Cuti suspiró y se levantó a abrir la puerta.

Era el vecino del piso de abajo, un hombre desaliñado y de mediana edad, que estaba teniendo problemas con la calefacción y quería averiguar si en su casa pasaba lo mismo. Después de informarle, con cara de pocos amigos, que él no tenía el mismo inconveniente, volvió a la mesa a continuar con la cena, pero el ambiente se había esfumado. Ambos comieron mientras hablaban de cosas sin importancia. Cuando terminaron, Cuti sugirió ir a jugar un partido en la Play que estaba en la sala. Al cabo de una hora, Cuti estaba ganando, gracias a su naturaleza competitiva, que no le permitía dejarse derrotar ni siquiera en algo tan simple como un videojuego.

Sonny comenzaba a sentir que las largas horas de ejercicio y la mala postura le empezaban a pasar factura. Intentó acomodarse ligeramente en el sillón, pero sintió un pequeño tirón entre el cuello y el hombro que le hizo soltar un quejido. Cuti puso el juego en pausa y le preguntó si todo estaba bien. Él le explicó lo que ocurría y el argentino se ofreció a masajear la zona para aliviar un poco su dolor, cosa que Heung Min aceptó con todo gusto.

El cordobés giró a Sonny para que le diera la espalda y comenzó a masajear sus hombros. Mientras lo hacía, observaba la piel pálida del cuello del asiático, que contrastaba adorablemente con la suya, mucho más morena. De repente, una idea se le cruzó por la mente. Era bastante descarada, pero tendría que arriesgarse si quería obtener resultados, tal como había dicho su amigo Leo.

Juntó coraje, acercó su rostro al cuello de Sonny y frotó ligeramente su nariz y sus labios contra la suave piel. La reacción del delantero no se hizo esperar: éste tomó una abrupta bocanada de aire y se estremeció un poco, ladeando su cuello para darle mejor acceso. El cordobés, sabiéndose correspondido, sonrió contra la piel del coreano, comenzando a besarla apasionadamente.

Unos instantes más tarde, Sonny se volteó para mirar a Cuti a la cara. Se quedó pasmado al contemplar los ojos marrones que tanto le gustaban observándolo con una intensidad que nunca había visto. No soportaba las ganas de acercarse, así que decidió acortar por fin la distancia y unir sus labios a los de su compañero por primera vez. Se quedaron explorando sus bocas por largos minutos, hasta que la necesidad de un poco de espacio se hizo imperiosa. Al separarse, respirando con dificultad, se dedicaron una sonrisa que no parecía ser suficiente para expresar la felicidad y la euforia que estaban experimentando.

Cuti fue el primero en animarse a decir algo. -Sonny, I need to tell you something (Sonny, necesito decirte algo)-.

- Yes, Cuti. Go ahead. I'm all ears (Sí, Cuti. Continúa. Soy todo oídos)- contestó Sonny con ojos expectantes.

-I... I like you... a lot. Would you... be my boyfriend? (Me... me gustas mucho. ¿Serías mi novio?). Cuti se sentía un adolescente cuando estaban juntos y, después de haber formulado la pregunta, se cuestionó si no sonaba un tanto infantil. Sin embargo, la expresión de ternura que se dibujó en la cara de su Sonny despejó sus dudas.

-Yes, Cristian. I want everything with you (Sí, Cristian. Quiero todo contigo).

Luego de que todo estuvo dicho, la pareja continuó con sus muestras de afecto, lo que los llevó a dirigirse a la habitación de Cristian para pasar su primera noche juntos. Allí se demostraron, a través de sus cuerpos, lo importantes que eran el uno para el otro y la profundidad de sus sentimientos.




Nota:

Menos mal que Cuti no quería ir rápido. Agarró la autopista y se fue a 120 km/hora más o menos. 🤣😏 Ahora sólo falta el epílogo. 🙉

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