IV

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Lyra Stone

Londres, Inglaterra

Me levanto de la cama y me dirijo al ventanal del penthouse, la vista es hermosa y podría estar relajada pero no me puedo dar ese lujo estando en Londres.

Siento una presencia desde que llegué alguien me espía ni siquiera puedo dormir tranquila en mi puta casa, por qué siento que en cualquier momento me cortan el cuello.

—Necesita algo Coronel? La hora de trabajo termino hace mucho y no creo que sea adecuado que esté en mi penthouse estando comprometido, ya sabe no quiero rumores y mucho menos involucrados con usted— Lo miro y no puedo creer que en todo este tiempo siga igual de guapo.

Cuando menos lo espero me agarra del cuello y me estampa contra la pared.
Maldita sea, baje la puta guardia.
Me mira con rabia y no espero menos me creyó muerta por mucho tiempo.

— Si tanto esfuerzo hiciste para que todos creyeran que estabas muerta, ¿Porque demonios volviste a aparecer?, Te hubieras quedado en el puto olvido— Sus palabras hacen que el ardor en el pecho se haga presente y es algo que odio, a pesar de eso no bajo la mirada en ningún momento, continuo mirándolo.

— En el olvido? Pero si siempre me estás pensando, no salgo de tu cabeza y eso es lo que te jode, por eso estás aquí— Su agarre se intensifica, está vez me estoy quedando sin aire.

— No te creas muy importante, no estoy aquí por ti, y no estás en mi cabeza, no me importas.— Me rio en su cara, en serio cree que me voy a creer esa puta mentira.

— Entonces por qué estás aquí? Por qué te jode tanto que esté en Londres?— Apreta la mandíbula y es allí cuando se que di en el clavo.

Me suelta y es cuando por fin logro respirar absolutamente bien, mientras el se da la vuelta y va directo al mini bar, y este quien se cree?

Se sirve un poco del champagne caro que está allí, y me quedo en silencio la próxima yo te voy a robar tu champán, ya verás cabrón.

Cuando menos me lo espero la copa llena de champagne se estampa contra la pared detrás mío, haciendo que pegue un brinco y un grito ahogado.

— ¿¡Estás loco?!, Me vas a matar, imbécil— Se ríe descaradamente en mi cara, al parecer si está loco.

— Ya estás muerta no?, Por qué te preocupas tanto?— Su sonrisa desaparece en cuanto hablo.

— De hecho no, hace unos meses te dijeron que estaba viva, ¿te recuerdo cómo reaccionaste?— Aprieta su mandíbula al punto que pienso que en cualquier momento se la va a quebrar.

— De hecho ni siquiera me importó, fui directo a follarme a una rubia de ojos azules, ¿de casualidad no te recuerdan a alguien?— A este punto ya estoy cansada de tanto drama, no he podido dormir durante las noches.

— Mire, ahora mismo estoy muy cansada, no necesito a dolidos en mi penthouse, así que con mucho respeto le pido de favor que se retire— Su mirada cae en mis labios, y no puedo creer que sea tan descarado.

— Bien, anda duerme me quedaré aquí hasta que amanezca, no vaya a ser que de repente vuelvas a desaparecer— Ruedo los ojos, realmente se a vuelto muy infantil, y yo para tonterías no estoy.

— Haga lo que se le apetezca, no tengo por qué darle órdenes, buenas noches Coronel Sexy— Siento su mirada en mi nuca en cuanto le doy la espalda para encaminarme a mi recamara.

Abro los ojos y me doy cuenta que aún está oscuro, cómo siempre, la misma rutina me levanto y no vuelvo a quedar dormida, volteo a ver el reloj que está en la mesita de noche y me doy cuenta que son las 3:45 am, decido salir a la sala de estar y c...

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Abro los ojos y me doy cuenta que aún está oscuro, cómo siempre, la misma rutina me levanto y no vuelvo a quedar dormida, volteo a ver el reloj que está en la mesita de noche y me doy cuenta que son las 3:45 am, decido salir a la sala de estar y comer el helado de chocolate que tengo en mi nevera.

Pero en cuanto salgo de mi recamara lo primero que veo es al Coronel frente al gran ventanal que está en mi penthouse, en cuanto siente que lo miran se da la vuelta y me observa de pies a cabeza.

No sé qué demonios hace aquí, seguramente Alex lo mandó a vigilar pero Christopher jamás le hace caso a su padre, mejor dicho, a nadie.

— ¿Qué demonios haces despierta?¿Pensabas escapar de nuevo?— Aquí vamos de nuevo, Dios no entiendo en qué le afecta mi jodida vida.

— De hecho si, ¿crees que sea mejor en submarino?— Me burló en su cara y al parecer lo cabrea puesto a qué se va del penthouse azotando la puerta a su paso.

Y una vez más el silencio y la soledad es lo único que me acompaña como siempre, a pesar del daño que me hizo Christopher me gustaba que estuviera aquí, a pesar de que estuviéramos peleando, me hacía olvidar lo sola y vacía que me siento.

Suspiro y voy directo a mi oficina, y en cuanto abro mi MacBook me doy cuenta que tengo un montón de papeleo por hacer, Dios esto nunca se acaba.

Me pasó lo que resta de la madrugada respondiendo e-mails y haciendo papeleo, en cuanto veo que son las 5:30 voy directo a ducharme, en cuanto salgo de la ducha mi desayuno es un vaso de agua, algo es algo.

Salgo del edificio y voy directo a mi auto, y en cuanto me doy la vuelta veo al Coronel hacer lo mismo, no a notado que estoy aquí y no me importa si lo hace o no.

Pero al parecer uno de sus guardaespaldas le comunica que estoy justo detrás de él, haciendo que él gire y me vea directamente.

Me observa de pies a cabeza y cuando pienso que no puede ser más descarado el muy cabrón posa su vista en mis tetas, provocando un cosquilleo en mi entrepierna.

Madre mía, pensé que estar alejada un tiempo de él, arreglaría las cosas pero esto va de mal en peor, y me estoy hartando de tanta espera.

Subo a mi auto y aceleró, pensé que verlo de nuevo no iba a causar absolutamente nada en mi, pero no es así.

Huí de Londres para no sufrir más debido a mis sentimientos por él, y ahora que estoy aquí nuevamente los recuerdos del pasado me comen viva.

Me estoy jodiendo poco a poco, y creo que ya es hora de mi siguiente jugada.
En cuanto me estacionó, marcó el número de la persona con la que quiero comunicarme y al segundo tono, habla.

— ¿Necesitas algo fénix?— Habla, haciendo que mi día mejore un poco.

— De hecho si guapo, necesito que vengas a Londres ahora mismo, hazlo por mí, si?— Cierro los ojos temiendo su respuesta, y cuando pienso que me va a colgar, responde.

— Bien, estaré allí está noche, mientras tanto cuídate mucho corazón— Mi sonrisa se ensancha tanto que siento que más luego me van a doler mis mejillas.

En cuanto alzó la vista el coronel me mira directamente, pienso que está tratando de averiguar por qué tanta felicidad.

No sé preocupe Mi Coronel, tal vez lo sabrá mañana a primera hora, mientras tanto voy a disfrutar mi día.

Y este es el capítulo número cuatro, espero les haya gustado, seguramente se preguntarán quien es la persona a la que Lyra llamo, se enteraran por desición de ustedes mismas.

¿Que dicen? ¿Quieren que el siguiente capítulo sea algo del pasado de Lyra y Christopher? . Díganme también quien quiere que lo narre.

Sin nada más que decir, me despido de ustedes, con mucho amor Swett

Fénix✓.           Christopher Morgan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora