Al escuchar mi rugido, sentirán mi furia y el frío del Norte me acompañará.
"Están ante la presencia de su alteza, Cassana Stark, de las casas Baratheon, Lannister y Stark. El Ciervo de Oro. La Luz de Poniente. El Demonio del Tridente. Orgullo del O...
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V E R D U G O.
El parto había sido complicado, y su niño había nacido para morir en sus brazos los minutos siguientes, antes de que un nuevo dolor la azotará, una pequeña niña había nacido respirando con fuerza. Poseía una espesa mata de rizos rubios y unos ojos verdes cuál esmeraldas, decidieron nombrarla Joanna, heredera de Casterly Rock.
Una quincena después, Cassana entraba a la Fortaleza Roja vestida de negro, con una corona de plata adornada con un lobo huargo y la cabeza en alto, a pesar de tener los ojos y la nariz sonrosados por las lágrimas que no había dejado de soltar desde que recibió la noticia.
- Mi luz...
Cersei se acercó corriendo a su primogénita, queriendo tenerla en sus brazos, pero antes de llegar, Cassana dejó caer su mano en la mejilla de Cersei, con tanta fuerza que la envío al suelo. Los guardias Lannister se pusieron alerta, no por Cassana, si no por Cersei, pues Tywin Lannister había dado la orden de proteger al Orgullo del Occidente incluso después de su muerte, y aunque no pareciera, algunos Lannister tenían lealtad.
- Cassana...
- ¡Esto es tu maldita culpa!- gritó, perdiendo la compostura. Sacando el lado salvaje de los Baratheon-. ¡Tu culpa, de tu asqueroso egoísmo y ansias de poder!
- Tú no lo entiendes.
- ¡Claro que no lo entiendo! Después de toda la mierda que has hecho, de la que te regordeas cada vez que puedes, no has tenido los malditos ovarios de enfrentar las consecuencias de todos tus pecados Cersei Lannister- la apuntó-. Ten por seguro, que desearás haber ido a ese juicio, desearás haber pagado por tus pecados en su momento, porque no te gustará cuando sea yo tu verdugo.
- ¡Soy tu madre!
- ¡Eres un monstruo!- le volvió a gritar, agachandose frente a ella-. Y criaste a Joffrey incluso peor que tú. Tu hijo nos hizo sufrir tanto a Tommen, a Myrcella y a mí que no me arrepiento de haberlo asesinado.
- ¿Qué? Tú no...
- ¿Yo no sería capaz?- rió limpiando sus lágrimas-. ¿Te recuerdo todo lo que nos hizo? Nos golpeaba, hasta que fui más fuerte que él. Humillaba a Tommen. Torturaba psicológicamente a Myrcella. Cada vez que no lo veía. ¿Sabes qué tuve que hacer para que no tocará a Myrcella? ¡¿Lo sabes?!- golpeo una mesa, tirando el jarrón de cristal que la decoraba-. Tuve que dejar que me tocara, tuve que poner mi cuerpo sobre el de mi hermana pequeña para que tú monstruoso hijo no la profanara. Tommen y Myrcella fueron lo único bueno que hiciste Cersei y aún así dejaste que Joffrey los destruyera, y tú cavaste sus tumbas, las de ambos, y todo ¡Por un maldito monstruo! Justo cuando Tommen consiguió sentir aquel amor que le había hecho tanta falta, tú vas y se lo arrebatas.
Cersei apartó la mirada, incapaz de observar sus ojos, aquellos ojos que se habían convertido en un par de zafiros en sus años en el Norte, ojos que le recordaban a Robert Baratheon y la furia que había dejado incluso luego de morir. Ella tenía razón, había estado tan ensimismada en Joffrey que no pudo ver más allá, no pudo ver el daño que le hacía a sus tres hermanos como para que la mayor planeara su muerte y los menores estuvieran tranquilos con ella.
- Lo lamento- sollozó-. Tommen también era mi hijo. También lo amo.
- Bien, te diré lo que harás...
- ¡No! ¡Tú no me darás órdenes!
- Cersei, parece que no has aprendido nada. Todo lo que has hecho últimamente tiene un grado inquietante de ineptitud y te recuerdo que prometí no interferir siempre y cuando hicieras un buen trabajo, y sinceramente no veo nada de eso por aquí- se sentó en la cama, con una tranquilidad que seguramente no poseía-. Ha muerto MI Tommen, el niño que ME encargue de criar, por tu culpa, así que no cuestionaras y obedeceras ¿Entendido?- su madre no respondió-. Enviaras a Jaime, en este mismo momento, a Dorne y traerá a Myrcella y si el príncipe Trystane quiere venir con ella, bien, pero traerá a mi hermana y me la llevaré conmigo, lejos de tus garras, donde la mantendré a salvo, de ti y tus enemigos ¿Queda claro o debo dar las órdenes yo por aquí?
- Myrcella es lo único que me queda.
- Te equivocas. Desde este momento, solo te tienes a ti misma- le susurró, de manera amenazante.
- No puedes arrebatarme a mi hija.
- ¿O qué? ¿Qué me harás? Considerando que con solo ponerme un dedo encima despertarás la furia de medio Poniente.
- Haz jugado bien.
- Tú, por el contrario, has sido bastante torpe.
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¡Holaaaaa! Lamento muchísimo el tiempo que estuve sin actualizar, creo que estoy en un bloqueo horrible, además de que, estuve enganchada con unos libros que me dió mi jefa (Calendar Girl, se los recomiendo 10/10🥴), pero he aquí lo que tenía preparado. Ahora, veremos a Dorne entrar en acción, considerando los hechos con Myrcella y sabiendo que Cassana la ama como suya.
