Junta de Punición

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- ¡BASTA!- Gritó mientras sus puños golpeaban con demasiada fuerza la mesa de madera. El sonido del golpe y su grito hizo callar a todos los Alfas presentes quienes se encontraban discutiendo en voz alta al mismo tiempo.

Zelinda, quien se había mantenido callada durante la discusión, volteó a ver a su padre con el ceño fruncido. Entrelazó los dedos de sus manos, que se hallaban sobre la mesa, con fuerza, esperando escuchar lo que su padre tuviera que decir.

Dentro del salón de Juntas todo estaba muy tenso. Los Alfas pertenecientes al consejo tenían opiniones muy diferentes sobre lo que debían hacer con Jimin.

El enojo de los Alfas se reflejaba en sus aromas que formaban una fuerte maraña de feromónas, de olor seco y un poco agrio. Con cada respiración el Omega sentía que su garganta y nariz ardían.

Jimin podía sentir cómo poco a poco lo estaban sofocando las feromónas, sin embargo, tan sólo se encontraba quieto en su silla, encorvado sobre sí mismo, con la cabeza a gachas, intentado soportar el dolor en sus costillas y escuchando cada palabra de los Alfas, sin siquiera poder defenderse.

-¡¿Pueden escucharse?!- La voz de su Abuelo era fuerte e imponente. El enojo era más que notorio en ella- ¡En dos horas de junta no han dicho más que barbaries!- Dejó caer sus manos sobre la mesa con fuerza- No somos salvajes ni unos monstruos. Tenemos un lobo pero, ¿qué no acaso también tenemos una parte razonable?

Chanyeol, quien hasta el momento se había mantenido parado dando la espalda a todos los presentes mientras observaba a través del vitral, volteó a ver a su Abuelo.

-Ustedes no pueden venir simplemente a decir lo que podemos y no podemos hacer con Jimin.

-Padre...- dijo Zelinda hacia su padre con un tono autoritario; un signo de advertencia, como diciendo: "no cruces la línea".

-¡Nosotros no somos nadie para decidir por encima de alguien más!- Muy levemente, el gruñido de unos cuantos Alfas comenzaba a formarse en sus pechos. En verdad no les agradaba por dónde se estaba metiendo el señor Park.- ¡Jimin es igual que nosotros y merece tener tantos derechos y respeto como nosotros tenemos!

SUFICIENTE!-Gritó Zelinda con su voz de Mando. Eso y un ruido fuerte causado por el golpe de los puños contra la mesa junto con la mujer levantándose bruscamente de su silla, tirando la misma en el proceso, hicieron callar cualquier palabra que salía de su viejo padre y posiblemente cortara cualquier pensamiento que todos los Alfas ahí presentes estuvieran teniendo.

-Estás...cruzando...la...línea- Gruñó detenidamente la Alfa, con la mandíbula apretada y a punto de que sus colmillos de Alfa sobresalieran en su dentadura.

-No es cruzar ninguna línea. ¡Soy tu padre y estoy aquí porque mi opinión cuenta para tomar una decisión!, ¡Pues bien, esta es mi opinión!. ¡No deberían darle ningún tipo de punición a Jimin!, ¿Qué no lo ven? Él es una persona, justo como nosotros. Piensa, respira, siente. Ni Ustedes ni yo somos quién para decidir qué daño hacerle, porque eso sencillamente es inhumano y cruel, y el hecho de que sea un Omega no quiere decir que podamos hacerle lo que se nos plazca. ¡Él tiene derechos! Y uno de ellos debería ser la libertad.- Un gruñido fuerte resonó por todo el salón.

-!NO TOLERARÉ MÁS ESTA FALTA! TÚ YA NO ERES QUIÉN PARA DECIRME QUÉ HACER Y QUÉ NO HACER- conforme iba hablando más se enojaba la Alfa- ¡NO PUEDES DARME ÓRDENES Y MUCHO MENOS HABLARME ASÍ! ¡SOY SUPERIOR A TI DESDE EL MOMENTO EN EL QUE ME CONVERTÍ EN VICECANCILLER DE ESTE PAÍS Y SI YO ASÍ LO QUISIERA EN ESTE MOMENTO JIMIN SERÍA EJECUTADO EN LA PLAZA CENTRAL Y TÚ NO PODRÍAS HACER NADA!. ¡ME DEBES RESPETO!- Zelinda y su Alfa interior estaban furiosos. La cortina de feromónas dominantes hicieron que los Alfas del consejo se sometieron, sus colmillos sobresalían notoriamente en un signo de amenaza.

Viviendo con el Omega ~*~  YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora