Lyra Stone sabía perfectamente que hacía con su vida, después del tiempo en el que El Coronel Morgan la destrozó por completo, lo único que necesitaba era resurgir entre las cenizas y dejar atrás a la niña buena.
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Christopher Morgan.
Londres, Inglaterra.
Toda la atención está puesta en el jodido Eloah, nadie me avisó de su puta llegada y mucho menos que conocía a Lyra.
Observo a la hija de Sergio esperando una reacción de su parte, pero no hay nada, se mantiene en silencio mirándolo de arriba abajo.
Está pálida, en silencio cómo si lo que estuviera frente a ella fuera un jodido fantasma.
Eloah se acerca a ella y eso hace que Lyra de pasos hacia atrás.
Frunzo el ceño por su cambio de actitud.
¿Qué mierda?
Reacciona de inmediato frunciendo los labios, gira su cabeza en dirección a López fulminandolo con la mirada.
López se encoge de hombros restándole importancia.
La pelinegra vuelve a mirar a Eloah y sin dar ninguna jodida explicación lo evade y pasa por su lado para así salir de la sala, dejando todo completamente en silencio.
Por segunda vez en el día, Eloah se digna a hablar.
— Parece que no le informaste de mi llegada— Habla, mirando a López.
— Para qué hacerlo, ambos sabemos que haría lo que fuera para que tú nunca pisaras Londres— Eloah lo mira en silencio, mientras aprieta la mandíbula.
—Tampoco exageres.
López suelta las carcajadas como si fuera lo más gracioso del mundo.
— Haría que el avión se hiciera mil pedazos contigo dentro, no me digas que no exagere cuando se trata de Lyra.
La mirada de Eloah recae en la teniente de ojos azules, haciendo que me ponga tenso en mi lugar.
—Así que tú eres la famosa Rachel James.
La mira de arriba abajo con una sonrisa, volteo hacia Rachel y la veo sonrojada. Viro los ojos ante la ridiculez.
—Si, teniente Rachel James— La sonrisa se ensancha aún más.
—Ni se te ocurra, suficiente tengo con Lyra cómo para que vengas tú también con tus idioteces— López habla mientras lo mira.
—No voy hacer nada López, bájale a tu histeria.
Como si fuera lo más normal del mundo se sienta en el jodido puesto de Lyra.
—Espero no te moleste mi presencia, Christopher— Aprieto la mandíbula, haciendo que mi dentadura rechine.
—De hecho me jode tu presencia, no quiero que estés metiendo tus narices dónde no te importa.
— No se preocupe Coronel, no me vengo aquí por joderte, vengo a vigilar a mi mujer— Habla, dejando a todos con una cara de confusión.
