Capítulo 11 | Caso de Durham

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♤ Parte final ♤

¿Cuán grande puede llegar a ser la crueldad humana? La respuesta, es infinita. Jamás se detiene. Incluso se fortalece.

Lilith se había preguntado una vez más aquello después de hablar con la señora Wilson y es que solo estos casos le ocasionaban una decepción y un desmorono a su esperanza, que, poco a poco se convertía en nula. 

—Señorita Russell — escuchó decir a Fred. Tenía las mejillas rojizas y con resto de ceniza. Y su mano la extendía de modo en que ella la tomará.

Su llamado hizo qué volviera en sí. Todo su alrededor estaba en llamas y lo que antes era un enorme rancho se estaba quemando de apoco. Tanto qué sus fosas nasales comenzaban a taparse y un raspón amargo se apoderada de su garganta hasta hacerla toser. Sus pantalones habían sido averiados.

¿Cómo es que había terminado así?

Pero al ver un poco más recordó al instante. Fred y ella tenían el trabajo de sacar a las personas que estaban siendo asesinadas, William junto con Louis se encargarían de el archiduque y Harry pero algo salió mal, Harry incendió el lugar.

Tenían que marcharse. Su trabajo había terminado. Habían logrado sacar a todos ahí adentro y William y Louis se habían encargado de el archiduque.

Entonces,  ¿por qué seguía ahí? Solo tenía una infinita necesidad de quedarse, porque muy en el fondo sabía que algo saldría mal si se iba.

"Realmente es malo, es como si un demonio se impregnara en sus ojos".

"Harry es así".

"Volvería una y otra vez".

No podía irse. No después de recordar todos las palabras de suplica de la señora Wilson.

Así que ignoró la petición de Fred.

—¡Señorita Russell!— escuchó gritar a Fred y a Louis.

Podía imaginarse el escenario detrás suyo. Fred sin entender el porqué había decidido marcharse. Louis enfadado, Jack posiblemente no había presenciado y eso y finalmente lo imaginó a él. Con el traje intacto y observando como ella se adentraba al lugar una vez más. Sabía que no estaba preocupado, porque él ya había previsto eso. Lo sabía en el momento antes de irse.

El amo del crimen siempre la pondría a prueba.

Pero ella a él también.

Llegó a uno de los pasillos del lugar, todo estaba oscuro. Era como si las llamas le temieran a un pasillo sombrío que crujía con cada paso.

Tanto podía escuchar sus pasos como los de alguien más. Harry estaba cerca y lo único que tenía era una daga escondida en su cintura. Era de ayuda pero tenía que pensar en otro método si Harry portaba una escopeta.

—Una dama de nobleza en la carnicería de un ordinario. Casi me la creo...

Era Harry qué de apoco salía de la nubosidad por el humo y la oscuridad del pasillo. Seguía con aquel mandil y está vez, manchado de un rojo intenso.

Tenía el rostro cubierto de sangre y sus ojos, estaban fuera de sí, daban terror.

—Pero ganaste, lo descubriste. Pero qué más da.

—¿Por qué?— preguntó Lilith. Ignorando todo lo que Harry había dicho.

—-Es buena pregunta para una sencilla respuesta. ¿Por qué deberían seguir con vida si sus vidas no sirven de nada? Todos los días sufren de hambre, un hogar, salud. Yo solo los ayudo.

Escarlata | W. James MoriartyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora