Arrepentimiento

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Después de todo lo que hice para buscar a la maldita niña resultó que todo ese tiempo había estado muerta. Me molestaba pensar en que todo había sido en vano, especialmente porque ella estaba destrozada.

Me culpaba a mí mismo por no encontrarla antes y además de todo la idiota de Lori vino a decirme egoísta por no querer ir a buscar a su querido esposo. Estaba muy molesto y no quería a nadie cerca, Carol vino a hablar conmigo y la heche a los gritos a pesar de que ella no tenía la culpa de nada. Ví a Nina acercarse y suspiré, no quería que viniera, sabía que aún no iba a controlar mis palabras.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté sin mirarla mientras acomodaba mis flechas.

—Vine a verte ¿No es obvio?

—Pues yo no quiero verte, largo. —dije yo.

—Wow ¿Qué pasó? Míster rudo.

—No empieces mujer.

—Cálmate, solo quiero saber porqué te alejaste de todos de la nada.

—Porque no quiero verlos e incluso así vienen hasta aquí a molestar. —dije ya bastante enojado, era en serio que no quería ver a nadie.

—Venimos porque nos importas y no queremos que te alejes, entiendo que seguramente estás frustrado por lo que pasó con Soph... —me levanté molesto, no quería escuchar eso ahora.

—¡No me vengas a hablar de esa mierda!

—Oye, no me grites. —dijo confundida.

—Voy a gritar todo lo que quiera y ¿Sabes por qué? Porque arriesgue mi jodido pellejo buscando a la niña para que al final ¡Estuviera muerta en ese granero! —estaba cansado, nervioso y muy estresado.
—Esa niña no era mi maldita responsabilidad, pero me arriesgué solamente porque ¡Tú la querías! Y a ti jamás te importó una mierda.

—¡¿Cómo te atreves a decirme eso a mí?! Tú me viste todo el tiempo, me viste buscarla, ¡Me viste llorar por ella maldición! —dijo ella que al parecer ya estaba sobrepasada también.

—Pues no la buscaste lo suficiente, —dije sin pensar.
—a este grupo jamás le importa nada porque Rick solo le hace caso a Shane aún sabiendo que es un imbécil.

—Rick no le hace caso, nadie le hace caso a Shane.

—Pues vete con ellos, yo no quiero saber nada de ti, ni de nadie.

—¿Sabes qué? Bien ¿Quién putas necesitaría a alguien como tú? —eso me había dolido, y me había dolido mucho, así que fue cuando me di cuenta de que había sido un verdadero imbécil.

—Pues no decías lo mismo cuando me pedías como una niña que te enseñara a manejar una moto.

—Voy a aprender a hacerlo sola, ya verás. —se apuró para irse y suspiré cuando estuvo suficientemente lejos.

Me dejé caer sobre la raíz que usaba de asiento y volví a agarrar la flecha que estaba haciendo. La miré por un momento antes de soltar todo lo que tenía en las manos para pasarlas por mi cara.

—Mierda. —susurré.

Sabía que me había comportado como un idiota pero ya era tarde y al menos así nadie me molestaría.

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Pasaron los días y lo único que hacía era ver a Nina desde lejos, se sentía como los primeros días, antes de que ella me hablara, pero de alguna forma ahora era diferente.

Me molestaba verla hablar con tanto entusiasmo con Rick pero ni siquiera sabía por qué. Siempre sonreía inconscientemente cuando la veía molestar a Shane o ganarle en sus discusiones. La veía paseando con Erica en brazos mientras le hablaba como si fuera verdaderamente su hija. En esos momentos se veía más radiante que nunca, como si estuviera hecha para criar a esa niña.

Cada noche antes de dormir me aseguraba de que no hubiera nadie y me escabullia a la habitación de la bebé para verla. De alguna forma empezaba a encariñarme con ella más de lo que me gustaba aceptar. Esa noche fui y aún estaba despierta así que estiró sus bracitos hacia mí en cuanto me vió.

—Ey, —susurré.
—¿Qué tal?

La levanté de la cuna y la sostuve frente a mi cara, ella empezó a reír. Me senté en el sofá y la senté en una de mis piernas, tenía que sostenerla todo el tiempo pero se quedaba quieta y me miraba con esos grandes ojos azules.

—¿Qué debería hacer? —le pregunté como si me entendiera.
—Fui un tonto ¿Debería intentar pedirle disculpas? Pero quizás ella no quiere ni verme... Me da miedo hablarle y que ella siga molesta conmigo ¿Crees que es buena idea disculparme?

Ella me miraba confundida hasta que sonrió.

—Pá... Papi. —dijo feliz.

La miré sorprendido. Jamás imaginé escuchar esas palabras dirigidas a mí. Ella solo siguió riendo y una sonrisa involuntaria creció en mi cara.

—Supongo que ahora eres mi hija. —dije aún sin creerlo. La levanté una vez más para que quedara a la altura de mi cara.
—Di "Papá" una vez más, vamos. No me acostumbraré si no lo dices seguido.

—¡Papá! —dijo con una sonrisa.
—papá, papá, papá, papá.

—Bien, bien, es suficiente, —le dije levantandome y empezando a caminar.
—tendrás mucho tiempo para seguir diciéndolo en un futuro, pero más te vale decirle mamá a ya sabes quién, no sería justo si soy el único.

La dejé en la cuna y la tape con su manta.

—Buenas noches Erica. —le dije apagando la luz.

Las mujeres últimamente no me dejaban pensar con claridad. O quizás no eran las mujeres, quizás eran solo ellas dos, porque ellas eran especiales, eran demasiado diferentes a todo lo que conocía.

Amor incondicional (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora