Juego indecente

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Ha pasado un año, un año en el que he sanado, en el que he vuelto a amar con intensidad, en el que he disfrutado de lo que es tener una nueva familia, ha sido un buen año. En unas horas será año nuevo, va a pasar año nuevo con Lizzie y conmigo por primera vez y por primera vez Hailee no estaba aquí.

— mi amor!!— gritó Lizzie quien aún dormía junto con Louis.

— ¿si? — dije acomodando las cosas de Louis.

— debemos irnos...—

— aún es temprano cariño, mi familia dijo...

— no Lucía, hay que irse ya de aquí...toma lo más importante de Louis y vámonos— dijo Lizzie y vi que estaba sudando y en pijama, el cual estaba mojado del sudor— ellos vienen...ell...ellos vienen —

— hey...— fui a donde ella y tomé sus manos — nadie vendrá...estamos a salvo...estamos a salvo —

— yo los escuché venir...ellos te harán daño—

— no, claro que no — la abracé y acaricié su espalda, sentía su respiración acelerada y sentía sus manos temblando.— nadie viene a por nosotros...— susurré.

//

Luego de ese incidente, Lizzie se dio una ducha y entró al cuarto, yo estaba viendo una serie mientras Louis jugaba con sus carros en su cuarto.

Cuando subí la mirada ella estaba completamente desnuda y algunas gotas de agua bajaban por todo su cuerpo. Mi mirada fue desde su rostro hasta abajo, donde vi su enorme pene.

— ¿te gusta lo que ves? — preguntó

— oh que si...— dije mordiendo mi labio mientras la veía con una mirada hambrienta.

— acércate...— ordenó

Me acerqué a ella caminando en cuatro en la cama, mientras mi mirada felina recorría cada centímetro de su cuerpo.

— gírate— ordenó una vez más cuando llegué a donde estaba.

Aún parada en cuatro, me giré y sentí sus manos en mi cintura, ella bajó lentamente la parte de abajo de mi pijama y mis bragas. Besó mis nalgas y dio una nalgada haciéndome gemir.

— shhh...debes guardar silencio cariño...— susurró con su particular voz ronca.

Sentir sus dedos deslizarse por mi raja, recogiendo toda la humedad que soltaba.

— oh dios...— susurré y ella soltó una risita burlona.

Cuando menos me lo esperaba me penetró dejándome sin aire, tapé mi boca y sentí que ella sacaba su polla rápidamente.

— Elizabeth—

— soy Miss Olsen para ti, querida —

Ella me penetró de nuevo, una y otra vez sin darme si quiera un descanso. Tomó mis manos y las puso en mi espalda, acorraladas por sus manos. Mi cara fue directo al colchón y mis gemidos eran callados por este.

— mamá!! — dijo Louis detrás de la puerta.

—Eli..Miss olsen —

Ella no paró,  y Louis seguía llamándome, pero no podía responder. Elizabeth no me permitía moverme y sus penetraciones no me dejaban pensar con claridad, solo pensaba en el placer que estaba teniendo.

— ¿quieres ser...mi alumna...favorita?— preguntó

— mhm...— dije entre gemidos.

— me vas a dejar cogerte por detrás— dijo

— NO— dije levantando la cabeza y ella soltó mis manos metió mi cabeza contra el colchón.

— quiero que te calles mientras me hago mi trabajo—

— mm...si...si — corregí

Sentí su sonrisa que ahora sonaba en mi oreja. Ella masajeó con sus manos mis nalgas, y luego fue metiendo lentamente su polla en mi ano..

— oh...mmm...— gemí

— shhh...— dijo

Cuando entró todo, ella lo sacó lentamente y lo volvió a entrar, pero con fuerza, haciéndome soltar un grito amortiguado por el colchón. Ella dio una nalgada y luego otra y así mientras que a la vez me penetraba, todo mi trasero dolía, pero a finales de cuenta era un dolor que me gustaba.

— mamá!!! La tía está aquí!! — enseguida me quise levantar, pero las manos de Elizabeth no dejaban mi cabeza hacer nada.

Ella continuó y yo la necesitaba pero en mi clítoris. Y sentí que antes de llegar, ella me penetró por mi vagina y no pude de lo bien que se sentía aquel líquido caliente dentro de mi.

Ella siguió con su juego hasta que sentimos a una de mis hermanas tocar a la puerta.

— creo que esto a terminado —

— NO...dios déjame terminar Elizabeth— dije y ella se salió de mi y se puso algo de ropa, para salir del cuarto y comenzar una conversación con mi hermana, dejándome sola en aquella posición.

Mis pies estaban temblando, así que como pude me acosté boca arriba y mis dedos fueron a mi lugar necesitado. Estaba tan caliente y la necesitaba aún. No dudé en darme placer, mis dedos iban de arriba hacia abajo con una rapidez impresionante, mis labios soltaron algo de sangre de tanto que los mordía para callar mis gemidos y cuando al fin llegué solté un gemido ahogado. Mis piernas en el aire me temblaban y pude perfectamente ver el chorro que salía de mi, mojando la pared, jamás había tenía un orgasmo tan fuerte.

Mi respiración era entrecortada y me tomó unos largos minutos poder levantarme y caminar correctamente. Me levanté y fui al baño a darme una ducha fría, me puse ropa nueva y salí del cuarto. Elizabeth me miró con una sonrisa burlona y yo ni si quiera le quise dirigir la palabra.

Vamos a ver quien gana en este juego...

Miss Olsen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora