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Un suspiro de ilusión abandonaron sus labios al momento que el broche con flores sobre su cabello dieron el "clic" con la dicha de estar firme sobre estos.

Alzó su vista y se miró al espejo por un cortísimo período de tiempo y sonrió para si mismo en un total sonrojo.

Se sentía lindo, realmente lindo y encantador, ahora sí podría decirse que se sentía como tal "un verdadero omega" y no ese feo aspecto de falso alfa pandillero que traía siempre por los trabajos en la mafia.

Ahora se podría decir que estaba en la libertad de sentirse como él quería. Si, sin tener que ocultar su segundo género ante el mundo para que no se aprovechen de esa desventaja.

Pues ser Omega, tenía muchas desventajas y Shuuji más que nadie lo sabía bien.

Recordando al pasado, Shuuji se encontraba en un vaivén de emociones mezcladas, las encargadas de hacer que por momentos se sienta en una baja tristeza la cual lo hace llorar a mares o se ponga muy feliz y eufórico por la sola idea de que hoy se uniría en sagrado matrimonio con su pequeño alfa.

En realidad, no estaba seguro de lo qué realmente sentía. Se podría decir que estaba emocionado, en sí, casarte con la persona que amas de verdad era algo el cual a cualquiera le ponía a latir el corazón. Sin embargo, a pesar de esa emoción, Hanma tenía la certeza de que una pequeña porción de todo aquello que sentía era enojo.

Podía reconocer a esa amarga sensación pinchar como pequeños alfileres molestos que hacían que en más de una ocasión, sus ojos se llenen de lágrimas y su garganta se cierre y no precisamente de felicidad.

En resumen, algo para él no se sentía bien, un tiempo que lo viene sintiendo así, cómo si algo estuviera impidiendo que sea completamente feliz, se suponía que debería estar saltado por todas partes mientras le grita a los cuatro vientos que se casaría, que se uniría con el hombre que ama y ambos sería felices hasta que el tiempo lo permita.

Sin embargo, ahí algo que lo nubla de esa felicidad y ese algo gira todo en torno a Kisaki.

Hace varias consultas con su psiquiatra, él le había contado sobre sus inseguridades con respecto a su boda, se podría decir que por primera vez fue cien por ciento sincero con ella y que se pudo sentir mucho mejor y más relajado al sacar aquellas cosas que también le hacían peso en sus hombros.

Al fin y al cabo, para eso eran las terapias que su novio pagaba con el tal de que Shuuji se sienta bien.

Aunque siempre fue así, también debe de admitir, no siempre lo que le recomienda su psiquiatra lo hace sentir mejor. Pero tampoco la culpa, ella no sabe su historia completa, tampoco su relación real con el alfa y ni cabe decir de su trabajo tan arriesgado.

De lo que si puede culparla, es de lo poco profesional que todavía es con él después de casi dos largos años con ella. Que no le demuestre la confianza como para abrirse de forma segura con ella y que con cada palabra que Shuuji le comente, esta lo remata con argumentos un tanto hirientes.

Cómo lo recuerda en su tercera sesión.

"— No debes tomarlo tan a pecho. —, ella sólo baja la mirada a su cuadernillo mientras mueve la mano de forma rápida por este con el bolígrafo entre sus dedos. Shuuji puede oír el chirrido tan desesperante que crea la punta del objeto metálico con la hoja a medio usar.— Creo que es por eso que todavía no consigues avanzar en tú tratamiento."