Capítulo 1

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Narra Max

Quiero que dejes temblando cada parte de mi ser, que se me olvide el cómo me llamo y de mis labios solo salga tu nombre con cada gemido. Quiero que me hagas lagrimear del inmenso placer, quiero que tomes mi mano y la saques de mi cara para contemplar mejor mi rostro al morderme el labio para intentar ocultar mis gemidos.
Quiero que lo hagamos hasta agotar cada pizca de energía y que al otro día nos levantemos tan descansados y al ver la hora quedemos "¡wow! tanto dormimos", sabiendo que nos quitamos todo el estrés por la noche.
Estrés que venimos juntando de semanas, semanas que fueron años al tener separados nuestros cuerpos y que estos sientan el calor del otro, ese calor que nos vuelve uno.

-¿A quien le perteneces?-dice al colocar su mano sobre mí cuello, pero lo único que sale de mí es un gemido.-¿Quién es tu dueño?-dice para agarrarme de las mejillas para luego acercar mí rostro al suyo y rozar nuestros labios formando un rose entre estos.
-A ti y solo a ti-logró decir con el poco aire que me queda al oír esas palabras solo sonríe de tal forma que logra que tenga un escalofrío por todo mí cuerpo.
-Mmmm así que solo mio-toma con más fuerza mí rostro para morder mí labio y hacer que sangre un poco. -Más vale que solo seas MIO, cada parte de ti me pertenece desde el día cero- y por fin junta nuestros labios en un fogoso beso, beso que estaba deseando desde hace rato.

Mientras él me besó con tanto deseo baja una de sus manos a mi pecho lo aprieta y juega a su antojó,de a poco va bajando los besos a mi cuello donde me da una fuerte descarga eléctrica al sentir sus labios sobre este. Luego de jugar un poco con mi pezón lo lleva a su boca y succiona como si de un bebé en busca de leche se tratase.

Él no sabía el inmenso placer que me estaba generando, está mezcla de sensaciones no las había experimentado nunca en mí vida.

En un momento lo mire a los ojos y tenía una mirada de que disfrutaba del placer que me generaba, al darse cuenta que lo miraba me dio una sonrisa, pero de esas que dan escalofríos.

-Mmmm te gusta lo que ves?-dice de una forma que un escalofrío recorrió todo mí cuerpo. -Sabes quiero hacerte sentir aún más placer, puedo?-pregunta en lo que su mano baja a mí intimidad, las palabras no me salían lo único que pude hacer fue asentir con la cabeza. -Buen niño, prometo ser gentil-dicho esto metió su mano bajo mí ropa interior, al momento de sentir su fría mano acariciando un gran escalofrío recorrió por mí cuerpo generando un gemido de mí parte.
-Ahh~-al gemir por pena cubrí mí boca con mis manos.
-Oh~ mmm no no no quien te dio permiso de callarte?-dicho esto tomo mí mano y la puso sobre mí cabeza. -Me gusta oírte, tus gemidos son una melodía para mis oídos- luego siguió acariciando y de una sola estocada metió el primer dedo, por la sorpresa no pude evitar soltar un gran gemido. -Mm~ así me gusta~-dijo para seguir con los movimientos y acercar su boca a mí oído, al hacer eso pude sentir su caliente respiración.

Sus movimientos seguían y el placer era tanto que no me di cuenta en el momento donde metió dos dedos más. El no lo sabía pero estaba a nada de llegar al punto de éxtasis, pero decidí respirar hondo y aguantar las ganas, me da miedo mojar la cama.

El al darse cuenta de que estaba tratando de mantener la tranquilidad decidió dar movimientos más rápidos y aún así yo no iba a dejarme llegar. Después de un tiempo bajo lentamente hasta besar mi parte íntima, al sentir la caliente respiración me estremezco y arqueo mí espalda, luego pasa su caliente lengua por mí clítoris y empieza a succionar dicho botoncito.

Ahora sí puedo decir que en cualquier momento explotaba, estaba estimulando mí punto débil, mí punto g. No puedo explicar con palabras la sensación placentera que me estaba generando, luego bajó su lengua y la introduzco en mí vagina, esa fue la última gota que derramó el vaso. Apenas la movió no pude evitar soltarme, me deje llevar todo apenado cubrí mí rostro ya que en vez de alejarse comenzó a tomar del líquido que solté.

-N-no lo hagas-apenas podía decir palabras, con la respiración agitada le costaba hablar.
-Mmmm~ que dices, tu dulce néctar me encanta~-dijo para seguir con su trabajo.

Luego tomó mí pierna derecha y la subió a su hombro haciendo que nuestras vaginas se junten y comienza a dar leves movimientos logrando sacarme pequeños gemidos, y ni hablar de sus gemidos masculinos. De un momento a otro me tomó de las mejillas y me dio una cachetada de golpe, solté un gemido de sorpresa a lo que él volvió a hacerlo y luego me beso, un beso de lengua que te deja con ganas de más. Al separarnos del beso nos unió un hilo de saliva, en eso toma mis mejillas y acerca su boca a la mía para escupirme de su saliva, la cual trago gustosamente.

Así seguimos hasta que ambos nos corrimos, el todo cansado se dejó caer sobre mí a lo que yo lo abrazaba y arañaba su espalda. Nos estaba costando recuperar la respiración, luego el se acostó a mí lado y me abrazó para que pueda poner mí cabeza sobre su pecho, al ver que al instante me quedé dormido nos tapo con una fina sábana y se durmió al instante.

Tu solo eres mío ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora