Blanco y Dorado

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El lugar era frío y oscuro. La única luz era proporcionada gracias a velas colocadas en la mesa de madera. La cera de la vela, consumida ya hasta la mitad, gracias a reuniones anteriores, se escurría por la mesa dejando pequeñas montañas blancas. El Omega de vez en cuando pasaba sus manitas sobre la llama de la mecha para calentarlas.

El lugar era húmedo, hecho de tabiques que dejaban filtrar el agua por las paredes viejas. Cuando recién ingresabas un olor a moho y agua estancada llegaba a tu nariz; Era repugnante, sin embargo, los asuntos que ahí se discutían eran lo suficientemente importantes como para que siquiera considerarán quejarse por el hedor.

Sobre la mesa se encontraba extendido un mapa de toda la ciudad de Berlín, también había otro mapa, mucho más sencillo, que sólo marcaba los alcantarillados y túneles subterráneos (hechos y sin terminar) de la ciudad. Con rojo habían marcado con pequeñas equis los puntos estratégicos que utilizarían cuando llegase el momento.

Alarmado, el Omega levantó la vista hacia la puerta del almacén, intentado no hacer ningún ruido ni con su respiración, ni con el agua que se encontraba en el suelo. Prestaba atención a los ruidos de afuera.

Rápidamente sopló a la vela para apagarla y evitar que la luz que emanaba se filtrara al pasillo exterior y delatara el escondite una vez hubo confirmado que realmente había una persona ahí, ya que había escuchado pasos.

Su corazón comenzó a latir demasiado rápido cuando pudo ver la sombra de calzado por debajo de la puerta. Con su mano, lentamente, buscó sobre la mesa la navaja que había robado a su Alfa meses atrás, cuando el movimiento apenas estaba comenzando. Su mente ideaba un plan para poder huir del no identificado.

Mentalmente se reñía ya que debió haber quemado los mapas antes de que el desconocido estuviera tan peligrosamente cerca. Si esos mapas caían en las manos equivocadas podría jurar que un exterminio masivo sucedería y que, para el amanecer del siguiente día, él definitivamente ya no estaría con vida.

El ruido de la puerta metálica lo hizo apretar con fuerza la navaja. El desconocido estaba intentando abrir la puerta. El Omega estaba totalmente dispuesto a atacar e incluso morir protegiendo los mapas, no dejaría que la operación fallara.

Cuando la puerta se abrió, el Omega se abalanzó sin dudarlo sobre el extraño haciendo que la vela que este llevaba en la mano cayera sobre el agua y se apagara la mecha. El Omega logró hacerle un corte en el cuello y un rasguño en la mejilla. Habría sido mucho peor si el extraño no hubiera gritado.

-¡Anthony, Soy yo!, ¡Soy Alexander!
-¿Eh?
-¡Anthony, Soy Alexander!
-Ay, Dios. Lo lamento tanto Alec, Creí... creí que eras un Alfa.

Anthony se alejó de Alexander procurando no caer ni chocar con nada. Anthony pudo ver con un poco de dificultad, cómo el Omega de cabellos pelirrojos se agachaba para buscar entre el agua la vela apagada. Cuando al fin la encontró sacó un encendedor de su bolsillo y prendió la mecha de esta, después prendió la mecha de la vela que se encontraba en la mesa de madera. No tardaron ni cinco minútos para que una pequeña Omega de cabello largo, ondulado y rubio, se adentrará al almacén, cerrando trás de sí la puerta metálica. Era Beatrisa.

Ambos se acercaron a la mesa y la rodearon. Anthony, mucho más aliviado, desenrolló los planos.
Alexander habló.

-Mañana daremos inicio a la operación. Sólo queríamos rectificar el plan una última vez.

-Está bien. Mañana será la ceremonia de Otorgamiento en el centro de la ciudad. Tú, junto con tu equipo,- Dijo señalando a Alexander- te moverás por la alcantarilla B-12- Dijo el Omega albino, señalando dicho lugar en el mapa de alcantarillados- Mientras tanto, Beatrisa- volteó a ver a la Omega quien le devolvió una mirada seria- se moverá por el antiguo túnel de la calle 13. No te preocupes, estará vacío. Lo construyeron durante la guerra de los Alfas, ya nadie la vigila ahora.- Beatrisa frunció el entrecejo y asintió. Tenía una mezcla de nervios y miedo pero esto era necesario.

Viviendo con el Omega ~*~  YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora