Pasó la noche en vela pensando en todo lo que había ocurrido.
En las indicaciones detalladas del secuestrador. El hombre que había asesinado a su jefe.
Aquel hombre le había estado vigilando... ¿Era el mismo del callejón de la primera vez? Zarandeó la cabeza. Por supuesto que lo era. ¿Por qué si no lo habría estado vigilando? Por sus palabras, ni siquiera sabía que era un alfa, no tenía motivos para seguirle.
¿Le seguiría por ser alfa? Mangel lo había dado por hecho pero, ¿Era realmente aquel hombre el asesino de alfas?
Y lo que era más, ¿El asesino de alfas era realmente un asesino de alfas? Todas sus víctimas tenían antecedentes penales... generalmente por agresiones sexuales.
¿No estaba su jefe haciendo algo así en el momento del asesinato?
Miró el teléfono que el pelirrojo le había dado. Le había dicho que no sonaría antes de tres días, que lo dejase en casa por ahora, para evitar que la policía lo investigase.
Tenía más instrucciones del asesino.
Debía ir a trabajar al día siguiente, como si no supiese lo que había ocurrido. Debía decir que había hablado con el jefe antes de irse sobre su deuda, y que lo había dejado fumando en el callejón. Llevaría dinero, no demasiado, entregado por el mismo asesino para fingir un pago de deuda. Aún así, la policía sospecharía.
Debía hacer lo que la policía le indicase y responder de la manera más sincera posible, únicamente omitiendo el asesinato.
El pelirrojo le advirtió que la policía sospecharía de él si lo hacía, pero que jamás encontrarían pruebas.
Mangel no quería que su nombre quedase manchado, sin embargo, si no obedecía, moriría.
Durante días, siguió las indicaciones que se le habían dado, fingió lo mejor que pudo y siguió con su vida de la manera más normal que pudo.
Un nudo se le hacía en la garganta cada vez que en las noticias mencionaban al asesino de alfas, seguía matando, incluso durante su interrogatorio en la comisaría, lo cual atenuó las sospechas sobre su persona.
Él lo conocía. Había hablado con él... tenía una forma de contactarle... podría decírselo a la policía... ellos desactivaban bombas... quizá...
No... no podía arriesgarse.
Los días siguieron transcurriendo.
El club nocturno fue clausurado por la investigación, de modo que Mangel volvía a casa algo más temprano recientemente.
Estaba teniendo problemas para dormir, y con razón. El rostro ensangrentado de su jefe se le aparecía en sueños.
Las pesadillas lo atormentaban.
Pero aquella noche algo detuvo aquel sin fin de vueltas que el alfa daba en la cama, y es que finalmente, aquel teléfono que el asesino le había dado, sonó.
-Te espero en el aparcamiento en la esquina junto a tu casa, no tardes-fue breve, y no le dio tiempo a reprochar.
El alfa se vistió todo lo rápida y silenciosamente que pudo y salió a hurtadillas de su casa.
Temía las consecuencias de seguir obedeciendo a un asesino, pero no es que pudiese hacer otra cosa.
Llegó al aparcamiento, y miró a su alrededor.
Las luces de un llamativo coche rojo se encendieron a varios metros de él.
Se encaminó hacia él y se subió.
ESTÁS LEYENDO
Serial Murderer AU - Mangelito
FanfictionLas noticias no paraban de hablar del misterioso asesino de alfas. Mangel, un muchacho tranquilo con una vida muy atareada, no tenía tiempo para preocuparse por eso, hasta que una noche, mientras volvía a casa, un extraño sonido llama su atención...