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La mujer trago duro.

No podía decirle.

Sería el fin para su hijo...

No quería volver a dejarlo en esos hospitales.

A pesar de que ella lo dejaba allí sin más, se sentía fatal al hacerlo.

Aunque... Ella nunca decidió eso.

O... Algunas veces si.

Lo iba a proteger está vez...

— No lo sé. —espeto nerviosa.

El hombre se acercó amenazante para tomarla de los hombros fuertemente.

— ¡Hye Jin, dime dónde está Jimin! —reclama furioso.

— ¡Que no lo sé! —exclama con voz trémula.

La estaba asustando...

— ¡Si lo sabes! ¡¡Dímelo ahora!! —grita ya sin paciencia.

— Claro que no... ¡Jinhwang, si supiera ya te lo hubiera dicho! —exclama al borde de las lágrimas.

El señor aflojó su agarre al verla.

Estaba diciendo la verdad...

Dió un suspiro.

— Está bien... Te creo... —afirma relajando sus facciones, para alejarse.

La señora Park con lágrimas cayendo por ambas mejillas, asintió.

— Descuida... —dolida camino hacia las escaleras, para subir hasta el otro piso.

Su único problema no era lo que le ocurría a su hijo...

Su matrimonio estaba en el borde del abismo de terminar.

Y no podía hacer nada, solo fingir...

Pero está vez..

No dejaría que su esposo la controlara nunca más.

.

Pasaron los días.

El pelirubio se adentro a una tienda de comida, para comprar algunos suministros.

Al pasar por la puerta se dirigió a un pasillo de variedades.

Tomo algunas cosas que le hacían falta y se dirigió a la caja.

Saco de la cesta lo que llevaría y tomo su billetera del bolsillo inferior para proceder a pagar.

— ¿Jimin...? —escucho al frente de él para mirar hacia allí.

Encontrándose con un chico de ojos algo caídos y piel ligeramente bronceada.

— ... ¿Taehyung? —lo observó sorprendido.

LIE.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora