Cuando Camavor cayo Gwen la cual se había quedado en el castillo cuando este se derrumbó a causa de la niebla caería a lo más profundo del mar sin entender el muy bien como había pasado esos juegos y todo el amor que la muñeca había recibido ya no estaba la última vez que sintió es amor fue cuando alguien la llevo con su dueña la cual estaba muy enferma no entendía el por qué pero siempre había estado en los peores momentos de su dueña pero ahora se habían detenido tanto las batallas con tenedores debajo de la mesa, acompañarla en las largas noches mientras cosía mientras en la habitación se escuchaban las risas y las conversaciones entre la muñeca y la costurera pero el día que se apagaron se escuchaba a lo lejos las risas y a veces llantos de la costurera los cuales no podían ser consolados por la muñeca.
Cuando ya solo hubo silencio en el gran castillo poco a poco se fue derrumbando pero un día entre esos siglos que pasaron pudo por fin ver se levantaría poco a poco sintiendo por primera vez algo al abrir los ojos vería que se encontraba en una playa por primera vez en su vida se podía mover sola y ya no era una muñeca pues cual pinocho ahora era una niña de verdad - De verdad... De verdad?! Estoy viva!! - Gwen se pondría a correr por toda la playa dando saltitos de felicidad ella estaba maravillada de todo lo que podía ver y incluso sentir el viento en su espalda era maravilloso después de todo ella se podía mover por su propia cuenta aunque después de un rato notaria unos escombros extrañamente familiares al mover un poco los escombros verían Tijeras, Agujas e hilo las herramientas de Isolde.
Al acercarse más y tocarlos una niebla destellante recorrió su cuerpo dándole una sensación de calidez esa sensación atraería a unos monstruos provocados por una niebla tan negra como la noche algo atraía a la niebla hacia la muñeca pues ella poseía algo que la niebla deseaba mas que cualquier cosa, a diferencia de lo que haría otra persona de huir despavorido ante la niebla negra Gwen con su curiosidad natural le parecería gracioso y empezaría a atacar a la niebla con sus tijeras las cuales ella podía cambiar de tamaño a voluntad gracias a los golpes que daba la niebla negra era contrarrestada por la niebla que ella usaba.
Los espectros se empezaban a multiplicar pues la niebla no paraba de crecer, Gwen en un momento tendría un recuerdo de que fue lo que paso un día los espectros empezaban a rodearla pero los recuerdos de su creadora enferma, herida, maltratada y con un miedo inexplicable vería a un hombre aquel que alguna vez la despertó de su sueño para verla a así - Ya... volviste - Diría Isolde en el recuerdo - Me costo encontrar a Gwen pero aquí esta espero que esto te haga sentir mejor - Un hombre castaño estaba alado de ella Gwen no recordaba quien era - Me he de retirar Viego cuida de Isolde - Una mujer con armadura le haría un saludo pero a diferencia del resto de soldados no le haría una reverencia - Como sea... Isolde por favor sanate pronto - Viego se sentaría en el borde de la cama para abrir un libro y leerlo tal vez hoy seria el día en donde encontraría la cura.
Ahí terminaría el recuerdo pero con el simple nombre de Viego supo de quien se trataba la muñeca caería de rodillas a la arena después de todo sabía que le había pasado lo había encontrado la respuesta a algo que no deseaba pero necesitaba recordar aquel hombre había maltratado a su creadora debido a su vanidad pensar en que ella le traía felicidad a la pobre chica que con tanto amor la creo - Tiempos mas simples y felices - al mirar sus tijeras supo que hacer pues Isolde aun no la había dejado y gracias a los regalos que obtuvo de ella podía hacerle frente a aquel hombre que la había condenado después de todo aun ella sentía a Isolde dentro de ella tal vez ella fue quien le dio el regalo de la vida por lo que no se daría por vencida y atacaría a la niebla negra ahuyentándola fuera de ahí.
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𝒰𝓃𝒶 𝓁𝓊𝓏 𝑒𝓃 𝓉𝓊 𝑜𝓈𝒸𝓊𝓇𝒾𝒹𝒶𝒹 - Viekshan
RomantizmEl centinela rebelde siempre busca su manera de saltarse las reglas de los centinelas pero cometería la falta más grave al enamorarse del causante de la desaparición de casi toda su orden el rey arruinado. - El rey arruinado jamás cambiaria su propó...