PRÓLOGO.
﹙verdad o reto﹚°
•Conocí a Futaba en mi último año de primaria, era gracioso porque habíamos estado en el mismo salón, desde que mis padres me cambiaron de escuela y no fue hasta que un malentendido con mi antigua mejor amiga, me acerco a Futaba.
En ese instante nos hicimos inseparables, nos sentábamos juntas en clase, jugábamos en el recreo, íbamos a la casa de la otra, salíamos al parque y frecuentábamos las tiendas locales. Nuestras amigas en común estaban obsesionadas con las relaciones, pero Futaba nunca se inmutó en pláticas tribales sobre chicos, por lo que la primera vez que me interese en uno, nunca me anime a contárselo.
—Los hombres son tontos, son sucios, insoportables y siempre hablan cuando nunca tienen nada que decir —Futaba no era de las chicas que insultaban a los hombres porque sí, realmente tenía muy buenos argumentos al respecto.
—No creo que todos los hombres sean tontos como tú dices, Futaba —contesté tratando de que no satanizará la existencia de los hombres, después de todo estábamos rodeadas de un montón de ellos.
—¡¿Eso crees?! —exclamó mi amiga acercándose peligrosamente a mí—. ¡Entonces dime el nombre de un solo hombre que no sea tonto!
—Mi papá —pronuncié riendo por lo bajo, provocando que Futaba se molestará.
—¡Eso no cuenta! —exclamó tirándose a su cama—. Mi papá tampoco es tonto.
El tema de los hombres nunca fue un tema de conversación entre las dos, de esa forma nos dimos cuenta de que nuestra amistad había sobrevivido por esa misma razón, y planeaba que siguiera de esa manera como diera lugar.
Hasta que entramos a secundaria.
No pasaron muchos meses para que mi mejor amiga Futaba quedará horrorizada con los chicos de secundaria, ruidosos, violentos, insensibles, la clase de hombres que ella más odiaba básicamente, hasta que uno resultó ser diferente del montón.
—¿Estás bien? No sé por qué los niños del otro salón están más insoportables que de costumbre —me dirigí a Futaba, quien estaba recargada en el ventanal del pasillo, mirando a la bola de chicos del salón junto al nuestro.
—No los soporto —pronunció tímidamente, aferrando sus manos alrededor de sus libros—, pero ese chico parece estar más tranquilo que los demás, ¿No te parece?
—¿A quién te refieres? —regrese la mirada a la de los chicos, analizándolos de uno por uno—. ¿Te refieres a Tanaka?
Las mejillas de Futaba se tornaron de un color durazno, apenas perceptible para el ojo humano, pero ahí estaba, pequeña acción que me hizo estremecer, sintiendo toda la emoción recorriendo mi columna vertebral.
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forbidden ↯ ao haru ride
Fiksi PenggemarLo prohibido nos hace cuestionar nuestros propios límites y deseos. ﹙based on the anime ao haru ride﹚ ﹙Kou Mabuchi x oc!fem﹚ ﹙-bxccano©﹚