Capítulo II

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Sasuke yacía a sus pies, con los ojos bien abiertos, mientras la hembra se echaba hacia atrás. ¿Qué coño ha pasado? Saltó y movió la espalda y los hombros. No estaba herido, pero sí aturdido como el demonio. Por un segundo pensó que debía haber otra persona a bordo que en realidad lo había arrojado, pero no, estaban solos. La hembra lo miraba con grandes ojos verdes y secos, sin llorar ni acobardarse como él suponía que lo haría. Se cogió una muñeca en el pecho durante una fracción de segundo antes de adoptar una actitud. Era tan pequeña como cada hembra humana que había visto, pero su postura era diferente. Todas las hembras con las que Sasuke se encontró inclinaban la cabeza o la espalda en un gesto de sumisión, con las manos extendidas. No se quedaban paradas erguidas de esa manera, con la barbilla levantada en abierto desafío, un codo doblado cerca de su costado luciendo un puño, el otro estirado y también con el puño. ¿Pensaba derribarle de nuevo? Una hembra extraña, para sentirse seguro. Sus rasgos estaban llenos de indignación. Una arrogante indignación. Se suponía que debía estar asustada de él. Que se encogería de miedo. Era por su propio bien y haría que Sasuke se sintiera mejor. Él era un gran guerrero después de todo y ella era, bueno, ella era una mujer.

- "Tu nombre, mujer".

- "Sakura la maldita pateadora de culos".

- "Interesante y largo. Supongo que Sakura es lo más creíble. Me tomaste por sorpresa, no volverá a pasar. Deberías tener miedo".

- "Sí, pastelito. Me pondré a ello".

Ella tiró su largo y claro pelo hacia atrás con el puño levantado. Sasuke parpadeó. ¿Pastelito? ¿Una dulce y enclenque golosina? ¿Yo? Su comentario era despreciativo.

- "No me llames pastelito".

La hembra respiraba pesadamente, pero Sasuke olía a un mínimo miedo. Que se sintiera estúpido tumbado de espaldas no había sido una foto perfecta. Sus puños ahora agitaban en el aire frente a ella mientras bailaba un extraño baile de esquivar. La hembra ahora asumía que podía vencerle. Ella se lo pensaría de nuevo. Sasuke llamó a su escudo.

- "Santo cielo" - gritó Sakura y dio un paso atrás.

Así es, hembra humana, ten miedo, pequeña pateadora de culos, soy un pateador de culos más grande.

- "Oh, Dios mío, eres muy feo".

¿Eh?

- "No sólo eres feo, eres H-O-R-R-I-B-L-E. Jodido culo feo, asqueroso malo feo. Mierda fea. Apuesto a que cuando naciste el doctor abofeteó a tu madre".

- "No tenemos doctores, ¿por qué me golpearía algo? El escudo del bebé no lo habría permitido" - respondió Sasuke confundido.

- "Apuesto a que tu madre dijo, 'qué tesoro', y tu padre dijo, 'entiérralo, joder'".

Sasuke gruñó, eso fue algo que entendió, la hembra estaba siendo insultante. ¿Grosería, hacia un guerrero Tonan? No se tolerarían comentarios descarados, insolentes y abiertos, especialmente porque se trataba de su hembra. Sakura, la maldita pateadora de culos, necesitaría un nuevo nombre. La agarró por la garganta y ella chilló aterrorizada cuando la levantó sin esfuerzo sobre los dedos de los pies.

- "Así son las hembras humanas, escóndete de mí, es-con-de-te- "

- "Por el amor de Dios, dame la vuelta. No quiero ver algo tan feo cuando muera, mi última imagen contaminará el cielo"- Sus palabras fueron ligeramente sofocadas pero comprensibles.

- "Exijo que me tengas miedo" - gritó Sasuke y la empujó más alto.

- "Sí, me pondré a ello, pastelito".

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