Cap. 6: Super Mercado

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— Muy buena presentación, Haruto. Es un gusto que haya tantos estudiantes extranjeros en este semestre. — habló la profesora mientras el mencionado pasaba a su lugar. — Bien, sigamos con las presentaciones. El siguiente es...

Haruto pasó a tomar asiento, en el penúltimo lugar de aquella fila. Cuando tomó asiento, una chica se cambió de lugar junto a él y lo saludó.

— Hola, me llamo Asa. También soy japonesa. — susurró aquella joven.

— Que gusto no ser el único. Mucho gusto conocerte, soy Haruto.

— ¿Quieres comer algo después? La verdad no conozco a nadie. Me siento avergonzada con todos.

El otro asintió, antes de que ambos tuvieran un llamado de atención para que guardarán silencio.

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— Estoy rentando a dos cuadras de aquí, así que camino a casa. — dijo Asa, dando otro bocado con los palillos. — Creo que tuve suerte.

— También estoy a dos calles de aquí, pero en el edificio azul, cerca del departamento de farmacia. Vivo con alguien más y pago la tercera parte del total de la renta. Lo encontré ayer recientemente. — Sacó su almuerzo, el que Junkyu le había dado, manteniendo el jugo debajo de la mesa para que no lo viera.

— ¿Y también es un estudiante?

— No... Es... La verdad es mayor a mí. Tiene una hija. — respondió el otro. — Es una buena persona... Creo. Es amable.

— Eso es... Woow, creo que no me lo esperaba. ¿No es muy molesto? ¿Su hija no te molesta?

— Es una bebé aún. No creo que haga nada. — respondió dejando su almuerzo sobre la mesa. — Durante la noche nunca la escuché llorar. Creo que es muy tranquila.

— Eso es mejor. Yo tengo una hermana pequeña, a veces es muy escandalosa. — comentó, mostrándole su fondo de pantalla con una foto de su hermana y ella juntas. — Creo que hasta la extraño ahora que no estoy con ella.

— Te entiendo, también extraño a mi hermana. — respondió, mostrando una foto junto a su hermana también. — Aunque ya es más grande. Con suerte me alcanzará en el último año.

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Junkyu volteó nuevamente al sofá. Su pequeña seguía entretenida viendo las caricaturas en la televisión, ni siquiera le ponía atención a sus juguetes.

Sonrió, volviendo su vista a la camisa que planchaba.

— Canny, amor, no te duermas. — llamó desde su lugar. — Iremos de compras.

La pequeña volteó, entendiendo perfectamente a donde iban.

— ¿Quieres ir de compras? — preguntó.

Canny empezó a aplaudir soltando una risilla. Amaba ir de compras, pues también amaba salir a dar paseos.

En ese momento la puerta de abrió y Haruto entró a la casa.

— Buena tarde. — dijo, haciendo una reverencia para Junkyu, y otra para su hija.

Junkyu sonrió un poco. Ese joven era muy educado.

— Buena tarde. — respondió también.

Canny sólo imitó la reverencia, o al menos eso intentó.

— Compermiso, iré a mi cuarto. — dijo con apresuro. Caminando directo a su habitación.

Junkyu no tuvo tiempo de responder, pero tampoco lo intentó, tal vez para Haruto no era fácil vivir con alguien más, mucho menos en un país desconocido y siendo tan joven.

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Haruto entró a su habitación, cerrando la puerta detrás de él con seguro, ¿habrá sido muy grosero?

Se quitó la mochila y la dejó sobre una silla, para después ir a su cama y dejarse caer sobre esta. Se acostó, abrazando su almohada mientras veía en su celular un mensaje de su madre.

"¿Cómo fue en tu primer día? Me hubiera encantado estar ahí para ti. Lo siento, cariño. Te quiero y te extraño."

Sentía como las lágrimas empezaban a brotar de sus ojos.

Nunca pensó que todo esto sería tan difícil. Estar tan lejos de casa y sin si familia lo hacía sentir vulnerable. Se sentía solo y a la vez muy triste.

Y sin esperarlo empezó a llorar. Lloraba intentando no ser escuchado, ahogando su llanto sobre su almohada y con el único deseo de estar otra vez en casa, en Japón, llegar de la escuela y abrazar a su madre, después a su padre y por último a su hermana, sólo para después comer juntos.

Junkyu lo escuchaba llorar desde el pasillo. Había ido a su habitación para avisarle que iría de compras y que si no quería algo, pero no tocó, al escucharlo llorar, ¿le habría ido mal en su primer día?

Regresó su mano contra su pecho y en silencio regresó a la sala. Tal vez no debería de meterse, pero haber escuchado a Haruto así le había recordado a él cuando sus padres lo corrieron de su casa. También se sentía solo en Seúl, sin ser del lugar y sin conocer a nadie. La compañía y el apoyo de Jihoon lo habían hecho sentir mejor, y quería al menos intentar hacer que ese joven se sintiera mejor.

— Bueno... No se va a sentir mejor quedándose aquí solo. — dijo para sí mismo regresando su vista al pasillo nuevamente.

Regresó a la habitación y tocó la puerta, esperando con paciencia a que el japonés quisiera atenderle.

— ¿Si? — llamó sin abrir la puerta. Limpiaba sus lágrimas y aclaraba su voz para no ser descubierto.

— Haruto, perdona que te moleste. Lo que pasa es que ayer me dijiste que no tenías nada de comida y que no conocías la zona. — dijo Junkyu desde afuera. — Entonces se me ocurría que tal vez quisieras venir con Canny y conmigo. Iremos a hacer las compras.

Pero no recibió respuesta.

— Ammm... Si no quieres, puedes encargarme tus cosas y yo puedo traerlas. — agregó. — Si quieres...

— ¿Se irá ahora?

— En un rato.

Haruto finalmente abrió la puerta.

— Me gustaría acompañarlo. También quisiera hacer mis compras. — respondió finalmente. — Y conocer el lugar...

— Fantástico. — dijo Junkyu con una sonrisa. — Iré a cambiar a mi hija y después te llamo.

El mayor hizo una pequeña reverencia y regresó a la sala en busca de su hija.

Haruto regresó a su habitación, mirándose al espejo y arreglando su cabello un poco. Al menos salir lo haría distraer su mente un rato.

"Roomie" - [HaruKyu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora