Al otro día llegué a la escuela temprano, me había puesto un vestido corto, todo por aquella profesora. Cuando acabó el día, fui directo a la oficina como ella me había dicho de hacer y toqué la puerta, ella me dijo de entrar y eso hice. Cuando la vi estaba muy concentrada corrigiendo algunas copias, y al subir la mirada, ella me miró de arriba a abajo con ojos de admiración.
— ¿te gusta?— pregunté
— me encanta...— susurró— tengo que corregir estas copias y luego te atiendo...¿está bien?— asentí
Me senté en la silla delante de ella y coloqué mi pies sobre sus muslos, ella me miró sabiendo que estaba tramando algo.
— Lucia...— la miré con ojos inocentes y ella sonrió y siguió concentrada en sus copias.
— ¿como que hace calor, no crees? — quité mi vestido y quedé en tanga y en brasier.
Ella miró mi cuerpo y luego vi su frustración mientras regresaba la mirada a su trabajo. Finalmente la frustrada era yo por la falta de atención que ella me daba. Cuando vi que terminó ella guardó todo en una gaveta y me miró sonriendo.
— ¿te gusta jugar conmigo, cierto?— preguntó, besando mis labios.
— no...solo te veo estresada— me paré y la empujé para que quedara sentada en el asiento en el que yo estaba— con tu trabajo...— me arrodillé y su mirada era seria pero sus ojos se volvieron oscuros de un momento a otro— déjame ayudarte...—
Abrí el zíper de su pantalón y lo bajé, al igual que su bóxer dejando ver su pene erecto salir. Sonreí al verla así por mi, saboreé la longitud de su pene, mientras sentía sus gemidos e iba a meter mi boca, pero ella me hizo levantarme antes de que pudiera.
Quitó mis bragas, me senté con las piernas a cada lado de sus caderas y ella me hacía bajar suavemente penetrándome.
Esto se sentía tan bien...
Yo bajaba y subía más rápido sobre ella, el placer me consumía y sentía que pronto llegaría a mi orgasmo y ella por las facciones de su rostro sentí que llegaría también. Me acerqué a ella aún más y besé sus labios, sus suaves labios, abrí mi boca para darle paso a su lengua y que así el beso llegara a ser mas profundo.
Cuando nos faltaba el aire, nos separamos, pero los gemidos seguían aunque no eran tan altos, temiendo a que alguien pudiera escuchar.
Las dos finalmente llegamos juntas, el rostro de Lizzie se refugió en el hueco de mi cuello y nos quedamos en silencio por unos segundos, hasta que su teléfono sonó. Ella lo tomó y respondió a la llamada.
— ¿si?...¿que...pero como?...dile a ese maldito que no se atreva si quiera a acercarse!...la contactaré...si si...gracias— colgó la llamada y tiró el teléfono a la pared dejando un pequeño hueco en este.
Acaricié su mejilla y ella pareció sorprendida por mi acto, y dejé un suave beso en sus labios. Cuando la miré nuevamente a los ojos, vi un semblante de preocupación en su rostro, pero antes de poder decir o hacer algo ella me hizo quitarme de arriba de ella.
— ya te puedes retirar— dijo en un tono serio.
— Elizabeth...—
Ella golpeó la mesa y yo entendí que no era momento de intervenir, así que me puse mis bragas y mi vestido y salí de su oficina. Fui a mi casa, como si nada acabara de suceder, pero no entendía que había sido esa conversación, no entendía su frustración y quería saber. Quería ayudarla, pero ella no se dejó.
Cuando abrí la puerta de mi departamento, recibí un mensaje de la mismísima profesora Olsen.
~ ¿te apetece salir? ~
~ no lo sé, ¿quieres tú en realidad salir? ~
~ si ~
Eso fue todo lo que respondió, pero bueno, por lo menos respondió a la pregunta y no simplemente me dejó en visto.
~ ¿donde? ~
~ mándame tu dirección y paso por ti~
~ *dirección* ~
~ a las ocho estoy ahí ~
Decidí darme una ducha luego de eso, me tomé alrededor de una hora para escoger que ponerme, no me había dicho a donde iríamos o que haríamos. ¿Porque esa mujer tiene que ser tan complicada y fría? Al final me quedé por unos pantalones negros y camisa de rayas blanca y negra con una chaqueta de cuero. Me maquillé y dejé mi cabello suelto y justo cuando terminé de poner mis zapatos, una notificación llegó.
~ baja ~
Tomé el ascensor y al bajar y salir del edificio en el que vivía, vi un auto negro, la puerta se abrió y vi a Lizzie salir, con un traje negro. Algo que me llamó la atención fueron sus manos, sus nudillos, tenía heridas en estos y estaban demasiado rojos.
— hey...— susurré
— ¿subes?— preguntó
Asentí con la cabeza y me monté en el auto al mismo tiempo que ella. Ella arrancó el auto y por un momento hubo silencio completo, llevábamos aproximadamente 10 minutos en el auto.
Tomé su mano derecha, que no estaba en el timón y besé sus nudillos. Ella me miró seria y luego volteó la mirada hacia la carretera.
— ¿que te ocurrió? — pregunté
— nada importante — dijo
Asentí y me di cuenta que incluso con sus respuestas frías y su rostro serio, ella no quitó su mano ahora entrelazada con la mía.
— ¿por qué eres tan fría? — pregunté
Ella se quedó en silencio, esperé una respuesta, pero nunca llegó.
— ¿eres así con todo el mundo? — pregunté y vi su mueca — ¿vas a contestar alguna de mis preguntas? —
— ¿vas a dejar de hacer tantas preguntas? —
— si no respondes ninguna seguiré —
— y yo te sacaré de este auto si no te callas —
Dejé de hablar y me quedé seria mirando la ventana por el resto del viaje. Que estupida profesora!
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Miss Olsen
DragosteLucía acaba de entrar a la universidad, y ama sus clases, excepto la de inglés. Ella habla muy bien el inglés, pero en literatura inglesa es terrible, odia leer, así que por más que intente prepararse estudiando para un examen, termina desaprobando...