A Juliana se le hizo raro recibir una mensaje de su esposa a esa hora, supo era algo importante apenas vio la notificación en pantalla. Se encontraba revisando un informe del área de finanzas de su empresa, pero dejó su trabajo a un lado al leer lo que le mandó y de inmediato la llamó, se levantó de su escritorio y caminó hacia la ventana.
— ¿Valen? — Dijo al no escuchar un saludo cuando le contestaron.
— Amor. — La voz de Valentina le temblaba un poco, era muy notorio su estado.
— ¿Estás bien? ¿Qué pasó? ¿Necesitas algo?
— Estoy bien, estoy bien. Solo quiero, necesito, hablar contigo. — La periodista dijo rápido para no preocuparla más de lo necesario. Sus ojos estaban humedecidos aunque las lágrimas no caían, tenía ganas de llorar más de rabia que algo más.
— Bueno, no estoy exactamente bien, pero digamos que estoy a salvo. Solo, acabo de tener una conversación horrible con mi jefe, ni siquiera se si se le puede llamar conversación a tener que escucharlo decirme cosas de un total imbécil y darme órdenes sin nada de respeto. Y es precisamente el que conocía a mi papá Juli, una vez fuimos de vacaciones las dos familias, se siente horrible.
— ¿El que le caía mal a tu papá o el que le caía bien?
— Mal, le caía mal. Hasta me acuerdo que trataba feo a sus hijas. Pero, no se, me hace quedar mal frente a todos diciéndome que me va a respetar porque soy la hija de mi papá. Y es pura manipulación, la verdad que es completamente lo contrario. Pero, me dijo, esta vez se atrevió a decirme que trate de actuar como si tuviera marido. Entre muchas otras cosas, como que no escribiera nada raro, ya sabes, ni puedo mencionar que tengo esposa. ¿Lo puedes creer? yo no lo puedo creer, simplemente no lo creo. No puedo creer que no haya forma de quejarme, de hacer algo, es el jefe y es muy poderoso.
— ¿Te dijo qué? Por Dios ¿Qué le pasa? ¿Quién se cree? Valen estoy segura que hay una ley, algo que te proteja de ese tipo de comentarios, es más que solo horrible, es abuso y discriminación directa. Déjame llamar a la abogada. Esto no puede ser — Juliana sonaba ahora incluso más enojada que la propia Valentina.
— Ya, tienes razón. Yo, no se, yo. Ah, no puedo ni hablar bien del coraje. Se adelantó mi decisión. La próxima semana no voy a estar aquí, el viernes paso carta de renuncia. No se si es necesaria la abogada pero gracias, gracias amor.
— ¿Quieres que nos veamos? Solo, acuérdate que lo que sea que te digan, no tienen la razón, son personas que se quieren creer por encima de los demás discriminando absolutamente todo. Ni vale la pena escucharlos.
— Lo se, se que no tengo que escuchar, pero duele, me siento tonta. No puedo verte ahora, me encantaría, pero, no quiero tener más problemas, solo voy a terminar el trabajo de hoy. Te amo, mucho.
— ¿Estás segura, Valen? No te escuchas bien. De pronto si me cuentas todo con detalles te sientes mejor.
— Si, mejor te cuento más tarde. Ya estoy mejor con solo contarte.
— Me rompe escucharte así, si pudiera iba y te defendía diciéndoles unas cuantas cosas.
— A mi me gustaría que vinieras a defenderme. — Valentina soltó una pequeña risa. Se relajó al fin recostándose contra una pared.
— Me imagino todo lo que les podrías decir y sería muy gracioso ver sus caras.
— ¿Ves? sabes que soy capaz. Aunque no serviría de nada. Solo aguanta hasta que puedas irte amor. Ahora respira, toma agua y si necesitas algo, lo que sea, me llamas.
— Va, te llamo si necesito algo o si quiero escuchar tu voz. Por ahora voy a volver para que no sea más raro, llevo mucho aquí. Ten un lindo día, te amo.

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Hasta la muerte
Mystery / ThrillerJuliana y Valentina, ahora cerca de cumplir cuarenta, viven una vida de casadas, tienen un hija y trabajos que les gustan. Aunque nada es perfecto, las cosas terminarán de fracturarse después de un ataque. Valentina muere pero tendrá una nueva oport...