No sé qué poner aquí sin spoilear la trama.
▪️ ⚠️ La etiqueta 🔴MADURA🔴 no está sólo porque sí⚠️
▪️ ⚠️ Este es un fanfic, no pretende apoyar ninguna postura sobre los temas aquí tratados. Las decisiones que toman los personajes son para poner más...
Es una tarde preciosa, no para Xie Lian, él recuerda que fue una tarde cuando ocurrió su secuestro. Hua Cheng está afuera, retuerce la ropa mojada y la tiende. Xie Lian sale del santuario por primera vez en días. Hua Cheng lo ve y va a su encuentro. Xie Lian ladea la cabeza y desvía la mirada.
—¿Gege ya se siente mejor?
—...
—No preguntaré qué fue lo que ocurrió, no deseo que reviva esos recuerdos, pero quiero saber qué le sucede; sino no sabré cómo ayudarle— dice con suavidad, para calmarlo y persuadirlo al mismo tiempo.
Las manos de Xie Lian tiemblan, las encoge en fuertes puños para disimular. Es hora de confesar.
—Con permiso— una tercera voz.
La pareja vuelve la mirada a la entrada del santuario, son Feng Xin y Mu Qing. Hua Cheng maldice internamente y Xie Lian ve su salvación.
—Qué bueno verte afuera— comenta Feng Xin.
—Espero no interrumpamos nada— Mu Qing se dirige a Hua Cheng.
Después de escupirle con la mirada a Mu Qing, Hua Cheng observa a Xie Lian, la ansiedad en su mirar es notoria. Está por decir algo, pero es Xie Lian quien toma la palabra:
—San Lang, ¿puedes traerles algo de beber a ellos dos? ...Por favor.
Es una sorpresa para los tres. Xie Lian sabe a la perfección que los oficiales celestiales no son del agrado de Hua Cheng y que Feng Xin y Mu Qing podrían huir espantados antes de querer causar problemas. Contrario a la deducción de Xie Lian, ellos aguardan en su sitio en lugar de crear discordia. En silencio, Hua Cheng regresa a la morada a preparar las dichosas bebidas. Ambos oficiales demandan explicaciones a Xie Lian con sus miradas. Él no establece contacto, pero les habla, ha pasado tanto tiempo sin hablar que su voz suena extraña:
—Hay algo que quiero decirles...
—Y supongo que no se lo has dicho a Lluvia Sangrienta— expresa Feng Xin.
—No quieres que él escuche, ¿me equivoco?
Xie Lian asiente ligeramente.
Como es de esperar, Hua Cheng es hábil en eso de la cocina, regresa demasiado pronto y les ofrece dos tazas de té en una bandeja. Qué situación tan incómoda. Mu Qing toma la iniciativa y coge las tazas por ambos. Hua Cheng guarda la bandeja bajo el brazo y se queda de pie con ellos. ¡Qué situación tan incómoda!
—S-Su Alteza quiere hablar con Feng Xin.
—¿Eh? — Feng Xin se sorprende.
Mu Qing le da un codazo y Feng Xin, a costa de su propia vida, le coloca una mano en el hombro a Xie Lian y lo aparta del grupo. Hua Cheng los observa con enfado, chasquea la lengua y se regresa al santuario. Mu Qing pone los ojos en blanco y espera. Feng Xin deja a Xie Lian atrás y regresa con Feng Xin, porta un gesto complicado. Mu Qing arde de curiosidad, pero aguarda, si para Feng Xin ya es suficientemente difícil de contar, no quiere imaginar lo arduo que debió ser para Xie Lian.
