Sana y Momo fueron amigas con derecho muchos años atrás. Cuando llega la oportunidad de volverse a ver... puede que descubran que nunca salieron de ese sueño adolescente.
You make me feel like I'm livin' a teenage dream, the way you tur...
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Sana se estaba divirtiendo de verdad. La tensión que acumuló durante los últimos días se había disipado, y estaba pasando un buen rato bailando con sus amigos. Se alegraba de verlos a todos juntos luego de tanto tiempo, y de tener una oportunidad de despejarse del trabajo. Además, en más de una ocasión había atrapado la mirada de Momo fija en ella, y sentirse deseada de esa forma luego de muchos meses encendía fuego en su interior y elevaba su emoción.
No había hablado mucho con ella. En realidad, se había pasado gran parte de la noche con Nayeon y Dahyun, bailando como si fueran adolescentes de nuevo. En ese momento, se encontraba pegada a Dahyun, moviéndose con sensualidad, y recibiendo los gritos de ánimo de su amiga a cambio. Sana podía ser sexy sin intentarlo demasiado, y eso era algo que sus amigas sabían y trataban de sacar a la luz, recalcándole siempre que estaba "desperdiciando su potencial".
— Oye, ¿pasó algo con Momo?— la voz de Nayeon (casi gritando) en su oído la sobresaltó.
— No, ¿por?
— Porque lleva hora y media comiéndote con los ojos.
Sana se sonrojó y agradeció que las luces estuvieran apagadas, porque hicieron menos notorio el calor en su rostro.
— Estás imaginando cosas.
— ¿Puedes ser sincera conmigo?
— Lo soy, Nay.
— ¿De verdad no pasó nada entre ustedes en secundaria?
— ¿A qué viene todo esto? —Sana comenzó a ponerse a la defensiva. Nayeon la sujetó por los hombros, y Dahyun observaba la escena con curiosidad.
— Era un tanto obvio que había algo. Aunque como nunca las vi hablarse en el colegio, no sabía si de verdad se gustaban, o solo era mi imaginación.
Dahyun estiró su cuello por sobre el hombro de Sana, y Nayeon rápidamente le dio un golpe en el brazo.
— No seas obvia.
— Momo está mirando— la menor soltó con una sonrisa.
— Tendrá curiosidad sobre lo que hablamos, es todo— contestó Sana—. No nos ha visto en seis años.
— Ya, pero me pidió que le avise cuando llegaras— replicó Dahyun—. Ni siquiera se mostró muy interesada en los demás. Es obvio que te estaba esperando a ti, recién salió de la cocina cuando llegaste.
— Coincidencia. Estaba con su hermana.
Nayeon bufó.
— Sí sabes por qué los chicos dejaron de molestarte el último año, ¿cierto?
— Maduraron, supongo— tres de sus compañeros llevaban meses incomodando a Sana. Ella no lo consideraba tan terrible y detestaba pedir ayuda, pero sus comentarios subidos de tono la hacían sentirse vulnerable y furiosa a la vez, y lo detestaba.
