Capítulo 54

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Tras pasar por varias pruebas en el médico, me reconocieron que tenía un problema en la sangre que hacía que, a partir de la sexta semana, la sangre no podía llegar al bebé, por eso se le para el corazón. Buscamos varias soluciones hasta que dimos con la más segura según los doctores, aunque era la más sacrificada para mí. Me tengo que pinchar todos los días una dosis de heparina en la barriga para que mi sangre se vuelva más líquida. Odio las agujas. Y me tiene que pinchar Álex porque yo no tengo valor para hacerlo. Me da mucho miedo y tengo la barriga llena de moratones ya de tantos pinchazos, uno por día. Además de esto, tengo que tomarme una pastilla que sirve para prevenir una posible hemorragia, que me da arcadas toda la mañana, así que no puedo salir apenas de casa por la mañana porque no puedo ni mantenerme en pie. Por tanto ya sabéis que, aunque hay personas que dicen que no se han enterado de su embarazo, no es mi caso. Tengo molestias todo el día.

Médico. 6 semanas. Revisión. Nervios. Miedo. Insomnio. Tensión. Todo eso en un mismo momento, cuando tuve que sentarme en la camilla para que comenzara la revisión. En cuanto me tumbé agarré la mano de Álex, miré al médico con el ceño fruncido, él me miró y me lanzó una leve sonrisa mientras me dio una leve caricia en el brazo. Sabía que fuera estaba nuestra familia y amigos esperando, y eso me hacía estar más nerviosa aun. Si pasaba algo sé que querría estar sola. Y no pensar nada más. Cuando empezó a ponerme el gel en la barriga cerré los ojos y los apreté, al igual que la mano de Álex. Noté como Álex me acariciaba el pelo con la otra mano y eso me tranquilizaba un poco. De repente algo frío, más frío que el gel. Ya había empezado a buscar el latido. No respiraba, no podía respirar. Los segundos siguientes que pasaron se me hicieron eternos, quería pero no quería escuchar las palabras del médico.

Dr: Ariadna

Yo: ¿Sí?- dije apretando aun más los ojos

Dr: Abre los ojos. Quieres ver a tu hijo no?- expulsé todo el aire de golpe, tanto que tuve que inspirar rápidamente para que no me diera un chungo ahí mismo. Abrí los ojos y los tenía llorosos, y vi que Álex igual. Miré la pantalla y el médico señaló un puntito muy pequeño. Ese puntito era mi hijo, nuestro hijo.- Está todo perfecto Ari, has pasado la semana crítica así que seguro que de aquí en adelante, el embarazo va a ser un camino de rosas. Ven dentro de dos semanas, ahora te hago la cita, para seguir controlando todo. Recuerda, sigue con la heparina y las pastillas y, a medida que vayas ganando peso, te iré subiendo la dosis.

Álex: Qué peso sería el indicado?

Dr: Con su altura y peso debería ganar unos 12 kilos, pero los niños que vienen al mundo gracias a la heparina, vienen grandecitos así que seguramente algo más.

Yo: 12 kilos?? Madre mía

Dr: No deberías poner menos, es lo aconsejable

Yo: Puedo comer lo que quiera?- se me puso una gran sonrisa en la cara y ambos empezaron a reír

Dr: Lo que te apetezca, lo único es que el pescado tendrá que ser descongelado antes de comerlo. Es la única restricción, y si puedes evitar comer pescado fuera de casa, mejor. Que no sabes qué pueden echarle

Yo: Perfecto, haré lo que haga falta- me limpió el gel, me bajé la camiseta y fuimos a su mesa para que nos diera la próxima cita. Álex cogió mi mano y salimos de la consulta, y allí estaban todos, que al vernos con un papel en la mano, y a Álex y a mí con una sonrisa, no dudaron en venir a abrazarnos y felicitarnos.

Querido Pistolas (Álex Márquez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora