< 8 >

63 26 1
                                    


La noche parecía tranquila, o al menos eso quiso pensar Feiyu después de la conversación que tuvo con su excuñado. Aquella confesión lo perturbó al extremo de erizar los pelos de punta.

Nunca pensó que pudiera volver a amar como lo hizo con su hermana, por lo menos jamás lo manifestó públicamente, pero recordó que ella siempre se mostraba feliz.

Nunca fue tan expresivo como lo era ahora cuando manifestó el temor de que su madre atentara contra aquel muchacho que conoció hace algunos años en la mansión.

Recién se daba por enterado de aquel matrimonio que terminó por culpa de sus decisiones, a veces sentía pena por el pequeño Zhan, como solía llamarlo cuando visita aquella mansión.

No entendía la mente de Yibo y tampoco le interesaba, pero sabía que escondía algo. Sus ojos no mentían y podía ver dolor, angustia pero sobre todo miedo de volver a perder lo más valioso de su vida.

No tenía dudas de que amara a Lizy, pero no supo cómo cuidarla y fue llevada al camino perverso de la Madam Wang. Odiaba a esa mujer con tus sentidos y solo pedía a los cielos por una oportunidad para hacerle pagar por lo que hizo.

-Bien. De todos modos, ya sabes que una vez dado algo, no se debe quitar.

-Siempre cumplo mi palabra Cheng, así que no te preocupes.

-Lo dudo. -su mirada era afilada-. Y por eso te pregunto nuevamente ¿Estás seguro? ¿Qué pasará con mi sobrina? Sé que tiene gustos finos y dudo que pueda aguantar la vida miserable que le ofrecerás.

-Feiyu. Feiyu. Te daré todo menos a mi hija. -sonriendo-. Ella se queda conmigo. Lizy no es parte del trato.

-Ella vendrá por cuenta propia y no tendré nada que ver.

-No vine a pelear sino...

-Bueno ¿Qué necesitas de mí? Cuñado.

-Necesito que desaparezcas a Madam Wang.

-alzando una ceja por lo que escuchaba-. Estás enfermo. Ella es tu madre. Hasta yo tengo mis limites.

-Ella nunca tuvo límites conmigo y no debo tener consideración con ella ¿Me ayudaras?

-Lo haré, pero con una condición.

-¿Cuál?

-Dime la verdadera razón. No creo que sea odio, debe haber algo más. Jamás hiciste nada sabiendo todo lo que le hizo a mi Meimei y a Wen Han.

De un momento a otro sin querer su copa de vino resbaló por el susto que le dio su pequeño gato que rondaba por sus piernas.

-Felix. Un día de estos vas a matarme. -cargo al pequeño gatito-. Maldito demonio.

°•○°•

Zhan miraba la terraza, era lo único que podía hacer ya que debía guardar reposo absoluto. Estaba un poco aburrido, pero valdría la pena por sus hijos; ya casi no quedaba tiempo para nada.

Su hermana y cuñado estaban alistando todo, Yubin debió regresar a la mansión Wang por sugerencia de Liu ya que no podían dejarlo solo con la arpía de Madam Wang, sin contar que ahora Xuan Lu había tomado posesión de la casa.

Mi primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora