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- Mamá pero no quiero ir - me contesto Elorie.

- Vamos a ir, es la graduación de Nathaniel y prometimos ir - dije señalándola, tenía puesto un vestido rojo.

- Hola - dijo Nat entrando a la habitación, la mire de arriba para abajo y vi que tenía un traje negro muy lindo -. ¿Qué está pasando?

- No quiere usar el vestido - dije, Elorie se quito el vestido. Respire hondo y me rendí -. Bien me rindo, ponte el traje.

- ¡Bien! - dijo ella saltando de alegría.

- Voy por algo de tomar - dije cansada, me quite los tacones y salí de la habitación. Baje las escaleras descalza y con ganas de pegarme un tiro.

Me serví un vaso de jugo y me senté en las sillas de la encimera. Tome un sorbo de este para después acomodarme el cabello, que tanto tiempo me tomo peinarme, escuche unos pasos y con rapidez mire hacia atrás.

- Me asustaste - dije al ver que era Nat.

- ¿Todo bien? - dijo ella, se quedo en el borde de la pared mirándome.

- Es que estoy algo estresada - confesé -. Es que yo no sé que es lo que gana con hacer pataleta todo el tiempo, y siempre a mí..

- Amor sabes que a esa edad...

- A esa edad ni mierda - señale al pasillo vacío -. Esa niña piensa muy bien, es muy inteligente y siempre tiene que llevarme la contraría... Y eso cansa, maldición.

- Wanda lo sé - dijo ella, suspire y me concentre en mi vaso de jugo -. Se que es estresante no has parado de, hacer cosas por los niños.

- No he tenido unas putas vacaciones, y estoy cansada - levanté mi vaso de jugo -. Estoy bebiendo jugo. ¡Jugo maldición!

- Wanda es una niña, es una bebé. Ella aún no entiende que carajos hay que hacer - dijo ella, bufe.

- Sabes que Natasha, con permiso - me tome el último sorbo de jugo. Me puse los tacones con rapidez.

- ¿Y a donde vas?

- A un lugar - dije, abrí la puerta y la cerré de un golpe. Suerte tenía llaves en mi bolso, que habría tomado poco antes de salir de la casa. Tome el coche y conduje por la carretera, baje la ventana.

Deje que mi pelo volara con el viento, saque mi mano por la ventana, estaba atardeciendo. Era raro que la fiesta de graduación la hicieran en la tarde y no en la noche, pero son los Barton, cuidan mucho de sus hijos. Puse la música a todo volumen y me concentre en está, la pantalla de mi telefono se encendió con la llamada de Natasha. Antes de contestar respire profundamente.

- ¿Podrías detener el auto?

- ¿Qué? - dije, mire por el retrovisor y vi la camioneta de Natasha -. ¿Me estas siguiendo?

- ¿En serio te sorprende? - me dijo, colgué el telefono y detuve el auto a un lado de la carretera. Note que Natasha se estacionaba detrás de mí, aprete el manubrio y suspire -. Hola señorita...

- ¿Hola?

- ¿Qué hace una señorita en ese hermoso vestuario manejando sola por la carretera?

- Es que mi esposo me dejo sola el día de nuestro aniversario - conteste siguiéndole el juego, ella se hizo la sorprendida.

- ¿Cómo un hombre pudo dejar a una joven tan hermosa?

- No sé - dije subiendo y bajando mis hombros, saque de mi bolso el labial. Acomode el retrovisor y me coloque labial rojo -. Bueno, tengo cosas que hacer... Lárgate.

- ¿Perdón?

- Cariño, soy fiel a esa hermosa mujer pelirroja que me enamoro después de que le robe su chaqueta.

- ¿No era hombre?

- No sé, puede ser cualquiera - la mire de arriba para abajo.

- Espera - dijo, se alejo y supuse que fue hacia la camioneta. La vi volver ocultando algo detrás de ella -. Se que no me he portado muy bien.

- ¿Hasta ahora te das cuenta?

- Y tal vez, siempre estoy del lado de los niños - la mire con la ceja encarnada -. Pero, sigo siendo tú esposa y te prometí amarte a pesar de todo... Por eso te doy esto.

Me mostro un ramo de rosas, me quede unos segundos analizándola, abrí la puerta del auto. La cerré detrás de mí y me recosté en la puerta.

- ¿Me perdonas? - me dijo haciéndome ojitos.

- Está bien - dije fingiendo estar abrumada, lance las flores al auto. Mire la camioneta y ví que no habían pasajeros -. ¿Dónde está...?

- Ella está con sus hermanos.

- En ese caso - abrí la puerta del auto para cerrar la ventana -. Entra al auto.

- ¿Qué?

- Entra. Al. Auto - dije sería.

- Bien lo que digas - dijo ella, abrió la puerta de atrás. Revise a mi alrededor y entre al auto -. Ya se a donde quieres llegar.

- ¿A donde? - se lanzó sobre mí, para desabrochar mi vestido. Se quito su camisa. Hace mucho tiempo que no tenía un momento así con ella, puesto que nos hemos estado concentrando en los niños, estoy segura de que no se acuerda de que mañana es nuestro aniversario. Ya no lo celebramos, bueno yo sí pero... No sé, ella ya no parece estar tan interesada.

El sol empezó a ocultarse, Nat me abrocho el vestido. Me miro unos segundos y yo le sonreí.

- Te amo - dijo Nat, mi sonrisa se amplió un poco -. Se que el sexo no ayuda nada.

- Aunque ayudo un poco - dije arrugando mi nariz.

- Prometo compensarte - me dijo ella, me abrazo y por unos segundos. Me sentí como antes, cuando todo era más sencillo.

- Bueno basta de sentimentalismo - dije alejándome -. Tenemos que ir a la graduación de Nathaniel.

- Si, tienes toda la razón - dejo un beso en mis labios y abrió la puerta. Tras ella salir del auto me quede unos segundos pensativa. Volví a la realidad, me pase al asiento de adelante. Abrí la ventana del auto, la camioneta de Nat se coloco a mi lado -. ¿Una carrera?

- ¿Es un reto Romanoff?

- Es probable...

- En ese caso - troné mis dedos -. La que gane lava los platos por dos semanas.

- Eso si que es una apuesta - presione el acelerador a fondo, el viento hacia que mi cabello se fuera para todos lados. Spoiler alert: obviamente yo gane. Tomalá Nat.


Tu eres mi verdadero amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora