LÁGRIMAS DE ANHITHERÝ

2 0 0
                                    

¿Alguna vez has escuchado sobre aquel hombre que voló hasta la luna? Su enamoramiento era tan firme, sincero y poderoso que entregó todo lo que tenía a cambio de un par de alas y saltó desde la montaña más alta del mundo y voló hasta lo más alto del cielo rozando las estrellas y todo por pasar un último instante con ella. Claro, que son solo leyendas. No existe tal encantamiento al que los mortales llaman 'Amor.' ¿Acaso crees que el final de ese cuento es real? ¿Crees que el hombre le entregó a la Luna su corazón y ella lo guarda en un interminable jardín de cenizas más allá de la luz del sol? No, cariño. Simplemente el mundo fuera de los libros es diferente; es atroz y repulsivo. Aquella magia del enamoramiento no es más que eso, magia, o una sencilla ilusión que nos creamos para cantar alegorías al mundo mientras sangras.

Y Eliodeth, había sangrado demasiado. Estaba quebrada... no por mucho más.

Eran tierras extranjeras y sagradas. La compañía viajó desde lo más lejos del continente con el único propósito de posar sus pies en los jardines azules bajo la montaña de Anhitherý. Se dice que fue ella misma quien construyó el pico y lo rodeó de enormes escalinatas cubiertas de cascadas y hierbas azules que reflejaban la luz de su diosa La Luna. Por las noches se menciona en antiguos relatos de quienes trataron de subir hasta la cima, veían como las altas hierbas lloraban. Nadie jamás ha llegado hasta la cima. Quizás sí, y no hubo valentía suficiente para narrar lo que encontraron ahí arriba en la montaña mística. Pero es cierto que hay una sola cosa por encontrar y lo único por lo que miles de personas han tratado de llegar hasta ahí y ninguna de ellas lo ha conseguido: una lágrima de la Luna. Objeto tan valioso y poderoso que podría ser usado con fines malévolos o benevolentes en escalas inconmensurables. Pero eso no ha sucedido porque con certeza nadie conoce el secreto de la montaña, nadie jamás ha logrado encontrar la lágrima. ¿Qué importa? Son simples leyendas de gente asustadiza y Eliodeth ya estaba podrida...muerta...sumida en una terrible soledad y todo miedo en ella desapareció. Todo sentimiento se había esfumado «¿Qué más puedo perder, si ya lo he perdido todo?» y en una noche, mientras sus compañeros dormían, ella tomó su espada e inició su trayecto hacía la cima del pico.

Caminó durante horas sobre enormes piedras que figuraban escaleras tan grandes como castillos. Y tuvo que escalar sobre ellos. Después, llegó a un terreno plano y delante de ella había un sendero hecho a la medida de una pequeña persona como ella, quizás fue construido por aquellos que trataron de subir, ya que apenas es la base de la montaña. A los costados del sendero, lloraban las plantas.

Continuó subiendo la montaña hasta el despunte del amanecer y con la primera luz rojiza de la mañana se reveló ante ella aquellos cientos de hombres y mujeres que habían tratado de subir a la cima de la montaña. Al frente descansaban esqueletos que colgaban de los árboles y tapizaban los jardines. A veces suelen olvidar que Anhitherý, ahora diosa del amor, en su momento fue una terrible asesina y diosa de la guerra y la destrucción. Estos hombres se dejaron guiar por la pobre idea de una diosa bondadosa que lloraba por amor y buscaba consuelo como una damisela sollozando en lo alto de una torre de algún castillo de alguna tierra lejana. Dicho error lo pagaron con un precio tan alto como la montaña, y ahora descansan sus cuerpos siendo uno solo con las hierbas y las raíces blancas de los árboles de hojas azules. Un paisaje siniestro, no obstante, Eliodeth perdió todo el miedo en su ser hace mucho tiempo atrás. «Bailé con el mismo diablo y llevé a su hijo en mi vientre.»

II

Eddan despertó durante la noche sintiendo un gran vacío en su interior. Sintió la extrañeza de una ausencia conocida; Eliodeth ya no estaba. Y aquel hombre comenzaba a sentir la desesperación por la necesidad de saber que ella está a salvo... pero cómo estarlo, en algún lugar de esa tenebrosa montaña; ese cementerio que llega hasta el cielo. Naturalmente no dejaría que Eliodeth subiese ella sola y lo sabía. Por eso se escabulló mientras todos dormían, pero ¿Qué pensaba? ¿Escalar hasta el cielo y regresar una noche antes del alba? Ciertamente ella era impulsiva.

"El Mensajero" Antología de Terror y FantasíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora