En el Imperio de Oriente, en Palacio de Oriente para especificar.
Se encontraba una joven de mirada intensa al lado del emperador, en frente de la gran emperatriz.
Con unos Iris oscuros pero iluminadores, con orbes blanquecinos y ondulados, vistiendo un hermoso vestido blanco con mangas pegadas al cuerpo, y en la parte superior del pecho, incrustaciones de zafiros alrededor de un gran diamante en el centro con una cinta en la cintura y con bellos encajes celestes en la parte inferior del vestido.
Ella portaba una pequeña tiara en la cabeza con zafiros, lo que reflejaba su estatus y poder, con un porte de superioridad.
─La emperatriz Navier acepta el divorcio ─Dice el caballero real
Y los murmullos se hacen presentes
Comentarios y burlas, todo hacia las tres presencias
─Y ambos emperadores piden volver a casarse
Y nadie se extraña ante la presencia de un cuarto personaje
Y el sacerdote...
─El permiso es concedido
Con una sonrisa la mujer de orbes blancas recibe aquellas palabras.
Y mira al hombre de su lado
Con satisfacción el hombre la recibe en un cálido abrazo, frotando su no tan notable pancita.
"Espero que puedas ser feliz, de verdad te deseo lo peor, se feliz por ahora"
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Los Duques de Zaria tuvieron dos hijos, de gran poder, uno fue reconocido por el gran mago de la torre y el otro poseía una inteligencia sobrehumana pero...
Sintieron que la casa se sentía vacía sin las sonrisas de una niña, la duquesa buscaba en quien poder vestir los nuevos vestidos infantiles y aquellos accesorios rositas.
En busca de ese afecto adoptaron a Evelia en una venta de esclavos, una subasta secreta para nobles con el propósito de que el orígen de su hija no sea descubierto y no por vergüenza de ser mal vistos, sino por el bien de la niña.
─Con un color de cabello único y con una belleza sin igual─ dio comienzo a la subasta
Rashta
─Damos comienzo, con un precio de 500 monedas de plata─ lanzo el encargado
─Doy 550 monedas de plata─ un noble
─Doy 620 monedas de plata─ otro noble
─700─ y otro
─800─ otro más
Y se hizo presente la duquesa
─Cariño y si la elegimos a ella─ con calidez en sus palabras mencionó
─¿Estas segura?─ dijo el duque tratando de asegurarse de la decisión de su esposa
─Si─ afirmo gustosa
─Esta bien hagamos nuestro sueño realidad─ y así se convenció
Quería una hija y si de esta forma podría hacerlo lo haría
─Doy 1000 de oro─ grito para que todos escucharan
─Vendida─ resalto el encargado
Aquella que ahora se llevarían sería su hija, una niña de solo 6 meses de nacida, se veía indefensa y tan pequeña, que a la pareja, en el primer instante en que la sostuvieron se encariñaron.
Ella sería EVELIA D'ZARIA la única hija del ducado de Zaria
La adoración del Duque
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Durante mucho tiempo espere este momento, Emperador, ahora espera a que te destroce y práctica tu clemencia.
Porque no tendré piedad
Soy Evelia y he reregresado
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